Hasta 1999 eran las respetadas siglas de Petróleos de Venezuela S.A. Hoy también son las de Plátanos de Venezuela o Patanes de Venezuela S.A. De los 153.000 trabajadores que la empresa tiene en sus filas, 31.000 se dedican a actividades que no tienen relación alguna con el petróleo, incluyendo la siembra de plátanos, sorgo, maíz, la cría de cochinos, la fabricación de adoboncitos y la venta de pollo importado, comprado a contratistas corruptos a groseros sobreprecios.
De esos 153.000 trabajadores cuantos son patanes? No lo sabemos. Todavía debe haber gente trabajadora y honesta en la empresa. Sin embargo, las estadísticas de resultados son tan malas que es forzoso pensar que debe haber mucho reposero en esa nómina. Y lo más grave es que los más ineptos y corruptos parecen estar concentrados en el tope, en la Junta Directiva y la Gerencia. De otra manera la empresa no hubiera perdido 600.000 barriles diarios de producción desde 1998, no hubiera permitido el estancamiento del desarrollo de la faja del Orinoco, no hubiera permitido que un demente, el ya fallecido Hugo Chávez, les prostituyera la empresa convirtiéndola en una empresa “social” que no atiende a su negocio medular, no hubiera permitido que las refinerías explotaran, los oleoductos se rompieran, las gabarras de perforación se hundieran y los pollos se les pudrieran. No hubiera jamás mantenido a un zángano como Pastor Maldonado al costo de $50 millones al año, ni dado contratos fraudulentos a tanto contratista malandro para repartirse con ellos el dinero del pueblo.
Debido a este comportamiento desastroso es mucho el patán que debe haber en esa empresa. La más repulsiva demostración de la patanería la ofreció su entonces presidente, Rafael Ramírez, en 2006, al dar un discurso ante sus gerentes, diciendo que a quien no fuera rojo, rojito lo sacarían de la empresa a carajazos, mientras los patanes de la gerencia aplaudían entusiasmados, verlo en: https://www.youtube.com/watch?v=2I925uJ9U48 . Patanes tienen que ser quienes se visten de rojo escarlata para asistir a mítines de Maduro o a “entrenamiento militar” para rechazar “la invasión estadounidense”, mientras se le rompen los oleoductos y se llenan de petróleo los ríos del oriente o el Lago de Maracaibo. Patanes tienen que ser quienes incorporan en la Contratación Colectiva una clausula accediendo a formar parte de una milicia obrera anti-constitucional y rastrera.
Cuando oigamos hablar de PDVSA tendremos que preguntar a cuál de ellas se refieren: ¿La que produce cada vez menos petróleo y está quebrada? , ¿La que siembra plátanos y cría cochinos? ¿La integrada por gerentes quienes solo piensan en cómo hacerse ricos? ¿La que desfila vestida de rojo para celebrar el aniversario de un golpe traicionero? ¿La que ha bautizado una faja del Orinoco agonizante con el nombre del sátrapa fallecido?
PDVSA ya significa muchas cosas y no solo petróleo, casi todas malas. Los principales culpables han sido Hugo Chávez, Rafael Ramírez, Nicolás Maduro y Eulogio del Pino, asistidos por gerentes ineptos y corruptos disfrazados de diablos de Yare, quienes la prostituyeron en nombre de una fraudulenta “soberanía Petrolera”.