“Hay una lucha pendiente que es la de la libertad de expresión y la tenemos que librar con ferocidad”. Kurt Westergaard
La libertad de expresión, más que un derecho fundamental, es un derecho humano que se encuentra consagrado en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 suscrita por la ONU.
El artículo 19 dice: Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.
Para nadie es un secreto que en Venezuela se coarta la libertad de expresión, partiendo del artículo 19 como premisa. En esta situación de la libertad de expresión en Venezuela se puede marcar un antes y un después del cierre de RCTV en el 2007.
Sin duda alguna el cierre de RCTV creó un despertar en millones de jóvenes, entre los cuales me incluyo, ya que después de este oscuro acontecimiento decidimos involucrarnos de manera activa en la lucha por rescatar las libertades y los derechos de los venezolanos.
El régimen se fue volviendo más soberbio y menos tolerante a las críticas, se valieron del control de los poderes públicos para amenazar y chantajear a los canales de televisión más importantes del país con el fin de cambiar su línea editorial. Utilizaron a Conatel como ente censor para limitar las informaciones que circulan por el espectro radioeléctrico, radio y televisión.
Lo que empezó con RCTV llegó hasta los medios impresos. El régimen inteligentemente apuntó a los medios más populares en el país, obligándolos a cambiar su línea editorial, pero al no poder lograrlo, se valieron del control cambiario para negar divisas e impedir la importación de papel, ahogándolos hasta lograr conseguir la venta de varios medios. Posteriormente monopolizaron la distribución del papel periódico a través del Complejo Editorial Alfredo Maneiro con el único propósito de poner en jaque a todo aquél medio que se atreviese a mantener una postura crítica ante el régimen, olvidando que el verdadero periodismo siempre se hace desde la acera del frente.
Hoy es el diario El Carabobeño uno de los medios que se encuentra en una situación grave con respecto al papel, un diario con una trayectoria de más de 80 años que es referencia del periodismo nacional por su posición objetiva, veraz y equilibrada. Ellos han decidido no ponerse de rodillas y, previendo cualquier situación adversa y anticipando el peor de los escenarios, han optado incluso por abrir espacios en el espectro virtual de la web, lo que indiscutiblemente lo coloca ante un horizonte más infinito de posibilidades para seguir cumpliendo con su apostolado. El papel para informar no se debe cortar, la libertad de expresión es fundamental para que exista un equilibrio en el país, para que exista democracia.
Es deber de nosotros los venezolanos exigir que se respete la libertad de expresión, consagrada en nuestra Constitución en los artículos 57 y 58. Debemos defender estas ventanas que nos permiten informarnos de manera veraz, y también nos permiten expresarnos, hacer denuncias de los problemas que se viven día a día en muchas comunidades, realidades que el régimen quiere silenciar. El problema que enfrenta El Carabobeño no es un problema sólo de quienes trabajan allí, de ellos, de los periodistas, de los editores, o de los dueños del mismo, es un problema que nos afecta a todos los ciudadanos quienes tenemos el derecho a estar informados oportunamente de todo lo que acontece a nuestro alrededor, es un problema que te toca a ti y a mí.
Pueden tener la seguridad de que esta columna estará siempre en pie de lucha y en pro de la defensa a la información veraz, de manera objetiva y sustentada, desenmascarando al régimen que quiere tapar nuestros ojos a los problemas que nos aquejan diariamente, que trata de arrancarnos el futuro coartando derechos fundamentales de toda democracia. Seguiremos exigiendo libertad para los venezolanos. ¡Sin papel, no hay libertad! #YoSoyElCarabobeño
Aarón Rodríguez Moro – @RodriguezAaron