En Venezuela rodaron las “gaviotas”: El mítico Mercedes Benz 300SL hizo historia en nuestro país

En Venezuela rodaron las “gaviotas”: El mítico Mercedes Benz 300SL hizo historia en nuestro país

MB-300SL

En los tiempos actuales, hechos a base de carros chinos y extrañas camionetas, pareciera raro pensar en Venezuela como una potencia automotriz latinoamericana y sin embargo lo fue.  En siglo (y pico) de historia automotriz, en nuestro país se han ensamblado varios modelos extraordinarios y las numerosas marcas automotrices que han hecho presencia local han vendido oficialmente algunos increíbles modelos.  Eso pese a que nuestro mercado numéricamente siempre ha sido pequeño, en consecuencia a nuestra también pequeña población comparada con las de Argentina, Brasil, Colombia, México, EE.UU y Canadá.

 





Por Julián Afonso / @JAL69

 

Un caso tan fantástico como increíble es el del famoso Mercedes Benz 300SL “alas de gaviota”.   Su fabricante lo creó para competencias y fue sobrado ganador de la Carrera Panamericana en 1952.  Entonces el importador de la marca para EE.UU, Max Hoffmann, pidió una versión de calle para sus clientes y puso el dinero necesario para fabricar 1000 carros.   Los alemanes le complacieron y la tuvieron lista para la venta en 1955, fabricando 1450 unidades hasta reemplazarla en 1957 por la versión descapotable.

El 300SL fue un perfecto ejemplo de eso que hoy los coleccionistas llaman “instant classic” y hay numerosas historias asociadas al modelo y sus dueños.  Hoy una unidad en buen estado puede rondar los US$ 300.000, quizá más si hablamos de un vehículo no restaurado y bien conservado, o si pertenece (o pertenecía) a un personaje importante.

Ya en 1955 los venezolanos conocieron de primera mano tan fantástica máquina y la familia Zingg, (por muchos años representante en Venezuela de Mercedes Benz) no dudó en ofrecerla junto a otros modelos de la gama a través de Zingg & Co., empresa que después se rebautizó como Zico, C.A.

El primer pedido venezolano para un 300SL lo colocó el afamado Pancho Pepe Cróquer,  quien pidió una unidad de color plateado, que fue exhibida en sociedad hacia septiembre de 1955, cuando la prensa le bautizó “el bólido de plata”.  Sin embargo el corredor-locutor no pudo disfrutarla pues Zico dio preferencia al Presidente de la República, Marcos Pérez Jiménez.  Luego Cróquer recibió un 300SL blanco (cuyas fotos se pueden ver en el restaurant de su hermana Betty, en El Hatillo) y compitió varias veces con él, antes de fallecer en una carrera en Colombia.

El “bólido de plata” de Pérez Jiménez tuvo un protagonismo destacado, pues ofició como carro madrina en la inauguración del trazado de Los Próceres, en los actos protocolares del I GP de Venezuela, válido para el Campeonato del Mundo de Sport, el 6 de noviembre de 1955.   Ese día Pérez Jiménez tuvo un instructor de lujo… el cinco veces Campeón Mundial, Juan Manuel Fangio.

Otros ilustres propietarios de 300SL en Venezuela fueron el animador Renny Ottolina, quien también lo corrió;  el recordado as maracucho Alí Rachid y el ingeniero de GM Venezolana Chester “Chet” Flint, cuya unidad era de color negro y compitió dentro y fuera del país, a veces compartiéndola con el joven Eduardo Muñoz Sanchez-Monge.  Ambos integraron el grupo de seis venezolanos que formaron la primera delegación que corrió las 12 horas de Sebring en 1955.

De los 1450 “gaviotas” producidos en Alemania, la propia Mercedes Benz estima que se entregaron entre 70 y 90 unidades nuevas en nuestro país.  Una treintena fueron comercializadas directamente por Zico  y las otras fueron importadas de manera particular.

El destino de los “gaviota” en Venezuela fue muy variado.   Algunos fueron adquiridos por coleccionistas extranjeros.    El “bólido de plata” de Pérez Jiménez permaneció en el país y con el tiempo fue repintado en rojo. Pilotos locales de renombre como Marcelo Hernández lo corrieron varias veces.  Coleccionistas como Pedro Betancourt y José Hart mantuvieron por muchos años sus unidades y reconocidos restauradores como Alfredo Bruck o Lorenzo Centeno reconstruyeron algunos.  Otros acabaron en chiveras, como cualquier carro normal y corriente.  Con el tiempo el inventario se ha mermado en forma irremediable y en la actualidad no deben quedar más que tres o cuatro unidades en el país.

Dando por buenas las cifras de Mercedes Benz, es fácil concluir que Venezuela fue de los países que, después de EE.UU, recibieron más “gaviotas” nuevos y eso significa que aquí hubo más 300SL a estrenar que en países con superior tradición automovilística como Italia, Francia e incluso Alemania, donde en la inmediata posguerra había pocas personas capaces de comprar uno.

En la publicidad que Zico hizo al 300SL se incluía la invitación a los locales de la marca en Caracas para admirar el famoso “bólido de plata”, descrito como el gran milagro de la industria automotriz.   Por entonces uno de éstos Mercedes cotizaba en torno a US$ 10.000,  puesto en nuestro país; el equivalente a treinta y cinco mil de los recién revaluados bolívares en tiempos en los que un Ford Thunderbird costaba Bs.25mil y un Ford Fairlane la mitad de eso.  Diez o quince años más tarde, más de un venezolano llegó a ver unidades 300SL ofrecidas a la venta en lotes de carros de ocasión y alguna acabó en una chivera, aunque usted no lo crea.