Corrupción en América Latina impulsa mercado inmobiliario de Miami

Corrupción en América Latina impulsa mercado inmobiliario de Miami

Marcelo Calvo Galindo, ejecutivo de una universidad brasileña que enfrenta cargos por evasión fiscal, pagó $2.7 millones por dos unidades, incluyendo un penthouse, en el St. Tropez en Sunny Isles Beach. PATRICK FARRELL pfarrell@miamiherald.com
Marcelo Calvo Galindo, ejecutivo de una universidad brasileña que enfrenta cargos por evasión fiscal, pagó $2.7 millones por dos unidades, incluyendo un penthouse, en el St. Tropez en Sunny Isles Beach. PATRICK FARRELL [email protected]

 

A fines del 2011, una compañía llamada Isaias 21 Property pagó casi $3 millones — en efectivo — por un condominio de Bal Harbour con vista al mar. Nuevo Herald

Pero no estaba claro quién era el verdadero propietario de la unidad de tres dormitorios en el recién construido St. Regis, un rascacielos ultralujoso que brinda servicio de habitación las 24 horas y servicios de mayordomos privados.





En los archivos públicos, Isaias 21 listaba su oficina central en un bufete legal de Miami Beach y a su gerente como Mateus 5 International Holdings, compañía offshore registrada en las Islas Vírgenes Británicas, paraíso fiscal donde los dueños de compañías no tienen que revelar sus nombres.

Ahí terminaban las pistas… Hasta ahora.

Eso se debe a que el Miami Herald, en asociación con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación(ICIJ), ha obtenido un jugoso botín de archivos confidenciales sacados de un bufete legal panameño notorio por su discreción que se llama Mossack Fonseca.

 Mossack Fonseca se especializa en crear compañías fachada offshore para las personas más ricas y poderosas del mundo.

Los archivos filtrados de esa firma permiten echar un vistazo al interior del celosamente guardado mundo de los bienes raíces de lujo del sur de la Florida y las fuerzas económicas globales que están remodelando el perfil urbano de Miami.

Y las actividades de MF dan prueba de un argumento que por mucho tiempo han expresado analistas y agentes de las autoridades: dinero de personas vinculadas a la delincuencia en el extranjero está ayudando a impulsar los resplandecientes rascacielos de condominios que se están levantando en la costa de la ciudad, y empujando los precios de la vivienda muy por encima de lo que la mayoría de los vecinos locales pueden permitirse.

La filtración de documentos tiene lugar en un momento en que el gobierno de Estados Unidos desata una campaña de medidas enérgicas sin precedentes contra el lavado de dinero en el mercado inmobiliario de lujo de Miami.

Sepultado en los más de 11 millones de documentos está un registro que revela al verdadero propietario de Mateus 5: Paulo Octávio Alves Pereira, urbanizador y político brasileño encausado por corrupción y soborno en su país natal.

Un análisis hecho por el Miami Herald de los documentos, nunca visto antes, encontró que 19 extranjeros habían creado compañías offshore y estaban comprando bienes raíces en Miami. Ocho de ellos han sido acusados de soborno, corrupción, malversación, evasión de impuestos u otros delitos en sus países de origen.

Eso es apenas una gota en el océano del mercado inmobiliario de lujo de Miami. Pero Mossack Fonseca es una de muchas firmas que establecen compañías offshore. Y expertos afirman que la falta de control de las transacciones inmobiliarias en efectivo ha hecho de Miami un imán para el dinero de procedencia cuestionable.

“La gente que quiere lavar dinero sucio siempre va a tratar de penetrar el sistema en su punto más débil”, dijo Joe Kilmer, ex agente especial de la Administración para el Control de Drogas (DEA). “Hay muchos bienes raíces comprándose y vendiéndose en el sur de la Florida. Es fácil esconderse a simple vista”.

Un ejemplo es Octávio, hijo de un dentista, que hizo una fortuna construyendo centros comerciales y hoteles en Brasil y casándose con la nieta de un ex presidente brasileño antes de lanzar su propia carrera política.

A fines del 2010, Octávio fungía como vicegobernador del estado capital de Brasilia cuando la policía federal filmó a su jefe, el gobernador, aceptando un grueso fajo de billetes. La fiscalía dijo que se trataba de un soborno. Otros videos captaron a asociados suyos llenando sus bolsillos, maletas y hasta sus medias con dinero en efectivo.

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