El paraíso turístico que sería Colombia si se logra la paz

La industria del turismo sería una de las más beneficiadas con la firma de la paz entre el Gobierno y las guerrillas. Lo dicen desde el presidente Juan Manuel Santos hasta la Organización Mundial del Turismo (OMT). Y lo repiten con esperanza los gremios: las agencias de viajes, los hoteleros y los operadores, y también los viajeros.

De hecho, aun sin la firma de un acuerdo con las Farc, el turismo ha venido creciendo de manera considerable. “Se ha incrementado en un 60 por ciento en los últimos cinco años. Y cuando firmemos la paz, se disparará a niveles insospechados”, afirmó el presidente Santos en la instalación de la asamblea anual de la Asociación Colombiana de Viajes y Turismo (Anato), a finales de febrero.

Santos resaltó que, cuando Colombia salga de la lista de naciones en conflicto, serán muchísimos más los extranjeros que llegarán a disfrutar del país: “Pasamos de ser un destino riesgoso, prohibido para muchos, a uno de ensueño. Y las posibilidades son mucho mayores si terminamos el conflicto”, añadió.
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Caño Cristales, en el Meta, es uno de los destinos donde se desarrolla el proyecto Turismo, paz y convivencia.

Los expertos resaltan que, cuando el país salga de la lista de naciones en conflicto, serán muchísimos más los viajeros extranjeros los que llegaran a disfrutar de la oferta turística y de naturaleza del país; de uno de los países más biodiversos del mundo, con paraísos vírgenes y con múltiples destinos en un mismo lugar. (Vean especial Destinos de la esperanza, paraísos insospechados de Colombia)

Las cifras son contundentes: mientras que en el 2007 recibíamos a dos millones de visitantes extranjeros, el año pasado fueron 4,4 millones, según cifras de Migración Colombia. De hecho, el crecimiento del sector turístico local fue del 6,6 por ciento el año pasado, 2,2 puntos por encima del promedio mundial.

Y el Gobierno calcula que si se a firma la paz, el turismo foráneo se dispararía al cabo de 10 años en un 30 por ciento con el posconflicto, dice la viceministra de Turismo, Sandra Howard. Por eso, añade la funcionaria sanandresana, el turismo se ha convertido en una prioridad.

En ese sentido, desde hace un par de años se viene implementando el proyecto piloto Turismo, Paz y Convivencia en cuatro regiones afectadas por el conflicto que se han convertido en importantes destinos: Caño Cristales (Meta), Ciudad Perdida, en la Sierra Nevada de Santa Marta (Magdalena); en la región Urabá-Darién, entre Chocó y Antioquia, y en el Putumayo.

Y el 12 de marzo, el ministerio de Comercio, Industria y Turismo y el Ministerio para el Posconflicto lanzaron la campaña ‘Seguro te va a encantar’, que busca promover los viajes terrestres hacia destinos a los que antes era difícil llegar a causa del conflicto.

Meta, Santander, Guaviare, Cauca y Nariño son algunos de los departamentos donde se desarrolla esta iniciativa. Vale resalar que el Gobierno Santos ha invertido más de 400.000 millones de pesos en infraestructura y otros proyectos turísticos.

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La región Urabá – Caribe – Darién, entre Antioquia y Boyacá, es dueña de naturaleza virgen y exuberante.

“Confío en que la paz en Colombia tendrá un efecto muy positivo en el turismo. Este, en particular el nacional, puede desempeñar un rol significativo en este proceso, promoviendo la unión del país”, afirmó en septiembre el secretario general de la OMT, el jordano Taleb Rifai, a propósito de la última asamblea general de la organización, que se celebró en Medellín.

La industria del turismo

Paula Cortés, presidenta de la Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo (Anato), considera que la firma de la paz impactaría positivamente en la generación de empleo, en más oportunidades para el ciudadano, más opciones para el turista y los empresarios del turismo.

“Sin conflicto, un país como el nuestro no tendría límites”, afirma Cortés, quien subraya que el turismo desplazó al carbón como generador de divisas y constituye ya el segundo renglón en este campo, después del crudo. La meta es llegar a 6.000 millones de dólares (en el 2014 fueron 5.000 millones) y generar 300.000 empleos nuevos para el 2018.

“El turismo es el mejor aliado de la paz. Debemos apoyar a esta industria, que tiene el potencial de generar convivencia y respeto”, dijo por su parte la ministra de Comercio, Industria y Turismo, Cecilia Álvarez Correa, quien invitó a apoyar los proyectos turísticos que se desarrollan en regiones en las cuales el conflicto armado era el principal obstáculo para el desarrollo.

Jean Claude Bessudo, presidente de Aviatur, una de las principales agencias de viajes del país, considera que la paz haría que los turistas extranjeros lleguen de forma masiva. Y también serviría –añade– para que los viajeros que lleguen exclusivamente por negocios (y que tienen gran capacidad adquisitiva) viajen por el país.

“Por razones de seguridad, muchas compañías de seguros no cubren a los turistas que quieren venir a Colombia. Las cosas cambiarían drásticamente si logramos el fin del conflicto”, comenta.

Las luces de la paz que empiezan a vislumbrarse también han hecho que importantes aerolíneas escojan a Colombia como destino. Es el caso de Air Europa y Turkish Airlines, que aterrizarán en mayo.

“Colombia se está exponiendo al mundo, y ahora, con la posible firma de la paz, va a ser un destino turístico maravilloso no solo para los españoles sino para los europeos”, afirmó Alberto Cladera, gerente en Colombia de Air Europa. A la llegada de esta aerolínea se suma el ingreso al país de Turkish Airlnes, a partir de mayo.

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Los estoraques de la Playa de Belén, en Norte de Santander, sorprenden con sus milenarias formaciones de piedra.

Hoteleros esperanzados

Gustavo Toro, presidente de la Asociación Hotelera y Turística de Colombia (Cotelco), afirmó que en el sector hotelero hay gran expectativa frente a la posibilidad de la firma de la paz con las guerrillas.

“Por eso acompañamos el proceso y esperamos que llegue a un feliz término”, señaló el dirigente gremial, y explicó que la paz vendría a complementar el buen momento por el que ha pasado el sector en los últimos años.

Toro recordó que desde el 2003 se han invertido 5 billones de pesos en hoteles nuevos y remodelados; se han construido 35.000 nuevas habitaciones y se han remodelado otras 24.000.

Para los próximos dos años, añadió Toro, se han identificado 50 proyectos nuevos hoteleros en todo el país; solo en Medellín hay 21 nuevos proyectos, y en el Valle del Cauca, otro 20.

Con la firma de la paz, añade Toro, se espera que la ocupación hotelera en el país –actualmente en el 55 por ciento- llegue a ocupaciones del 75 por ciento. También se espera que se fortalezca el empleo –actualmente la industria hotelera genera cerca de 170.000 empleos en todo el país- y que se dinamice el sector en regiones apartadas.

Toro destacó los esfuerzos del Gobierno en mejorar las condiciones de los aeropuertos –el Gobierno ha invertido 2,2 billones de pesos- y en el mejoramiento de las carreteras. Sin embargo, insiste en que es necesario reparar las vías rurales o terciarias, actualmente muchas en muy mal estado, que es por donde se accede a muchos de los lugares más interesantes del país para los turistas.

Entre los retos de la industria, de cara a la paz, Toro señala la necesidad de mejorar en servicio al cliente, en bilingüismo, desarrollo tecnológico e innovación.

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Las playas de Nuquí, en el Chocó, son vírgenes y solitarias.

Un país bello y virgen

El español Paco Nadal, uno de los periodistas de viajes más importantes del momento en el mundo, cree en el inmenso potencial del turismo que tiene Colombia.

“Es un país muy variado, diverso, con gente muy amable. Y tiene una ventaja: por haber estado cerrado tanto tiempo al turismo, por el conflicto armado, ahora puede ofrecer un país casi virgen, con destinos auténticos; es decir, no tiene que inventar nada para los turistas, pues sus atractivos naturales y turísticos son de verdad”, le dijo a EL TIEMPO.

El reconocido periodista y viajero destacó que Colombia “no es un destino lleno de monumentos, sino que ofrece experiencias de verdad y permite convivir con los locales, con los pueblos; que puedas visitar una hacienda cafetera y dormir allí y al día siguiente compartir con los recolectores, que son gente que hace su trabajo de verdad y no una persona disfrazada para que los turistas se tomen la foto”.

JOSÉ ALBERTO MOJICA PATIÑO
Redactor de EL TIEMPO