“El socialismo funciona: Es imposible producir en Venezuela” por @morandavid

“El socialismo funciona: Es imposible producir en Venezuela” por @morandavid

CienBolivares

 

Hace unos días, el vicepresidente para el Área Económica “Productiva”, Miguel Pérez Abad instó a los empresarios nacionales a “romper con el cochino”, porque ” Venezuela es un país bueno y seguro para invertir”. ¿Bueno? ¿seguro? me pregunté.





Y tomé un billete de cien bolívares, el de más alta denominación en Venezuela. La moneda es el primer activo privado del pueblo. Con ellos le pagan sus salarios y con ellos compran sus bienes y servicios. El billete lleva una inscripción que dice “Pagaderos el portador en las oficinas del Banco“, que es el Banco Central de Venezuela, institución que los emite. ¿Y que le pagan? su contravalor en lo que respalda al bolívar: Divisas y oro. Eso es cuando la moneda tiene libre convertibilidad, que no es nuestro caso. Tenemos 13 años de control de cambios, es decir que esa frase de su “salario” quedó eliminada (aunque la sigan imprimiendo en los billetes). El bolívar solo vale en Venezuela. En ningún otro lugar.

Supongamos que aún así usted decide producir, porque cree que el “socialismo del siglo XXI” es chévere.

Si no tiene divisas en alguna cuenta afuera, olvídese. No podrá comprar nada en el exterior (máquinas, tecnología, inventarios) porque el gobierno no le venderá divisas.

Tenga en cuenta si consigue los equipos acá, por ejemplo, los que alguna empresa extranjera dejó al abandonar sus operaciones en el país, los precios de los productos que usted irá a producir, por ejemplo cepillos de dientes, estarán regulados y supervisados por el gobierno y no por la aceptación o rechazo de la gente. Que las máquienas inyectadoras y moldes las compró en bolívares en un remate.

Pero usted sigue decidido, y logra que una empresa estatal productora de resinas termoplásticas le venda para producir, otra privada que le venda pigmentos y otra los hilos de poliéster. Y que usted además logra obtener todos los permisos necesarios para la operación. Y además un galpón viejo, porque nuevos no se construyen por falta de materiales.

Supongamos que usted logra además equiparlo: Consiguió las luminarias y los bombillos, las acometidas eléctricas, los tableros de control, los hierros para las rejas, los ventiladores para los trabajadores, las piezas sanitarias para los baños, muebles, lockers para la ropa de los obreros, jabón para su higiene, papel tualé, computadoras e impresoras para el control administrativo, empaques para los cepillos, montacargas, camiones para el transporte y distribución. Todo pagado en bolívares, a un banco estatal que le prestó el dinero al 26% anual a 6 años.

Que logró contratar a 16 obreros y 4 empleados administrativos, aún a sabiendas que tendrán inamovilidad laboral aunque trabajen mal. Que ya el Seniat lo calificó como “contibuyente especial” y que por lo tanto financiará el IVA hasta que anualmente pueda hacer las deducciones. Que tendrá que trabajar intensamente en horario reducido porque el personal carece de transporte público confiable.

Que ya han pasado 4 meses y que sus costos se han incrementado en 206% pero usted, todavía sin producir el primer cepillo, confía en que el camarada revolucionario analizará su caso, entre millares, para ajustarle el “precio justo” para que usted obtenga el 30% de beneficio permitido. Que a esta altura, el personal le pide el primer aumento porque la “cosa” está dura y no alcanza.

Pero usted, hombre nuevo, camarada y revolucionario, sigue empeñado, aún cuando la mujer, sus hermanos y cuñados y amigos le dicen que no le prestan más.

Y llegó el momento de romper “el cochinito“, la última caleta de bolívares, para completar el empeño: La casita, empeñándola conseguiría el faltante para el arranque.

Y lo logra. Ocho meses viviendo de los demás, dedicado 100% al proyecto de fabricar cepillos de dientes, sin que lo hubiesen atracado, con la casa empeñada, endeudado con los bancos, pero en bolívares, usted se para frente al tablero del galpón y le dice a los empleados !Estamos listos! y aprieta y botón. Y nada pasa…

Había olvidado un pequeño detalle: En socialismo el agua y la electricidad se las debe proveer usted mismo.