Pedro Castro Guillén: Un país congelado

Pedro Castro Guillén: Un país congelado

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Los signos de la destrucción nacional son cada vez más escandalosos y angustiantes. El FMI pronostica una caída del PIB para este año del 8% y una inflación que puede alcanzar el 700% este año y el 2.200% en el 2017, con lo que la economía venezolana viene acumulando una pérdida de más de un tercio del PIB por habitante desde el 2013. Los indicadores de escasez en algunos rubros fundamentales como lácteos alcanza un nivel de hasta 90% y en medicinas otro tanto sumado a la falta de insumos médicos y equipos. Lo que determina estos resultados es el proceso de devastación de la industria petrolera y con ella la de todo el aparato productivo público y privado junto con la infraestructura nacional de servicios tan esenciales como electricidad, agua y transporte. la corrupción desembozada dejo exangües los recursos públicos, con lo que después de un tsunami de ingresos petroleros de más de un billón (españoles) de billones de dólares de ingreso petroleros estamos con Reservas Internacionales en niveles críticos.

Estos barbaros han creado el círculo vicioso perfecto para el empobrecimiento permanente del país. No hay alimentos ni medicinas, porque no hay divisas, por lo cual no hay importaciones de alimentos y medicinas así como materias primas para la producción nacional, como tampoco hay electricidad ni agua, la caída de la producción en alimentos y medicinas se hace más crítica, lo que se acompaña con el derrumbe del empleo formal e informal, con lo que la pobreza ha remontado en menos de tres años hasta un 73% de los hogares un 76% de las personas y escala hasta un 50% de pobreza extrema.





Venezuela en estos 17 años de socialismo ha perdido todas sus ventajas comparativas, su pujante industria petrolera, PDVSA fue la tercera multinacional del ramo, su modernísima infraestructura eléctrica en un complejo sistema integrado nacional de producción de energía hidroeléctrica y termo generada de bajo costo que permitía la producción competitiva de la industria de Guayana, por sólo mencionar el núcleo fundamental.

La respuesta de la ciudadanía a este proceso de devastación nacional es elevar progresivamente hasta un 92% la protesta y el reclamo para finalización del régimen castrista-chavista-madurista. Esta voluntad se expreso de manera clara e incontrovertible el 6D del 2015, otorgándole una victoria a la MUD para alcanzar los 2/3 de los diputados. La respuesta oficialista ha sido declarar una guerra abierta a la nueva Asamblea Nacional  democrática, negando toda la legislación producida incluida aquellas de claro contenido social, el odio los impulsa a golpear a su propia base social. Esta actitud viene escalando para bloquear toda iniciativa legislativa para el cambio, las propuestas: de Enmienda, Revocatorio, Constituyente, etc.

Pero el agudizamiento de la escasez de comida y medicina ha convertido la situación en desesperada lo que ha causado que el mecanismo revocatorio se haya transformado en el procedimiento expedito para salir del régimen. El CNE, ministerio electoral del régimen ha querido bloquear y dilatar su reactivación, pero la gravísima situación de protestas ciudadanas en todo el país, obligaron al CNE a entregar las planillas necesarias para la recolección de firmas e iniciar el procedimiento de solicitud del Referendo Revocatorio. Lo que significó de manera inmediata un golpe democrático al régimen que anuncia su derrota definitiva, por el volcamiento de la ciudadanía para firmar por el revocatorio, no fue necesario una larga o ardua campaña para obtener el número de firmas necesarias. Se ratificó la voluntad de cambio del venezolano una vez más.

Lo que no significa que todo está solucionado y que el camino del revocatorio está despejado, por el contrario, esta burocracia reposera se afincará en su disposición a no abandonar el poder y nos obligara como siempre a enfrentar una carrera de obstáculos hasta la realización del revocatorio y más allá hasta la salida del régimen. Sólo la unidad de la MUD y la ciudadanía opositora  en la calle presionando por una salida Constitucional, democrática, pacífica y electoral puede conducir a la derrota del socialismo chapucero en el siglo xxi.

En este camino tortuoso hacia la democracia no hay que perder de vista las elecciones a gobernadores de diciembre de este año, que por lo ocurrido esta semana en coincidencia con lo que ya reflejaban algunas encuestas puede resultar en una nueva y contundente victoria con un gran número de gobernaciones en manos de la oposición con lo que se le arrancaría al chavismo el poder regional y nos pondría de manera irreversible y democrática hacia la conquista del objetivo final, que nos es otro que extirpar de la nación el socialismo. Por eso estas elecciones no se pueden aplazar bajo ningún respecto porque es una parte estratégica fundamental para consolidar el camino democrático y la recuperación institucional del país.

Esta kakistocracia gobernante, ladrona y sin escrúpulos, nos quiere congelar en el tiempo, convirtiéndonos en un parque temático de los noventa como lo es Cuba de los sesenta, intenta por todos los medios desenchufarnos de la modernidad y hundirnos en un país fracasado con un estado fallido, delincuente y narcotraficante. Los acontecimientos de esta semana indican que la voluntad de los venezolanos es resistir tales intentos y buscar unidos una salida pronta de esta enervante y crispante situación de pobreza y destrucción nacional.

Pedro Vicente Castro Guillen          @pedrovcastrog