La corrupción, la desidia y la ineptitud en la ejecución de las obras de generación alternativa en el marco de la emergencia eléctrica de 2010 son las causantes del inhumano racionamiento de energía que hoy sufren los venezolanos.
Nota de prensa
Así lo expresó el dirigente unitario Andrés Velásquez, al visitar la Planta de Generación Distribuida ubicada en Tumeremo, la cual es un triste ejemplo de esa realidad. Dicha instalación requiere 35 mil litros diarios de combustible para generar apenas 8.000 Kw, los cuales son insuficientes para la demanda eléctrica de este sector del municipio Sifontes.
La mencionada termoeléctrica de alto consumo de diesel por lo general permanece apagada y prácticamente abandonada, “este es otro ejemplo del desorden, la corrupción y la falta de planificación con la que se manejó el gobierno cuando la emergencia eléctrica, invirtieron millones en plantas inútiles, poco eficientes, que nunca fueron instaladas o que no funcionan porque son obsoletas”, dijo Velásquez.
No hay excusa
Mientras tanto Tumeremo, el municipio Sifontes y todo el estado Bolívar siguen sufriendo apagones constantes, dentro y fuera de los horarios del racionamiento, lo que genera malestar en la población y grandes pérdidas al ya golpeado sector productivo.
“Si estas plantas hubiesen cumplido su objetivo, el embalse de Guri no habría llegado al nivel tan bajo al que llegó, al ser exprimido negligentemente, por eso ratifico que fue la corrupción de este gobierno irresponsable e indolente la que secó Guri, no el fenómeno climático El Niño”.
“Esa es la verdad, no hay excusa para que tengan a todo un país atravesando por una situación como esta, lo que es un motivo más para cambiar al gobierno de Nicolás Maduro y también al de su cómplice en Bolívar, Rangel Gómez, de forma democrática y constitucional porque esto ya no se aguanta”, puntualizó.
Para concluir, Velásquez celebró que las últimas lluvias hayan logrado detener momentáneamente el descenso del lago de Guri, pero advirtió que se necesitan meses de precipitaciones continuas para que este reservorio de agua que alimenta a la principal central hidroeléctrica del país recupere niveles seguros, pues sigue estando en una cota de riesgo operacional al mantenerse alrededor de los 241 metros, lo cual pudo y debió evitarse.
