Esta tragedia humanitaria hay que resolverla por la decisión del voto popular Por @damianprat

Esta tragedia humanitaria hay que resolverla por la decisión del voto popular Por @damianprat

thumbnaildamianprat“Nunca podrás devolver la vida a los niños muertos en los hospitales por no tener medicinas, nunca podrás desanudar de tu pueblo tanto sufrimiento, tanta intimidación, tanta miseria, tanto desasosiego y angustia”.   La dura, pero lamentablemente cierta sentencia, es parte de la carta que el secretario general de la OEA, el uruguayo Luís Almagro (militante de la izquierda y los DDHH de su país de muchos años) le dirigió a Nicolás Maduro  a mediados de Mayo.  No es una cita arbitraria, ni basada en el “me dijeron”, sino a partir de los informes de organismos del sector salud, gremios e investigaciones con recopilación de testimonios de médicos y pacientes en diversos hospitales de toda Venezuela.   Los venezolanos sabemos que es una tragedia humanitaria que estamos viviendo.  Algo mucho mas grave que las carencias o fallas conocidas.  Jamás habíamos vivido un desastre como éste. Todos lo sufrimos al buscar y no encontrar numerosas medicinas, además de conocer testimonios directos de familiares, compañeros de trabajo o vecinos afectados. Dramático lo que viven quienes sufren de enfermedades crónicas y/o dolencias graves como cáncer, diabetes, VIH, infecciones severas.  Los que han perdido hijos (muchos recién nacidos), madres, hermanos porque no ha habido como atenderlos debidamente en los hospitales públicos e incluso en muchas clínicas, por equipos dañados y desaparición de medicinas.  

Mientras escribía éstas líneas, ya con dolor profundo en el corazón de ver tantos casos, conozco de la muerte del niño #OliverSánchez, de tan solo 8 añitos, por el cáncer que no pudo ser atendido debidamente al no encontrar cupo y/o medicamentos en varios hospitales públicos El niño (aquí está la foto) fue uno de varios que manifestaron en la calle en febrero pasado reclamando del gobierno que buscara ayuda humanitaria. No pudieron Oliver ni los otros niños con su protesta conmover a los soberbios que ocupan el gobierno. Lo único que supo hacer aquella mañana la robo-lución deshumanizada fue mandar represión policial.   Solo faltó que el TSJ declarara inconstitucional esa protesta y la prohibiera.

Ese es el resultado de años de ruina y desinversión en la salud pública, combinada con los efectos perversos del muy corrupto “control de cambio”, las enormes deudas acumuladas por años con proveedores de insumos y/o medicamentos del exterior, incluyendo los indispensables para fabricar en el país.  Los “negocios” corruptos de los “enchufados” en la importación de medicinas y los “guisos” con Cuba.  La misma “guerra económica” del gobierno contra la Venezuela industrial, agraria y agroalimentaria que ha destrozado la producción de acero, aluminio, cemento, azúcar, café, harinas de maíz, pollo, carne, leche, productos de higiene y del hogar, con las estatizaciones irresponsables, los ahogos de los corruptos “controles”, el manejo arbitrario y corrupto con las divisas.   Así mismo destrozaron el abastecimiento y producción de medicamentos y de equipos médicos necesarios, sus repuestos e insumos.





Lo mas indignante, lo que hace “hervir la sangre” es la actitud espantosamente  politiquera  -en realidad criminal- de Maduro y su gobierno, quienes después de haber causado el desastre y pese a tantas muertes y sufrimiento, niegan, bloquean y rechazan todas las propuestas de ayuda humanitaria gestionadas a través de organizaciones de ayuda social de la Iglesia, de la Organización Mundial de la Salud y de la Asamblea Nacional.  Las bloquean solo “para no quedar mal”, para no admitir que en Venezuela hay una crisis humanitaria.  Prefieren que siga el sufrimiento antes de admitir la crisis.  Solo les importa su “imagen política”.   Esas ayudas humanitarias permitirían en cuestión de semanas e incluso de días, la llegada de lotes de medicamentos e insumos para solventar la emergencia, salvar vidas, aliviar a cientos de miles de personas, mientras se implementan políticas para rectificar el desastre económico y de producción, cuyos efectos positivos tardarían algo mas; si es que el gobierno inútil, prisionero de sus “ideas” retrógradas, es capaz de rectificar. Bloquean y declaran “inconstitucional”, con su tesejota, la Ley que aprobó la AN para hacer posible esa ayuda humanitaria.   Los inconstitucionales son todos ellos.  Y faltos de humanidad.

 

Hambre y pobreza como nunca antes

“23 millones de venezolanos tienen dificultades para satisfacer sus necesidades a partir del ingreso (…) la pobreza se ha incrementado hasta llegar al 75% de la población y por primera vez la pobreza extrema es mayor que la pobreza no extrema”.   Eso revela la investigación científica conocida como Encuesta sobre Condiciones de Vida en Venezuela (ENCOVI) 2015, realizada conjuntamente por la Universidad Central de Venezuela (UCV), Universidad Simón Bolívar (USB) y Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) ya conocida pero ahora incluida en el Informe Anual de Provea, la prestigiosa y reconocida ONG de Derechos Humanos.  Eso se observa claramente en la Guayana industrial, otrora región de progreso social para decenas de miles de familias de trabajadores del acero, el hierro, la electricidad, el aluminio y toda la cadena económica que ellas generan; hoy en neto proceso de empobrecimiento a causa de la ruina a que el gobierno sometió a las industrias, a la brutal inflación, la pérdida de beneficios sociales y la casi desaparición de las contrataciones colectivas.

Hay hambre.  No es un decir ni una exageración.  Hay hambre como nunca conocimos.  Para millones de familias los ingresos no alcanzan.  Se necesitan 10 o 12 salarios mínimos para que una familia promedio pueda cubrir la compra de sus alimentos y los otros gastos normales de la cesta básica. Olvidándose de extras y comodidades. Tres de cada cuatro familias no tienen esos ingresos.  Eso es pobreza.  Se han vuelto cotidianos los testimonios de amigos, familiares, compañeros de trabajo, vecinos que hacen una sola comida diaria o los adultos sacrifican desayuno o cena para que los niños no pasen tanta hambre. Es terrible, sobre todo en un país que recibió durante mas de una década los mas altos ingresos petroleros jamás imaginados.  Todo despilfarrado.  Buena parte en la corrupción y los “guisos” de la jerarquía roja y sus socios. Ya es mucho mas que la descomunal escasez, causada por años de desastrosas políticas económicas, destructoras de “lo productivo venezolano”, por la incalculable mega corrupción roja con los controles, los “guisos” con la importación de alimentos, el despílfarro irresponsable del mas gigantesco ingreso petrolero.  Esa brutal escasez se combina con la mas alta inflación del planeta tierra y ha desatado una pobreza generalizada. Da vergüenza pero sobre todo causa ira e indignación.   Es una tragedia humanitaria

 

¡A revocar esta tragedia humanitaria y la megacorrupción roja

¿Una medida de paz? La mejor de todas es no seguir obstaculizando la convocatoria al referéndum revocatorio.   ¡Basta!  No mas alcabalas y trabas

del cogollo corrupto rojo y el CNE al RR.   Es una solución pacífica, constitucional, democrática y electoral.  Que sea el pueblo quien decida con sus votos.   Y mientras tanto, no seguir impidiendo la llegada de ayuda humanitaria para la emergencia.  Y mucho menos seguir provocando caos y conflictos políticos, como hace el gobierno, para tratar, mediante la violencia, “justificar” que no se haga el referéndum.   Es la hora en la que mucho chavistas deben decidir con coraje.  No prestarse para la violencia, ni los atropellos.  No mas abusos contra las personas.  No deben olvidar que los mega corruptos ya tienen gordas, muy gordas cuentas en cientos de millones de dólares en paraísos fiscales y en cualquier momento huyen dejando a los que ellos consideran “pendejos” abandonados a su suerte.   Esas cuentas de la corrupción las vamos a luchar para recuperarlas para la patria, pero de momento lo urgente es una solución pacífica, constitucional y en la que sea el pueblo soberano quien decida con votos.   

Público & Confidencial
Damián Prat C
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