No te vayas ahora, por Federico Black

thumbnailfedericoblackLas últimas casi 2 décadas en Venezuela, han sido difíciles, tortuosas, corruptas y de retroceso. Hemos tenido un “gobierno”, que en tiempo al mando solo es superado por la dictadura de Juan Vicente Gómez (contando los intermedios de Victorino Márquez Bustillos y Juan Bautista Pérez) y; en lo personal me niego a pensar que pudiera incluso superarlo en los 27 años que llevó las riendas del país.

El chavismo, llegó al poder en 1998 bajo las reglas de la democracia (luego de intentar tomar el poder con 2 golpes de estado fallidos en 1992) y; con ese sustento de la democracia, fue construyendo su sistema, su Estado a la justa medida de sus intereses, que no eran ni el suyo (quien me lee) ni el mío ¿su meta? Permanecer en el poder la mayor cantidad de tiempo posible.

Sembraron una polarización política sin precedentes en nuestra sociedad. Lograron incluso dividir familias que debatían entre ser chavistas y anti chavistas. Acabaron con miles de empresas que generaban además de bienes y servicios, empleos con los que se sostenían familias enteras, pero por otra parte crearon una nueva casta social que gracias a la corrupción, creció como la espuma de una cerveza mal servida. Esa nueva casta, se le fue conociendo como “Boliburuesía” por aquello del proyecto “bolivariano” utilizando como excusa y chantaje el nombre del Libertador Simón Bolívar para generan una identidad patriota y nacionalista. Unos se empobrecieron y otros se hicieron ricos con las mieles del poder y una corrupción desatada que se llevó miles de millones de dólares sin dejar nada productivo en Venezuela.





Dieron rienda suelta a los delincuentes para que se armaran, organizaran e hicieran de las suyas dominando cada vez más a la sociedad que día a día se encerró en sus casas producto del miedo. Los sistemas de seguridad fueron disminuidos y puestos en franca minusvalía ante la delincuencia organizada y amparada por la propia corrupción y vista gorda del estado.

El país, no solamente no avanzó, sino que ha sufrido un retroceso que nadie jamás imaginó. Hoy en día, mueren venezolanos no solo en manos del hampa sino por hambre en virtud que la comida cada vez escasea más en los anaqueles de los supermercados o peor aún, por no conseguir medicinas para tratamientos médicos e incluso no poder ser atendidos en centros de salud por la misma escasez. Esto, para mi es el peor crimen que el chavismo ha cometido contra nosotros.

Servicios básicos como el agua y la electricidad también brillan por su ausencia. En el Estado Nueva Esparta (desde donde escribo esta columna), en el mejor de los casos el agua llega a los hogares cada 14 días, pero hay comunidades que no reciben una gota del vital líquido desde 2015 y tienen que valerse contratando camiones cisterna que cada vez son menos asequibles por el alto costo, producto de la altísima demanda y la mínima oferta. En otras regiones del país, pasan también largos períodos de horas sin servicio eléctrico, lo cual además de mermar la capacidad de producir de las empresas que aún existen y con gran esfuerzo se mantienen, les causa serios daños a sus equipos que posiblemente no podrán reponer por inexistencia o alto costo; también se pierde mucha comida por problemas de refrigeración y que volverla a comprar es prácticamente imposible por la propia escasez o incapacidad de pagarla.

Ahora bien, todo lo que escribí anteriormente Ud. ya lo sabe, lo padece y es tortuoso que se lo recuerde, pero ello es necesario para llegar al fondo de este texto.

La situación de Venezuela es insostenible por el gobierno, porque además de no tener la voluntad de corregir el rumbo, es incapaz de hacerlo así la tuviera. Ello quiere decir que el cambio está más cerca de lo que imaginamos. Me podrán señalar de soñador y optimista empedernido, pero mi respetado lector, no nos queda de otra que ser así, porque la esperanza es lo último que se pierde y los recientes eventos confirman que Venezuela está cambiando y si no, vuelvan a ver los resultados electorales de diciembre de 2015 donde contra todo pronóstico y con la incredulidad de muchos no solo se logró una victoria sin precedentes y; además de ganar, también se cobró superando una vez más el fatalismo general producto de la desesperanza.

La crisis se sigue agudizando día a día, y ello no podrá traducirse en algo distinto a que el gobierno tendrá que ser otro antes que el año en curso termine, porque la situación es inaguantable y cuando eso pase Venezuela será otra. ¿Por qué? Pues porque después de la destrucción del sistema productivo nacional por parte del gobierno a través de medidas arbitrarias, ilegales y populistas generaron una desconfianza profunda en nuestro sistema, pero una vez tengamos nuevo gobierno, eso va a cambiar.

En Venezuela, está prácticamente todo por hacerse o reconstruirse. Cuando la confianza en el país se recupere, las inversiones lloverán y ahí es donde tanto Ud. como yo, haremos falta. Ya es mucha la gente que se ha ido y posiblemente no volverán porque seguramente les costó mucho establecerse en su nuevo destino como para regresar y volver a empezar. Por eso, es que te pido “no te vayas ahora”, porque serás vital en el proceso de reconstrucción del país, porque necesitaremos no solo capital económico sino humano (las cosas no se hacen solas). Necesitaremos inversionistas, necesitaremos mano trabajadora, también profesionales que proyecten, educadores que vuelvan a educar, obreros que construyan y así, un sinfín de necesidades no solamente económicas sino de índole humana.

Si aún piensa que sigo siendo demasiado optimista, tómese un tiempo de su día y revise qué está pasando en Argentina. Un país que ciertamente no llegó al nivel de destrucción que tiene Venezuela, pero que la desconfianza en el sistema político que tenía, les hacía un lugar en el que nadie ponía un centavo. Hoy, las inversiones extranjeras son cada vez mayores y más serias, permitiendo ir rescatando la economía y con ella a la sociedad, a lo que pregunto ¿por qué acá sería diferente?

Como dijo una vez Teodoro Petkoff “estamos mal, pero vamos bien” y esa frase hoy está más vigente que nunca, no porque las cosas se estén haciendo bien a nivel de gobierno, sino porque justamente lo hacen tan mal, que vemos una luz al final del túnel porque VENEZUELA TIENE QUE CAMBIAR Y VA A CAMBIAR.
Así que por favor, NO TE VAYAS AHORA porque eres necesario e importante en ese proceso de cambio y reconstrucción de nuestro país.

Federico A. Black B.

@federicoblackb