Sentencia de doble moralidad, por José Luis Zambrano Paduay

thumbnailjoseluiszambranopaduayLa nueva determinación de esa nada ecuánime magistratura de las demagogias es dejarnos en claro que labora con las andaduras de la anomalía y la ilegalidad. Cada sentencia dispara a bocajarro contra la capacidad racional y deja una endemoniada sensación de exceso de poder.

Nota de prensa

El Tribunal Supremo de Justicia no pudo tener en esta ocasión otra iniciativa que darnos la aseveración como una trompada en la cara, que existen extranjeros en el privilegiado, diminuto y abusivo mando gubernamental del país. Legalizar la fechoría sigue en su nada reluciente agenda. Pero darle temperatura internacional a semejante dictamen, resulta el impulso agudo de los ofuscados.

Como si redactar leyes o borrar artículos fuera una manera de legalizar el laberinto dictatorial en el cual se encuentra inmersa esta nación por más de década y media, la Sala Constitucional que no respeta ni su propio nombre, vuelve con otro estamento que constituye más una inventiva para un guión cinematográfico de ciencia ficción que un argumento definitivo para espantar las investigaciones sobre los orígenes del mandatario presidencial.





Salir con este contrasentido a la luz de la expectativa nacional, enloda más a un régimen complicado en su abusos. Ahora quienes posean doble nacionalidad pueden ocupar cargos públicos, como si esta venia por extravagancia y capricho, le da posibilidades a un chino, ruso, cubano o colombiano, el tomar las decisiones en puestos neurálgicos del gobierno.

Otorgarle formalidad a una incongruencia no evitará las indagaciones encaminadas sobre la proveniencia de estos personeros y cómo incuban sus desatinos sin mediar en las necesidades del prójimo.
Con este dictamen se quitan la capucha de bandoleros y ponen a pensar hasta al más escéptico de los chavistas. Este es un vivo instrumento para elucubrar sobre lo dicho por tantos especialistas en derecho, expertos en registro de natalidad y escrutadores de lo no convencional, al alertarnos sobre que el actual presidente de la República de Venezuela tiene asentados sus ancestros en el vecino país de Colombia.