En la historia del mundo, especialmente la de América Latina, muchos movimientos políticos que han llegado a dominar sociedades, han sido despojados del poder, bien sea a manos del mismo pueblo que un día les otorgó su confianza o a través de golpes militares, pero siempre en medio del desprestigio popular. Muchas de estas agrupaciones han retornado al poder luego de un tiempo y electos por el mismo pueblo que un día los rechazó.
La diferencia entre partidos políticos, movimientos que han vuelto al poder y los que quedaron relegados al olvido, fue la capacidad de aprender de sus errores y reinventarse para adaptarse a las nuevas realidades. De esa forma tanto el Peronismo argentino, el Partido Socialista de Chile, el Sandinismo nicaragüense y el PRI mexicano han regresado al ejercicio del poder gracias al voto popular.
En Venezuela un movimiento que llegó a ser hegemónico y altamente popular entre los ciudadanos como el chavismo, hoy atraviesa su momento más bajo con Maduro en el poder, la popularidad de los herederos del “Comandante” ha decaído tanto que ya no son capaces de ganar ninguna contienda electoral, razón por la cual rechazan la realización de un referendo revocatorio o cualquier evento comicial.
La lucha del Psuv por aferrarse al poder, se libra en el terreno de instituciones controladas por ellos tales como el TSJ, la Fiscalía y el CNE, por no ser capaces de persuadir al pueblo de votar a su favor. El problema para el chavismo es que mientras mayor tiempo permanezca Maduro en el poder, más daño le hace a la imagen del legado de Hugo Chávez, puesto que le asocia a una economía en ruinas, la incapacidad de los ciudadanos para cubrir sus necesidades básicas, corrupción galopante y una inseguridad que controla las calles.
Desde las bases, hasta la cúpula del PSUV, muchos actores piensan que la salida de Maduro es lo único que puede salvar al chavismo de una debacle que los envíe al baúl de los recuerdos. Algunos se han atrevido a pronunciarse en favor de una transformación que limpie la cara de la tolda roja, como Alcalá Cordones o Rodríguez Torres.
El final de este gobierno deshonroso es una necesidad para la Nación tan golpeada por sus políticas, pero también es menester para la supervivencia política del PSUV mientras antes lo entiendan y se hagan a un lado para reinventarse, mayor será la posibilidad de que lleguen a tener alguna influencia política en la Venezuela del futuro.