Una semana crucial, por José Toro Hardy

Una semana crucial, por José Toro Hardy

thumbnailjosetorohardyVamos a vivir una semana  interesante. Todo el andamiaje que a lo largo de los últimos 17 años ha montado el chavismo está crujiendo por los cuatro costados.

Uno de los aspectos más importantes lo estamos viendo en el ámbito  internacional. La OEA está obligada a enfrentar las alteraciones que atenten contra los DDHH y la democracia representativa.

El gobierno, dándole la espalda a sus compromisos internacionales, considera una injerencia que la OEA procure defender esos valores y se siente libre de hacer lo que le venga en gana dentro del país.





No pudo impedir el chavismo que el Secretario General, Almagro, convocase una reunión este jueves del Consejo Permanente conforme al  Artículo 20 de la Carta Democrática Interamericana que inevitablemente sometería al gobierno a un escrutinio internacional del cual no podría salir bien parado.

La reacción del gobierno fue la de solicitar una reunión previa, el martes, del Consejo Permanente para frenar a Almagro e incluso pedir su renuncia y además negarse a que la OEA escuche a Ramos Allup.   De no lograrlo,  el gobierno recurrirá al TSJ para impedir que el presidente de la AN hable en el seno de la organización, evidenciando así su talante dictatorial. Quieren además que se escuche a Rodríguez Zapatero, Fernández y Torrijos.

En la OEA hay en total 34 votos, De entrada Almagro parece contar con 14 de ellos y el gobierno venezolano con 11.  Hay un especie de número mágico que cada uno de los bandos debe alcanzar para lograr su objetivo: 18 votos.

La última vez que se contaron los votos en la OEA -en marzo de 2014- el gobierno de Venezuela dispuso de 22 votos a su favor, 9 abstenciones y apenas 3 votos en su contra (EEUU, Canadá y Panamá). En esta ocasión pareciera que la tortilla se está volteando.

El desgaste político que viene sufriendo  el régimen es  brutal.Ya no cuenta con el apoyo mayoritario de la OEA y ya nadie oculta que hay problema serios en Venezuela.

Además hay un profundo reacomodo geopolítico en Latinoamérica. Los gobiernos de corte populista van de salida. Ya no están los Kirshner en la Argentina. En Brasil tampoco están ya Lula ni Dilma y en Paraguay hace tiempo sacaron a Fernando Lugo.

Los países del Caribe son quizá el caso más interesante. Muchos dependen del subsidio petrolero de Petrocaribe.  Aun así, ya no prevalece el apoyo monolítico al modelo chavista que solía existir. Son regímenes parlamentarios  que defienden el equilibrio de los poderes. Cabe esperar que al final del día varios podrían inclinarse a favor de las posiciones sustentadas por Almagro.

Los EEUU asume en esta ocasión una actitud tibia. Pareciera que ese gobierno lo que aspira es a que el presidente Obama pueda entregar su mandato con la fiesta en paz y defendiendo su apuesta a favor de la apertura con Cuba.

Aunque todos los países de la OEA defienden el diálogo, muchos no confían en que sea dirigido por Rodríguez Zapatero y UNASUR, pues saben que se trata de una apuesta con dados cargados.

Almagro sigue defendiendo la aplicación de la Carta Democrática, aunque su objetivo, más que sanciones, es buscar soluciones. El informe que va a presentar es devastador y creo que no podrá ser ignorado. Mi opinión es que el Consejo Permanente dispondrá la realización de las gestiones diplomáticas necesarias, incluidos los buenos oficios, para promover la normalización de la institucionalidad democrática.  Insistirá en la realización de un diálogo, incorporando otros expresidentes menos comprometidos con el régimen, también en la liberación de los presos políticos y en la realización, este año, del referendo revocatorio.

Mientras tanto, independientemente del saldo de esta semana crucial, la realidad es que la situación venezolana se deteriora a pasos agigantados. La escasez, la inflación, los disturbios,  el número cada vez mayor de saqueos, la inseguridad rampante y el malestar creciente de la población ya incontenible, hablan de un gobierno que está dejando de serlo.

El país atraviesa por un trance dramático: el paso de una inflación galopante a una hiperinflación. Ya no hay forma de calcular costos y los precios se han divorciado de los salarios, todo ello en medio de una severa escasez donde el mercado negro se impone en medio de un profundo caos.

Además, esta semana ocurrirá la ratificación de las firmas de quienes solicitaron el revocatorio. El gobierno también allí está jugando sucio. Eliminó de entrada 600.000 firmas de la manera más arbitraria y distribuyó las máquinas con la mayor mala fe. Aún así, venciendo todas las dificultades y amenazas, los restantes firmantes acudirán decididos a ratificar su voluntad en favor del revocatorio. Esta es una carrera de obstáculos en la cual no nos amilanaremos.

Al ver todo lo que está ocurriendo, no importa el resultado individual de cada uno de los eventos que hemos analizado, una conclusión salta a la vista: al gobierno se le está escapando el poder como sal y agua entre las manos.

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@josetorohardy