Tarjeta amarilla en la OEA, por José Toro Hardy

Tarjeta amarilla en la OEA, por José Toro Hardy

thumbnailjosetorohardyMuchos se preguntan ¿qué fue lo que realmente ocurrió en la reunión de Consejo Permanente de la OEA? Piensan que no hubo una verdadera conclusión y que todo quedó en pura palabrería diplomática. Vamos a tratar de analizar las verdaderas conclusiones de esa reunión.

Primero: la situación de la economía venezolana fue desnudada y desmenuzada en el informe del secretario general Almagro.

Segundo: Se refirió con detalle Almagro a la situación política y presentó los argumentos que en su criterio señalan que en Venezuela se ha producido una una alteración del orden constitucional que afecta gravemente el orden democrático.





Tercero. El informe de Almagro, aprobado en la OEA, pone en evidencia que el gobierno de Venezuela se está quedando aislado en el continente. La canciller hizo lo imposible por pedir la renuncia de Almagro y además por que se cancelase la convocatoria del Secretario General al Consejo Permanente. Por último procuró que no se aprobara la Agenda de la reunión. No logró nada.

En esa reunión el chavismo perdió por primera vez desde que llegó al poder una votación en la OEA. La última vez que se consideró el caso venezolano fue en el 2014 cuando Panamá le cedió su silla a María Corina para que expusiese la situación de su país. Venezuela se opuso y su solicitud fue sometida a votación por el Consejo Permanente. En aquella ocasión el gobierno venezolano obtuvo el respaldo de 22 naciones en tanto que sólo 3 votaron en contra (EEUU, Canadá y Panamá).

Pero en esta ocasión 20 de los miembros de la OEA votaron en contra de la propuesta de la Canciller venezolana, que obtuvo el respaldo de 12 votos. Hubo 2 abstenciones. Se volteó la tortilla.

¿Qué cambió en la OEA? En primer lugar se produjo una modificación substancial en la posición de varias naciones del Caribe y Centro América. Seducidas por los subsidios petroleros que reciben a través de Petrocaribe, estas naciones votaban masivamente a favor de cualquier propuesta del gobierno de Caracas. Ese voto monolítico se rompió. En esta ocasión Jamaica, Bahamas, Honduras, Guatemala, Belice, Barbados, Surinam y Guyana se le insubordinaron. Trinidad y Santa Lucía optaron por salvar el voto.

México, tradicionalmente neutral, votó esta vez en contra del chavismo y, por supuesto, también EEUU y Canadá.

Pero el tema asume proporciones mucho mayores. Reflejando los vientos de cambio en la región, dos importantes países latinoamericanos cambiaron de bando: Brasil y Argentina.

La canciller Rodríguez se desbordó en insultos contra el injerencismo de la OEA promovido por Washington y se deshizo en alabanzas con respecto a UNASUR.

Pero la canciller no ha comprendido que allí también el juego cambió. Su admirado Samper se quedó guindado de la brocha. Entre los principales miembros de UNASUR están Argentina, donde el presidente Macri ya no respalda las aventuras de los Kirshner; Brasil donde el presidente Temer y su canciller José Serra son decididos adversarios del chavismo; Paraguay que ha liderizado las posiciones contra el Socialismo del Siglo XXI y recuerda las actitudes del entonces canciller Maduro cuando el “impeachment” de Fernando Lugo; Uruguay que votó en la OEA a favor del informe de su ex canciller Almagro; Chile, cuya tradición democrática no le permite apoyar las desviaciones que en materia de separación de poderes y DDHH están ocurriendo en Venezuela; Colombia, que a pesar de darle absoluta prioridad al tema de la paz con la FARC, votó en contra de la propuesta del gobierno venezolano; Perú, cuyo presidente recién electo -Kuczynski- se ubica en la antípoda política del chavismo; y por último Guyana y Surinam que también votaron a favor del informe de Almagro.

De UNASUR sólo Bolivia y Ecuador siguen respaldando las posiciones del gobierno venezolano; es decir, la canciller Rodríguez bien puede empezar a escribir un nuevo libreto para tildar también de adefesio a esa Unión concebida por Chávez y Lula.

Por cierto Samper -el Secretario de UNASUR- intentó convocar una reunión de cancilleres el mismo día que se reunía el Consejo Permanente de la OEA. Los países miembros lo desautorizaron.

Finalmente a Venezuela le queda por ahora el apoyo de 12 miembros de la OEA, vinculados al ALBA: Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Antigua, Dominica, San Cristóbal, San Vicente y Granada; y también de República Dominicana, El Salvador y Haití, casi todos amarrados con un bozal de arepa petrolera.

La conclusión es que al gobierno venezolano le sacaron una tarjeta amarilla en la OEA. El sistema interamericano quedó activado y la Organización está obligada a realizar una apreciación colectiva para tomar decisiones. La lupa quedó puesta sobre el Revocatorio, lo presos políticos, los DDHH, la crisis humanitaria y la alteración del orden democrático.

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