Luis Alberto Buttó: Patria y desfile

Luis Alberto Buttó: Patria y desfile

LuisAlbertoButtoInexacta y desafortunada la sentencia del Libertador señalando que Venezuela nació en un vivac. Calenturienta y atrabiliaria la fantasía de creer que la génesis de un país puede parirse en campamentos militares apresuradamente dispuestos para pasar la noche al descampado.

Venezuela vio la luz en escritorios preñados de libros. El sueño y las coordenadas primigenias de la nación independiente se acunaron en la mente de la élite civil políticamente motivada y activa en los albores del siglo XIX, aquélla que en términos individuales, en mayor o menor medida, estuvo embebida de los postulados revolucionarios de la Ilustración y asumió como referentes dignos de emular las grandes transformaciones políticas ocurridas allende el terruño, convencida como estuvo del agotamiento de la premisa del monarca entronizado por derecho divino. La osadía de cristalizar la república basada en la soberanía popular fue obra de los esclarecidos civiles de la época. Contrarias interpretaciones rayan en lo ladino pues con mira reducida se apalancan en la posterior circunstancia de que el atrevimiento de la libertad hubo de ser defendido con las armas en la mano.

Empeñarse en minimizar la esencia civil del proyecto emancipador y persistir en la maledicencia de arrogarle el carácter fundacional de la patria al jinete ataviado de uniforme, significa repetir la sempiterna argucia ideológica dispuesta para negar la democracia y justificar, cuando no la captura del poder por la fuerza, sí su mantenimiento por la coerción. Cadena de infortunios que los venezolanos de estas horas conocen a cabalidad.





Las ruinas del país advierten la necesidad de repensarlo y, entre otras tareas, el asunto pasa por componer música más amable para celebrar el nacimiento de la patria. A estas alturas de la historia deslucen las notas generadas por el retumbar de las botas de los paracaidistas y el trepidar de las orugas de los tanques de guerra. Cabe preguntar: ¿qué tal si los recursos malgastados en amenazantes y vetustos desfiles militares se destinan a dotar a los hospitales de Factor VII y evitar con ello que mueran niñitos hemofílicos? Los niños son la patria verdadera. No los estandartes castrenses.

Historiador

Universidad Simón Bolívar