Si existía alguna duda sobre la total debilidad del régimen de Maduro, esa quedó despejada el 5 de julio pasado cuando éste corrió a refugiarse en las faldas de la cúpula militar al grito de “hay que fortalecer el poder militar”, para no oír la potencia de las palabras democráticas de Américo Martín.
Después de dos habilitantes, dos decretos de Estado de emergencia, una ristra de Estados de excepción que cubre 23 municipios fronterizos con Colombia y la progresiva militarización del país en tres años, Maduro no tiene ninguna gestión que mostrar. Por el contrario, solo logra exhibir una cadena de fracasos traducida en hambre, inseguridad, incapacidad y corrupción, tan rotunda e inocultable que hasta un personaje tan reptante como Roy Chaderston se permite propinarle un puntapié justo donde termina la espalda al afirmar que “ser chavista no significa ser madurista”.
La gente se ha sacudido la pesada carcaza de la propaganda oficial que difunde un país maravilloso que no existe en ningún lado, se burla de la “guerra económica” que se inventó Maduro para perderla, dejó atrás el miedo y tiene total confianza en el voto del revocatorio como la ruta para el cambio político.
Toca a la MUD la tarea de evidenciar la debilidad de un régimen enjuto, escondido en alardes represivos, en ladridos de perro viejo, en una represión cada vez más desobedecida por los efectivos policiales y militares. Los centenares de mujeres que recientemente derrumbaron la barrera fronteriza de guardias nacionales para ir a Colombia en busca de alimentos no es el único caso en el cual las fuerzas represivas han cedido a la presión popular. Un ejemplo a seguir.
Maduro ya no puede continuar presumiendo de su control sobre las cuatro comadres del CNE ni de los carmacanes del TSJ, a la MUD corresponde ponerle la mano en el pecho para detener los abusos de esos organismos dirigidos a darle oxígeno a un régimen en sus estertores. La MUD tiene en sus manos los mecanismos para hacerlo, no debe seguir prolongando decisiones fundamentales mientras Maduro boquea.