La mediocridad hecha gobierno, por Juan Pablo Guanipa

La mediocridad hecha gobierno, por Juan Pablo Guanipa

thumbnailjuanpabloguanipaTodo lo que está pasando en nuestra Venezuela debe servirnos de reflexión en el presente y hacia el futuro. Tenemos, todos como ciudadanos, la obligación de reflexionar e informarnos al momento de hacer una elección, al momento de ejercer el voto. El voto tiene que ser un acto de responsabilidad personal sustentado en un estudio de candidatos, su hoja de vida, sus realizaciones, su formación, su visión de la sociedad, sus propuestas, el grupo que lo acompaña, etc. Nuestro pueblo ha votado con más pasión que razón y pienso que debemos lograr un equilibrio. No es libre el ciudadano que vota sin la información necesaria para poder realmente elegir.

Si hubiéramos –como sociedad, porque las sociedades se equivocan– tenido las herramientas suficientes, si hubiéramos visto en el pasado el presente que hoy tenemos, no hubiéramos votado como lo hicimos en 1998 y en los años sucesivos. Sólo el origen de la irrupción en política de quienes asumieron la conducción nacional, debió ser un factor de atención y cuidado para los electores. Quienes han gobernado este país se han graduado en el ejercicio de la mediocridad. Han sido liderados por la violencia, el abuso de poder, la visión totalitaria del estado, el resentimiento, la promoción de la confrontación de los distintos sectores sociales, la destrucción del aparato productivo nacional, la apropiación de empresas privadas para acabarlas, la recentralización de competencias y recursos para vaciar de herramientas a las instancias subnacionales del poder, la construcción de excusas y la búsqueda de culpables externos frente a todas las calamidades que desde el mismo poder se han generado.

No existe forma alguna a través de la cual se pueda justificar que el gobierno que más oportunidades, recursos, poder, control, ha tenido en toda nuestra historia republicana; haya cometido este vil despropósito de acabar con la producción nacional, someter a la población a la grave situación de desabastecimiento que no habíamos conocido, mostrar niveles de inseguridad inaceptables y llevar nuestra calidad de vida al subsuelo con unos servicios públicos –especialmente salud, educación, electricidad, agua, transporte público y vialidad, entre otros– que no sirven absolutamente para nada. Simultáneamente, no conocemos un gobierno que haya cometido los gravísimos hechos decorrupción en las dimensiones –estamos hablando de centenares de miles de millones de dólares– que se han visto en estos años.





La mediocridad nos ha gobernado durante estos años. El primitivismo se ha hecho dueño de las instituciones. Este es un país sin reglas. Este país como va es inviable. Tenemos todos, la obligación de enmendar nuestro error y darle un cambio drástico a la conducción de este barco que se llama Venezuela. Aquí quien llegue al gobierno tiene que asumir que es el presidente, no el dueño de esta patria. El presidente recibe un mandato del pueblo que es el mandante, así que debe actuar como empleado y no como amo.

El nuevo gobierno debe estar curado de la mediocridad, debe tener altura de miras, debe unir a todas las fuerzas motrices del país en el diseño y ejecución de un gran plan de reconstrucción nacional, en el que se impulse la iniciativa de los pequeños, medianos y grandes emprendedores, donde la educación y el trabajo sean las verdaderas palancas para lograr el desarrollo nacional, donde se de atención privilegiada a los sectores más vulnerables, con el compromiso, en la medida de las posibilidades, de superar esas vulnerabilidades e insertar a los distintos sectores en la vida social. El nuevo gobierno tiene que trabajar en la construcción de una gran infraestructura para alcanzar la calidad de vida de nuestra gente y para atraer inversiones de diferentes orígenes supranacionales. El nuevo gobierno debe profundizar la descentralización como mecanismo básico para dar poder, competencias y recursos a los estados, municipios y comunidades organizadas. Vamos a vencer la mediocridad y vamos a demostrar que Venezuela cambiará para mejor.