Charito Rojas: De heredero a ahijado

Charito Rojas: De heredero a ahijado

thumbnailcharitorojas“Valor es lo que se necesita para levantarse y hablar; pero también es lo que se requiere para sentarse y escuchar”. Winston Churchill (1874-1965), político británico, Primer Ministro durante la Segunda Guerra Mundial. Mientras invadía Europa, bombardeaba ciudades masacrando vidas y también al patrimonio histórico del Viejo Continente, exterminaba a los judíos en el mayor genocidio de la historia, el Führer alemán Adolf Hitler exclamaba en sus discursos: “¡Yo lo que quiero es la paz!”.

Invitó al Primer Ministro británico Winston Churchill a reeditar unas “conversaciones” que ya el dictador alemán había ensayado al principio de la guerra con el entonces Primer Ministro Chamberlain, quien no había terminado de poner un pie en Londres cuando Hitler bombardeó, fortalecido por el diálogo. “Hice todo lo que pude por evitar esto”, vociferaba mientras destruía los países a su paso. Churchill no cayó en la trampa y se negó a dialogar con Hitler. En la compleja situación venezolana todos los escenarios posibles ofrecen lo que Churchill a los ingleses: sangre, sudor y lágrimas. Ni siquiera la salida más sencilla, como sería la renuncia de Nicolás Maduro, sería incruenta. Lo que se juega el gobierno no es ni siquiera la victoria, sino la vida misma que es su permanencia en el poder. Bajo ningún concepto pueden plantearse “botar” la herencia del finado, que incluye no sólo el discutible bagaje ideológico, sino todo el patrimonio nacional, público y privado, del cual han dispuesto a placer para el engorde de sus bolsillos y el pago de las coimas a quienes les mantienen clavados en el mando.

Una salida del poder implicaría quedar expuestos, sin protección ni inmunidad, a todas las investigaciones y sentencias por corrupción, extorsión, chantaje, enriquecimiento ilícito y demás arbitrariedades cometidas en estos 17 años de seudo revolución. Por eso no están dispuestos a nada que ponga en riesgo al régimen chavista-madurista. Sí, porque aunque ahora haya divisiones internas en el PSUV para deslindarse del desastre actual, lo cierto es que son la misma miasma, creyentes en los principios que han acabado con un país próspero e instalado el hambre, la pobreza y la muerte en Venezuela.





El 83% de los venezolanos está convencido de que debe haber un cambio en la conducción del país, el 64% votaría en contra de Maduro si las elecciones fueran hoy. El 92% dice que la situación es cada vez peor. Todas estas cifras suministradas por encuestadoras, aun las oficialistas, coinciden en que la escasez ha superado la inseguridad como primer problema nacional… en un país donde hay 106 homicidios por cada 100.000 habitantes, así serán de graves los problemas de subsistencia básica. Todos los caminos para lograr un cambio de gobierno hasta el momento se han estrellado contra el muro de los poderes públicos que actúan como un solo frente para impedir salidas pacíficas y constitucionales a la crisis. El TSJ ha emitido 18 sentencias declarando inconstitucionales todas las leyes y decisiones de la Asamblea Nacional que si a ver vamos goza de la legitimidad de haber sido electa por abrumadora mayoría del pueblo el 6 de diciembre mientras que los magistrados están en entredicho por la vía express y políticamente aviesa como fueron nombrados. El descaro es tal que se auto ratifican en una sentencia que, como todas, violenta las competencias de la AN. Las doñas del CNE, entronizadas por el poder supremo del galáctico, sacan condición tras condición, reglamento tras reglamento, excusa tras excusa, para bloquear un proceso revocatorio que saben va a ser un “revolcatorio” de Nicolás Maduro. El diálogo propiciado por tres ex presidentes cuyo pasado amistoso con el finado no inspira confianza, también le complica las cosas a una oposición que ha cerrado filas en torno a la necesidad y el derecho de un revocatorio para este año. Decir no al diálogo es de pueblos incivilizados, es de políticos temperamentales, es un rechazo hacia las formas pacíficas de resolver conflictos, que ha dado resultados en muchos casos.

Aunque la presencia de un mediador divino, como sería el Vaticano, da cierta tranquilidad, eso no implica que los venezolanos confíen en los resultados de un diálogo cuando las condiciones de parte y parte son un choque de trenes. La oposición dice que no negociará el revocatorio en el diálogo, que exige la libertad de los presos políticos y el respeto a la AN. El gobierno dice que no habrá revocatorio si no hay diálogo, lo cual es otra aberración, ya que en ninguna parte de la constitución dice que un revocatorio debe ser precedido por diálogo alguno. Y en verdad es difícil dialogar con un gobierno que le cae a carajazos al país todos los días y después va con su cara muy lavada a pedir que se sienten con él a conversar, luce como una argucia para ganar tiempo y enfriar el revocatorio. Mientras las del CNE siguen puliéndose las uñas y el TSJ sacando sentencias impúdicas como morcillas, Maduro toma caminos verdes para mantenerse como sea. Caminos verde oliva, entregando al Ministro de Defensa no sólo la simple distribución de los alimentos, que ya tenían responsabilidad y culpa en este desabastecimiento, sino puertos, transporte, mando en el gabinete civil. Ver a Padrino en funciones de Jefe de Estado en los actos del 24 de julio en Maracaibo, sí tiene un precio. El precio es la transición, la toma del poder civil por parte de una facción militar, por cierto contraria a Diosdado Cabello, Elías Jaua y Tareck El Aissami. La intervención internacional para la apertura de un indispensable corredor humanitario, la solicitud de la ONU, la Unión Europea y la OEA de realizar un referendo revocatorio como salida pacífica a la crisis es desoída por un gobierno irresponsable que obvia la muerte de venezolanos, la crisis económica exasperante, el dolor de las pérdidas de todo tipo, para enquistarse en la posición de disimular con un diálogo y entregar las riendas a la Fuerza Armada, con tal de mantener al heredero sentado en Miraflores. El revocatorio sería una digna salida, constitucional y democrática. La elección de gobernadores ratificaría qué es lo que quiere el país por gobierno. Inútil insistir en mentiras que solo enfurecen más, para ocultar la terrible verdad de lo que sucede aquí: niños muriendo de desnutrición, madres y neonatos muertos por falta de asistencia, hambre pareja en un pueblo que ya está comiendo basura. La peor calidad de vida que se haya sufrido en Venezuela. Nadie dijo que sería fácil. Muchos tropiezos, una sucesión de cambios impresentables pueden darse. Como lo que estamos viendo, un tinglado de títeres haciendo maromas para no caerse del escenario. Por cierto, Churchill y los aliados le ganaron la guerra a Hitler, quien terminó suicidándose y apareciendo en los anales históricos como un loco genocida.

@charitorojas