“Añoranzas de un pasado no muy lejano”, por José Manuel Rodríguez

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Quizás uno de los problemas mas agudos que sufrimos los venezolanos es nuestra corta memoria. Ante la novedad nos olvidamos rápidamente del pasado no tan reciente pero también del inmediato.

Por @ingjosemanuel





Hago esta reflexión inicial porque aunque pareciera que casi 18 años sean un largo periodo de tiempo, en términos de historia son una fracción mínima de tiempo y diera la impresión de que ya nos olvidamos de como era nuestra forma de vida antes de estos últimos años marcados por la progresiva desgracia nacional.

Somos victimas de la inmediatez. Todo lo queremos resueltos para ayer y caímos en el pernicioso vicio del personalismo. Si, esperamos que venga el gran salvador a resolvernos todos nuestros infortunios.

La gran mayoría de los venezolanos de hoy tenemos conciencia de como era nuestra cotidianidad en lo que ahora se le ha dado por llamar mala y despectivamente “cuarta república”. Si bien es cierto que en estos últimos dieciocho años han nacido muchísimos nuevos venezolanos, pues creo que una grandisima mayoría tenemos conciencia de lo que fueron los últimos años de democracia venezolana.

Vengo de una familia humilde, crecí en la populosa parroquia San Agustín de Caracas, estudie siempre en colegios públicos, salí bachiller del Liceo Andres Bello y me gradué en la Universidad Católica Andres Bello con mi sacrificio y esfuerzo personal, es decir no soy un burgués. Jamas recuerdo a mis padres ni a ningún otro venezolano haciendo colas para comprar alimentos, ni practicado aquella trillada leyenda urbana socialista de que los pobres comían perrarina porque no podían comprar carne. La perrarina era es y sera siempre mas cara que la carne.

Jamas escuche a ningún adulto lamentarse porque no conseguía un medicamento para su hijo enfermo, se iba a la farmacia de la esquina y punto. Las compras diarias se hacían en la bodega del barrio y la carne y el pollo se le compraban al carnicero español de la cuadra, el cual era objeto de las recriminaciones de las clientas cuando se le ocurría aumentarle 0,25 bolívares de la época (un mediecito) al kilo de bistec.

Pero no vayamos muy lejos hace seis años atrás, momento para el cual el actual padecer ya mostraba sus colmillos, aun mi sueldo como profesional ascendía a 6,5 salarios mínimos, hoy solo alcanza a un salario mínimo y poco mas y un kilo de jamón y un cartón de huevos representa una de mis quincenas.

Las culpas que le endilgan a la cuarta república y las comparaciones tremendistas que de ella se hacen por parte de quienes ejercen el poder para escurrir el bulto de las responsabilidades por este despropósito en que vive nuestro país no son mas que un telón rojo desplegado para esconder las tropelías y felonías que se han perpetrado en contra de la nación y su gente y que les dio por bautizar “socialismo del siglo XXI”.

Este gobierno, tuvo la oportunidad de oro de lograr su mayor deseo, el de perpetuarse en el poder pero contando con el beneplácito de los ciudadanos. Durante por lo menos ocho años los ingresos por renta petrolera hubiesen permitido a los “barones del proceso” convertir a Venezuela en la nación mas pujante y desarrollada de la región y unos venezolanos prósperos, felices, bien alimentados y sanos hubiesen concurrido masivamente a las urnas a seguir dándole su voto para que continuasen construyendo una patria de orden y progreso como reza en la bandera de Brasil.

Lejos de eso, estos fueron casi dieciocho años de populismo, de políticas erradas, de oscuros enriquecimientos, de ataques a la producción, de confiscaciones, vejaciones y humillaciones a quienes se atrevieron a vaticinar lo que se avecinaban. Son 18 años en los que Venezuela se ha manejado como un coto personal de unos cuantos, cumpliendo sueños y deseos frustrados, viajes, yates, billete y poder, mientras casi treinta millones de venezolanos tienen que vivir como plebeyos dependientes de una bolsa de alimentos básicos que son repartidos aplicando la mas cruel de las discriminaciones de tipo político.

Hagamos memoria para nosotros y para transmitirle a las futuras generaciones esas añoranzas de como vivíamos y de cuan felices eramos antes de que este proyecto bien planificado y estructurado desde mentes perversas a las que no les duele nuestra nación para exportar su tan enrevesado comunismo desde su isla, comunismo que no es mas que la mas de las eficientes herramientas para vivir del chuleo a otras naciones. Hagamos que nuestros hijos y nietos mantengan viva la esperanza de que siempre vamos a poder vivir mejor.

Ing.,José Manuel Rodríguez
Analista Politico-
@ingjosemanuel