Tuberculosis: Una amenaza de la pobreza

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En la consulta de Tisiología estaba Lenis Gamarra, quien le solicitó a la enfermera que le cambiara la cita de sus ocho hijos porque no tenía dinero para pagar los pasajes hasta el centro de salud. Los niños debían asistir para iniciar el estudio de contacto, pues su familiar es una paciente con tuberculosis y el riesgo de contagio en el núcleo familiar es alto. Así lo reseña laverdad.com / Isamar Cristina Prieto





Su delgadez se aprecia a través de la ropa y es que su mala alimentación no agiliza la mejora. “Cuando como mucho, hago dos comidas al día y cuando hacemos una, nos aguantamos el hambre”, comentó Gamarra tras el tapaboca.

Su esposo no tiene un trabajo estable y hace maromas para llevar el sustento a la casa. La dama no puede trabajar ni hacer colas para comprar productos regulados por su estado de salud. Su única alternativa es pagarlos con sobreprecio en los abastos. Lenis Gamarra es oriunda de Colombia y no cuenta con más familia en Maracaibo.

“Es demasiada la cantidad de enfermos de tuberculosis, por eso hacemos hincapié en el estudio de contacto. Nos preocupa que hay muchos niños contagiados”, lamentó Sol González, enfermera dedicada a pacientes con la enfermedad.

En el Zulia hay alrededor de cuatro millones de habitantes y el máximo de casos regionales registrados en la última década es de 900, según las estadísticas del programa de salud respiratoria. Pero Leopoldo Márquez, neumonólogo del Hospital General del Sur, considera que hay más afectados sin diagnóstico y que la cifra real podría sobrepasar el registro.

Desalentador 

“La tuberculosis es signo de la pobreza de una nación. El país retrocedió porque bajó la guardia en la salud”, aseguró Márquez. El especialista afirmó que las condiciones socioculturales y de nutrición que atraviesa actualmente Venezuela, inciden en el incremento de enfermedades que “deberían estar erradicadas”. El experto avistó un mal panorama en la salud de los zulianos frente a la tuberculosis, por la falta de tratamientos preventivos y retraso del Ministerio de Salud en la entrega de los medicamentos.

Lo que en el siglo pasado fue el Sanatorio Antituberculosos, hoy es el Hospital General del Sur y no cuenta ni siquiera con el área de tisiología para tratar a quienes están infectados. “Fue un error haber cerrado el ala. Fue producto de la decisión de gestiones pasadas”. El doctor Márquez reclamó que la clausura fue sin el consentimiento del Sistema Regional de Salud y de los médicos del recinto.

José Ignacio Delgado, presidente de la Sociedad de Neumonología del Zulia, resaltó que es necesario el compromiso del Estado en la entrega y disposición de los fármacos, que “no pueden fallar” y la permanencia de los servicios para garantizar una atención óptima a la ciudadanía.

También calificó de imprescindible el apoyo familiar en la mejora de los afectados, porque de ello depende la continuidad o el abandono del tratamiento, como puede pasar con el caso de Gamarra y su familia. “Hay mucho rechazo social porque la tuberculosis está asociada a la pobreza y a la desnutrición, y eso a nadie le gusta”.

José Delgado, presidente de la Sociedad de Neumonología del Zulia. “Luego de que el paciente comienza el tratamiento, la enfermedad deja de ser contagiosa. Después de seis meses medicado, la probabilidad de curación es del 95 o 97 por ciento”.

María Silva. Médico familiar. “La mayoría de los pacientes van solos a consulta. Son rechazados por su familia, se sienten menospreciados y se muestran apáticos al trato social. La tuberculosis no mata, duele más el abandono.