Dos jardineros roban y dejan muerto a su jefe en Puerto Ordaz

(foto Pableysa Ostos)
(foto Pableysa Ostos)

 

La esposa de Héctor Alirio Márquez llegó a su casa, en la urbanización Villa Ikabarú, en Puerto Ordaz, a eso de la 1:30 de la tarde. El interior de la vivienda había sido violentado. Las cosas estaban fuera de su lugar y desordenadas. Tras llamar varias veces a su esposo y no recibir respuesta, la mujer optó por pedirle a su vecino que la acompañara nuevamente adentro. Así lo reseña correodelcaroni.com / 

Sus gritos de desesperación y lágrimas colocaron sobreaviso a los residentes. El temor de ella se confirmó. El ingeniero mecánico estaba muerto dentro de un jacuzzi. Estaba maniatado con teipe de embalaje, el cual también le colocaron en todo el rostro, alrededor de su cuello tenía enrollado un cable de plancha, con el que lo estrangularon. Así como varios hematomas.





Testigos aseguraron que la víctima estuvo desde muy temprano conversando con dos de sus empleados, unos jardineros de confianza que se encargaban con regularidad de podar el césped y acomodar las plantas que están frente a la casa. Los vecinos aseguraron que no solo les trabajaban a ellos, sino también a otras casas del sector, por eso eran conocidos de todos.

Versiones policiales preliminares apuntan a que Márquez estaba cambiando a eso de las 12:00 del mediodía para buscar a su esposa al trabajo, cuando fue sorprendido por los dos sujetos, que inmediatamente intentaron someterlo, aunque el hombre luchó por su vida, ambos lo neutralizaron.

Tras matarlo lo metieron en el jacuzzi de la habitación principal y empezaron a cargar con electrodomésticos, efectivo, joyas y equipos electrónicos. Luego huyeron en la camioneta de la víctima fatal, una Chevrolet Silverado, placas A69BC4A.

Las cámaras de seguridad grabaron cuando ambos verdugos huían de la urbanización. Minutos después el carro fue hallado abandonado por funcionarios de la Policía del estado Bolívar (PEB), adscritos al Centro de Coordinación Policial (CCP) Altos del Caroní en una zona boscosa de Villa Jade, al final de la avenida Atlántico, en Puerto Ordaz.

Ambos sospechosos descargaron todo lo que habían robado y se internaron en una invasión cerca del Core 8. La camioneta no estaba desvalijada.

El fallecido laboraba actualmente por su cuenta. Dejó dos hijos y dos nietas, que viven en Panamá.