Luis Alberto Buttó: El país que debe ser

Luis Alberto Buttó: El país que debe ser

thumbnailLuisAlbertoButtoUn país debe ser el remanso donde en lontananza se proyecte el descanso atemporal luego de cumplir con decoro las tareas vitales asumidas. Un país no debe ser puerta de escape a la inseguridad cotidiana, las necesidades insatisfechas, el futuro truncado por la vesania de malos gobernantes.

Un país debe ser la fotografía de padres que les alcanza el salario para comprar a sus hijos el cereal de colores que disfrutarán en la merienda. Un país no debe ser la imagen desconsoladora de niños vencidos por el cansancio, subidos al regazo de padres sudorosos que resienten el dolor de piernas y caderas ante las humillantes horas malgastadas rogando obtener alimentos que por escasos apenas alcanzan para mal rellenar un par de días.

Un país debe ser la confianza de toda madre de que sus hijos serán atendidos en cualquier hospital con la prontitud y eficacia requeridas para vencer la enfermedad.  Un país no debe ser el desaliento de cualquier madre al enfrentar la cruda realidad de que su muchacho no sanará porque los hospitales están en ruinas y los anaqueles de las farmacias llenos de nada.





Un país debe ser la tierra donde todo trabajador, luego de la honrosa jornada, regrese salvo a su casa a compartir el calor humano que lo espera con la mesa servida. Un país no debe ser la escena dantesca de compatriotas asesinados por la delincuencia envalentonada, seres humanos que en su obligada partida llenan de luto infinito a deudos que arrastran el cariño desmembrado.

Un país debe ser escuelas donde los niños jueguen y aprendan. Un país no debe ser ausentismo escolar y desmayo de párvulos por hambre. Un país debe ser parques llenos de ancianos reunidos para narrarse el pasado. Un país no debe ser abuelos obligados a reclamar en la calle el pago de pensiones miserables. En fin, un país debe ser esperanza, no debe ser amargura.

A Venezuela la convirtieron en amargura aquellos que con insaciable apetito de poder, supina ignorancia sobre el arte de gobernar y marcada estulticia ideológica descuadernaron todas las posibilidades de prosperidad, paz y armonía. Los que prometieron el universo y ni siquiera lograron la arena. Los enloquecidamente aferrados al palo mayor de una embarcación que hace aguas por los cuatro costados. Los capitostes de un gobierno descompuesto, acabado, vergonzosa rémora del atraso.

La esperanza la mantienen incólume los ciudadanos que no abjuran del derecho a protestar, marchar, firmar, votar, cuantas veces sea necesario, para demostrarle al mundo que en Venezuela sobran la valentía y el compromiso y para advertirle a los ciegos y sordos enquistados en el poder que es tiempo ya de que se aparten y permitan pasar el vendaval que trae consigo las ganas de enrumbar a la nación por la senda del bienestar y la concordia. Este es el país de verdad. El país que grita #1SEPT y #2016YoRevoco.

Historiador

Universidad Simón Bolívar

@luisbutto3