Gustavo Tovar-Arroyo: 350 for dummies

Gustavo Tovar-Arroyo: 350 for dummies

thumbnailgustavotovararroyo“I’ll send my S.O.S. to the world.” / Sting

Un escombro de coraje

No sólo fue la ruina material lo que produjo el chavismo en Venezuela, fue algo peor, muchísimo peor, fue la ruina moral. Nuestros valores humanos quedaron hechos trizas en el pavimento de la historia. Ceniza dispersa. ¿Quién barre para aglutinar al menos un escombro de coraje, una migaja de dignidad, entre nosotros?





Soy injusto, quizá el ocaso de nuestra cultura me híper sensibiliza, sin duda Leopoldo López está dando un ejemplo de moral y de valor como no habremos visto en los últimos cien años o más, pero a qué costo, cuánto sacrificio personal, cuántos latigazos de infamias debe recibir mientras otros permanecen paralizados por el cansancio o el pánico.

Seguimos, hay que seguir, nuestro destino es la libertad y sólo la alcanzaremos unidos.

Un fusilamiento de preguntas

Todos hemos experimentado un momento de trance o abatimiento en la vida, todos. Las preguntas más gruesas aparecen siempre en tales circunstancias. Uno es capaz de cuestionar en brevísimos instantes la nada y el todo, la vida, la humanidad, a Dios; de fustigarse y retractarse -sin compasión- en segundos: ¿por qué hice o dejé de hacer esto o aquello?, ¿por qué no actúe más rápido?, ¿debí o no debí proceder así?

Sabemos a qué me refiero cuando hablo del fusilamiento de preguntas que se disparan en situaciones de trance. El paredón que surge en nuestro espíritu. Esas son las preguntas que están surgiendo entre los venezolanos -como nación- en estos momentos.

¿Lo estamos haciendo bien? ¿Seguimos agachando la cabeza o alzamos la frente en las calles?

¿Nos rebelamos?  

El 1 de septiembre de 2016

La unidad no es un valor liberador en sí mismo, podríamos estar unidos en la esclavitud, en el libertinaje o en la estupidez, y no pasaría nada. La unidad es valiosísima, empero, cuando está acompañada de un objetivo común virtuoso y honorable, como la democracia, la justicia o la libertad.

De una tiranía no podremos salir nunca si no somos desafiantes y luchamos, si no nos organizamos, movilizamos y rebelamos. Es difícil, vivimos un momento de trance nacional. Surgen preguntas, nos laceramos a nosotros mismos con ellas. Lo único seguro es que hay que movilizarse y marchar, desafiar al poder violador de derechos humanos y tiránico. Lo único seguro es que debemos rebelarnos y reivindicar el coraje como valor. Pero ¿cuándo?

El 1 de septiembre se abre un nuevo desafío movilizador para nosotros como venezolanos. Podríamos estar ante una nueva rebelión popular en Venezuela.

¿Lo intentaremos?

Cuando una Constitución es letra muerta

En estos días un relevante político opositor se preguntaba sobre el cómo se aplicaba el artículo 350. Pese a que estoy con un imperturbable sentimiento de unidad (por la libertad), como deberíamos estar todos, en el trance actual reflexiono como parte de una Venezuela que se hace mil preguntas.

El 350 dice: El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos.

Lo que ahí se lee es un mandato, una obligación constitucional. En el trance me hiere otra pregunta: ¿Será que una Constitución es letra muerta? ¿El chavismo contraría valores, principios y garantías democráticas, menoscaba derechos humanos?

¿Los venezolanos “luchamos”?

No más excusas al pánico

No es algo nuevo en la historia de la humanidad el desconocimiento civil a una tiranía, tampoco el que la rebelión ciudadana se encuentre en una Constitución, mucho menos que lo esté para justificar a unos golpistas (la civilización no es tan pequeña ni está circunscrita al fatídico 4 de febrero). No es un adorno leguleyo ni letra muerta, es un derecho y un deber que el hombre se ha ofrecido a sí mismo porque aspira a ser libre.

La rebelión, como acto de conciencia, es una conquista entrañable de la civilización. No más excusas al pánico, no más recovecos ni eufemismos, no más preguntas vagas.

Venezuela está arruinada, hay que reivindicar el valor y el coraje, unidos.

El supremo recurso de la rebelión

El 350 recoge a su vez lo que sabiamente señala la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su preámbulo: Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión.

No creo que en 1948, cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU) adoptó la Declaración Universal se haya anticipado al golpe de estado de Hugo Chávez y su pandilla de asesinos, tampoco creo que hayan escrito los consideraciones pensando en Venezuela (no se puede ser tan egocéntrico). Creo, más bien, sé, que se escribieron para enaltecer las luchas que el hombre ha librado para vencer a la barbarie, el despotismo y la esclavitud.

Para exaltar nuestro derecho a vivir una vida más humana y más libre, una vida digna.

Desafiando al tirano

Desde que le hombre tiene memoria histórica ha tenido que enfrentar tiranías. Para hacerlo ha salido de su espacio de comodidad y ha desafiado al tirano (jefe de la tribu, rey, emperador o dictador); se ha volcado a las calles y ha ocupado el palacio del usurpador y déspota. Siempre ha sido así, siempre lo será. Es la historia, no cambia, eternamente retorna.

Trotsky lo razonó de manera sencilla. El poder constituyente, es decir, el poder que crea poderes lo tiene el ciudadano (el pueblo). Cuando el poder constituido (Maduro, Gutiérrez, Ortega, Lucena) viola los derechos humanos de los ciudadanos y se tiraniza, coño, como en Venezuela, el pueblo (el poder constituyente) tiene el derecho de rebelarse. Es el ciudadano quien concede autoridad y poder, es el ciudadano también quien los quita. Cuando lo hace masivamente es imbatible.

Pero ¿cómo lo hace?

350 for dummies

Cuando se cierra la vía democrática, cuando se irrespeta la Constitución, cuando se violan los derechos humanos de los ciudadanos, la mejor vía posible es a través de la rebelión ciudadana noviolenta. Es decir, tomando las calles, desestabilizando los pilares de apoyo sobre los que se sostiene una tiranía y movilizándose hacia los poderes constituidos para ocuparlos.

Sinceramente no creo que los políticos no sepan cómo se activa el artículo 350, no son guarimbas en las calles ni en las plazas públicas, no, eso es inútil. No se derrumba una tiranía protestando frente a mi casa. Eso no ha ocurrido nunca así ni ocurrirá jamás.

Sólo se logra si millones de venezolanos (el poder constituyente movilizado) en las calles amenazan con ocupar -o lo ocupan- el poder constituido que les pertenece, si recupera masivamente los “palacios” de los que en democracia es soberano: Miraflores, TSJ, CNE, AN (el poder constituido).

Para lograrlo hay que rescatar en nosotros mismos aquellos valores humanos que hoy son una ruina, barrer nuestros escombros morales y reunir un montón imbatible de coraje. ¿Lo lograremos?

No lo sé, sólo sé que eso depende de ti y de mí.

¿Qué pasará el 1 de septiembre?

@tovarr