María Auxiliadora Dubuc: Fiebre del oro revive la malaria en Venezuela

María Auxiliadora Dubuc: Fiebre del oro revive la malaria en Venezuela

Thumbnail maría auxiliadora dubucLa crisis económica y sanitaria por la que atravesamos en Venezuela, se está volviendo cada vez más grave. Hemos tocado puntos dramáticos que avizoran un panorama muy gris, casi negro. Cómo decimos en criollo, “color de hormiga” porque producto de esta crisis que padecemos, ha resurgido en el país una enfermedad que había sido erradicada hace décadas y confinada a reductos selváticos, nos referimos a la Malaria o Paludismo, enfermedad mortal cuyo repunte nos llena de miedo y preocupación.

La Malaria es una enfermedad parasitaria que trasmite un mosquito con su picadura, es causada por protozoarios del género Plasmodium. Las trasmiten los mosquitos hembras del género Anofeles que pican e inoculan los esporozoitos, forma infecciosa del parásito, también ocurre por inoculación de glóbulos rojos infectados por transfusión, de la madre al feto, etc. Sus síntomas aparecen después de 10 o 15 días de la picadura y son: fiebre alta, escalofríos, sudoración, dolor de cabeza o cefaleas, vómitos, decaimiento, anemia, afecta el hígado y los riñones, el cerebro y altera el aporte de sangre a órganos vitales, por lo que es potencialmente mortal, si no se trata a tiempo y de manera adecuada.

El problema de la Malaria en Venezuela se suscita en un lugar: las Minas, en el estado Bolívar. Haciendo un poquito de historia, la enfermedad se erradicó del país en 1961. Liberar a la Nación de la Malaria, constituyó un tema central para el desarrollo de Venezuela; en ese momento el país estaba enfermo, de modo que solo después de erradicada la enfermedad se constituyeron industrias y el país se recuperó considerablemente. Arnoldo José Gabaldon, quien fuera Ministro de Salud de la época, se convirtió en todo un héroe nacional dada su dedicación al tema. Se construyeron canales de irrigación, para drenar los pozos de agua estancada y casas de hormigón para que los mosquitos no pudieran reproducirse. El uso de insecticidas también revirtió la situación, las casas eran fumigadas y rociadas sus paredes con insecticidas, de modo que así al eliminar los criaderos y los mosquitos, desparecieron poco a poco las muertes por Malaria en el país. Erradicarla se constituyó en un logro, aplaudido a nivel mundial y alimentó en su momento las esperanzas que la enfermedad fuera erradicada del planeta.





FIEBRE DEL ORO, DESPIERTA UN MAL PEOR

En el pasado reciente, las reservas de oro fueron controladas por una empresa canadiense, pero el entonces Presidente Chávez se le ocurrió la brillante idea de expropiarlas comprometiéndose a utilizar esos recursos para financiar su revolución. El problema es que el asunto siguió el mismo patrón de su mala gestión y el territorio alrededor de las minas fue abandonado, en ese momento las minas crecieron de modo incontrolable, mientras arrasaban con todo el bosque, generando charcos de agua estacionaria, sometiendo a la población y dejándola presa fácil del mosquito; así se allanó el camino para la implantación de la enfermedad y se permitió además que los explotadores de oro de la zona, se apoderaran de ellas y allí están lucrándose junto a grupos armados que se hacen llamar la Ley, todo un gueto, difícil de controlar.

El problema se agrava hoy día porque en medio del colapso económico, en el que vivimos los venezolanos, la búsqueda de oportunidades es retadora y ha llevado a la gente a buscar salidas a la crisis. Una de ellas es ir a trabajar en las Minas. Como contraste encontramos que en los pueblos mineros hay de todo, no hay escasez, allí se vive en una relativa abundancia, los restaurantes ofrecen menús bien completos, hay frutas y hortalizas, hay aproximadamente una docena de marcas de jabón y por lo menos 7 modelos distintos de TV pantalla plana.

De modo que en medio de una sociedad en crisis y ante este paraíso, sin las colas de la ciudad, la gente educada abandona su vocación y su trabajo cómodo, por trabajos en canteras y lodazales desesperados por lograr llevar dinero extra a su hogar y así palear su situación económica. Allí encontramos mesoneros, oficinistas, cocineros, taxistas, profesionales de toda índole y hasta funcionarios públicos que salen a cribar el oro para venderlo en el mercado negro ya que, en las minas se gana dos veces el salario mensual que se ganaría en la ciudad. Hay comida, pero el costo que se paga es altísimo: la Malaria

La verdad sea dicha, en zona minera están dadas las condiciones para desarrollar la enfermedad, la llegada de estos a las selvas donde proliferan distintas especies de anofeles, promueve la aparición de epidemias, al menos 70 mil personas visitan las minas desde el año pasado, muchos se trasladan a trabajar en vacaciones incluso y se infectan casi de inmediato, pero a medida que aumenta la explotación del oro, los caldos de cultivo crecen y hacen perfecto el hábitat del mosquito. Luego cuando tienen el parásito en la sangre, las personas regresan a sus casas en la ciudad y así propagan la enfermedad.

Mientras tanto el daño ambiental y las excavaciones, continúan generando criaderos residuales y focos emergentes de la enfermedad, así crecen sin control. Aunado a que por lo menos un 15% de los mineros portan la enfermedad y no presentan síntomas, lo que los convierte en reservorios ambulantes que perpetuán la propagación del mal. Si a esto agregamos la ignorancia sobre las medidas de protección, ubicación de viviendas cerca de los sitios de excavación, y el desplazamiento permanente de la población minera, la cadena se prolonga de manera incontrolable. Digamos que estamos ante lo podría llamarse una bomba de tiempo sanitaria que es indispensable desactivar de inmediato.

El denominado “Arco Minero”, que aprobó Nicolás, para que más de un centenar de empresas multinacionales explotaran el oro, diamantes y coltan, se ha convertido en un desastre. Los ecologistas han denunciado esta entrega no solo por la destrucción y depredación del ambiente in situ, sino además por la explotación descontrolada de nuestros recursos naturales y la propagación de la enfermedad. Las cifras son alarmantes y van en peligroso aumento. En lo que va de año se pudieron registrar más de 200.000 casos infectados, aumento que significa el 72% más respecto del 2015, cuando se registraron 136 mil casos en todo el año. Estas cifras son de ONGs ya que no hay cifras oficiales.

Este incremento de la Malaria es secreto de Estado, el Gobierno calla y no hace nada para evitar su expansión, ocultando el sol con un dedo, de modo que no hay información epidemiológica oficial y no se permite la llegada de ayuda humanitaria frente a la escasez de medicamentos para su tratamiento. El Gobierno ha implementado una Misión: la Micromisión Malaria, la cual es un saludo a la bandera porque no está funcionando ni se están poniendo los correctivos, empleando métodos de fumigación con rocío de insecticidas al aire libre, todo lo cual tiene muy poco efecto en los mosquitos.

Definitivamente el incremento de la Malaria se debe a la falta de control social y de atención sanitaria, no hay prevención, ni tratamiento, ni atención a la enfermedad. La realidad es que Venezuela no está preparada y no tiene condiciones sanitarias para atender el problema, la atención de este fenómeno desborda su capacidad desde todo punto de vista. La incapacidad de contener el brote, significa una amenaza para países vecinos como Colombia, Brasil, Guyana, entre otros. De manera que se requiere de manera urgente diseñar medidas concretas y la atención inmediata de las personas infectadas, cosa que sin la ayuda humanitaria para el suministro de medicamentos veo muy cuesta arriba; además de la eliminación de los focos de infección, controlando las minas y la explotación del oro en la zona.

Con tristeza reitero que la situación significa un retroceso abismal a tiempos de mis abuelos, tanto adelanto científico en el mundo y nosotros aquí en Venezuela, la verdad encaminados hacia la destrucción total, seguimos en franco deterioro como país, todo lo cual constituye una vergüenza nacional, pero créanme aun se puede estar peor. Vamos para atrás y sin nada que nos detenga….

@mauxi1