Simón García: Diálogo para cambiar

Simón García: Diálogo para cambiar

thumbnailsimongarciaNuestro presente es peor a como lo sufrimos. Nos obliga a bregar con el desabastecimiento, la inflación, la inseguridad y la crisis de los servicios. Una parte de la población ya perdió esa pelea. La socialización de la pobreza la obliga a buscar comida entre los desechos de mercados, comercios o residencias. O mal comer una vez en su mejor día.

No habrá asomo de soluciones hasta que el gobierno no sea cambiado. El referendo revocatorio para este año lo quiere toda la sociedad. La superioridad cuantitativa de las fuerzas de cambio ya no debe ser usada para medirse, sino para dirigirla hacia los puntos débiles que bloquean el revocatorio. El desafío está en la cancha de la MUD.

El gobierno no quiere referendo ni elecciones. Su actitud es tan conservadora y reaccionaria que acude al absurdo de presentar un derecho constitucional como un golpe de Estado. Criminaliza la  lucha cívica para justificar dos tipos de respuesta: la represión, focalizada en Voluntad Popular y las intrigas concentradas en torno a Henry Ramos y al ahora añadido Enrique Márquez.





Para molestar al sector radical de la oposición cuelan lo de las reuniones entre oposición y gobierno, informadas públicamente en una entrevista por el Vicepresidente de la Asamblea Nacional. Para irritar a los moderados  fabrican nauseabundas acusaciones contra Freddy Guevara y Luis Florido, desmentidas por el discurso y las posiciones de éstos y de toda la MUD.

Mientras, el plomo grueso de Maduro pretende la liquidación definitiva de la Asamblea Nacional. Los electores mandataron una transición al darle a la MUD las 2/3 en el parlamento. Se produjo una fractura en la estructura totalitaria de poder. La cúpula no podía tolerar un ejemplo de autonomía y separación de los poderes públicos. No podía, porque no hay nada más contagioso que la libertad.

Había, además, una razón pragmática para impedirlo. Evitar una transición pacífica a medida que fuera necesario sustituir a los funcionarios que concluirían su mandato en el CNE y se corrigiera la barbarie que configuró una estafa a la Constitución, al derecho y a la democracia al designar ilegalmente a un TSJ que ahora esta disolviendo a la Asamblea. Tal cual el decreto de Carmona.

Ese control de la cúpula sobre las instituciones que no quieren referendo no es inalterable. El afán continuista de Maduro pierde apoyo hasta en el PSUV, donde hay sectores que aún pueden integrarse a un cambio. .

Nadie puede cantar victoria sin haber ganado. Y nadie gana sin comprometerse a fondo con nuevas iniciativas. Es hora de calle y diálogo; de mano tendida hacia el militante oficialista que no quiere avalar más crisis. Es el momento de construir respeto y confianza entre el mundo civil y la institución a la que la República le confió las armas. ¿Podremos pensar todos juntos un nuevo rumbo?

@garciasim.