Jesús Peñalver: RePtoras

Jesús Peñalver: RePtoras

RectorasCNE980

 

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1-verbo intransitivo
Desplazarse arrastrándose
por el suelo como los reptiles.
“las serpientes reptan”





 

No podemos menos de levantar nuestra voz de protesta contra la despiadada campaña anti referendo revocatorio, exhibida por el cuarteto de damas aposentadas entre El Silencio y Pajaritos, que no cesan en demostrar su tenebrosa condición de chavistas, de espaldas a los intereses del país, negando aviesamente toda posibilidad de salida democrática a la terrible hora que vive Venezuela.

Ya no es solo el odioso seseo de Madame Tibisay, los atropellos al idioma, la baranda y brazaletes, son también las continuas demostraciones de sesgo y parcialidad en favor del chavismo, de esa infamia que jamás ha debido tener espacio alguno en ningún lugar del mundo.

Por lo que llevo dicho, sin contener la indignación violenta (arrechera, según el DLE) que genera en mí –como en muchos- las trapisondas de las aludidas féminas, ya nos tildarán de misóginos, ofensores de la mujer, y de cualquier otra cosa que no tiene caso citar.

Pues no, si bien ellas son damas, señoras, y desde luego ciudadanas; quizás madres también y la maternidad siempre será para celebrarla, también es cierto –penosamente- que como funcionarias han tenido un desempeño reñido con los deberes del cargo, desapegado de las funciones constitucionales y legales que tienen atribuidas, con lo cual violan flagrantemente el ordenamiento jurídico, y lo más grave, con la mayor displicencia respecto de los intereses del país, lo que de suyo lo hace detestable.

Son funcionarias, por lo cual su salario proviene del erario, están sometidas al escrutinio público y al principio constitucional de rendición de cuentas, de modo que cualquier crítica o cuestionamiento a su rol, no debe tomarse con ojeriza o prima facie considerarse como despropósito, denuesto ni nada de parecida naturaleza.

El hombre moderado es el verdadero dueño de sí mismo y el más apto para evitar que las pasiones se impongan sobre la razón. No se requiere de mucho talento o filosofía para comprender cuando un hombre es falso o hipócrita, y Venezuela, desgraciadamente, ha sabido desenmascarar a muchos de sus líderes, que infieles a sus promesas, sólo han vivido su egoísmo.

Hoy se condena alegremente la disidencia, sin fórmula de juicio ni miramiento ni consideración alguna al Estado de Derecho. Ya no son solo las macabras listas, sino también los llamados a la violencia y a la persecución, los hechos así lo corroboran.

Ante esa situación, resulta lamentable el silencio, la vergonzosa mudez, la tranquilidad de la indiferencia.

Si la democracia comporta rectitud de conciencia como base del sistema, la honestidad como norma permanente la pulcritud en las ideas y en las formas de comportamiento, conscientes de ella los pueblos deben saber ejercerla y defenderla y sostenerla y conocer las ventajas de ella sobre otros sistemas de gobierno.

Que no se siga usando la ignorancia del pueblo para hacer conquistas a favor de ideologías o sistemas que cercenan los valores y los derechos humanos. No a caudillos ni grupetes que viven su propia megalomanía, empeñados en gobernar a todo trance. No a las tercas manías.

Al deplorar los males que la peste chavista ha infligido a los venezolanos, al propio tiempo hago votos por la salida pacífica, electoral, democrática y constitucional que nos permita salir de este atolladero; pesadilla dieciochoañera que instauró el delirante y mediocre golpista, cuya vida desgració la nuestra.

 

Jesús Peñalver