El derecho a la desobediencia, por Judith Sukerman

thumbnailjudithsukermanEl gobierno ha decidido cerrar las puertas de una salida democrática para la crisis venezolana. Las inaceptables  inconstitucionales  y caprichosa condiciones técnicas que pretende imponer el CNE para la recolección del 20 por ciento de las firmas necesarias para activar el referéndum revocatorio, hace muy dificil que se pueda cumplir con la meta, a pesar de que una amplísima mayoría de votantes han manifestado su voluntad de acudir a esta jornada, según revelan todos  los estudios de opinión.
Ante este escenario nos preguntamos ¿qué nos queda? La Constitución prevé otros mecanismos para cambiar al gobierno a saber, enmienda constitucional, asamblea constituyente y renuncia del presidente, pero la verdad sea dicha, todas dependen de la voluntad del régimen, tal como el propio referéndum revocatorio.
Todo lo cual nos obliga a cuestionarnos, ¿si no existieran estas vías en la constitución tendríamos que quedarnos de brazos cruzados hasta el 2019, viendo como el país se destruye mientras se vence el periodo de Nicolás Maduro?  ¡No!. No podemos ni adaptarnos, ni doblegarnos, como sociedad debemos ser “contestones” y ejercer la presión social indispensable para que se produzca un cambio rápido y pacífico de gobierno.
Llegamos al momento en el que la presión social y la desobediencia civil son las únicas alternativas frente a la sumisión, al silencio cómplice y al hecho de que podamos participar en elecciones pero no ganarlas.
Pero eso solo será posible con una enorme masa social dispuesta a manifestar activamente su descontento y su voluntad de cambio.
No tengo dudas, los ciudadanos podemos determinar la dirección del país, así ha sucedido en algunos de los más importantes capítulos de nuestra historia y en muchos de la historia del mundo. La mayoría de las conquistas  en materia de derechos y libertades, han sido logradas a través de presión social y desobediencia civil.  Nada depende solo de quienes detentan el poder, todos de alguna manera, podemos –y debemos- influir.
No estaremos solos, aparecerán abogados que protegerán a los que decidamos manifestar y desobedecer, periodistas que se negarán a contar la historia oficial y serán la voz de un pueblo que reclama, muchos políticos valientes que acompañarán a esa sociedad civil, e incluso se sumarán quienes habiendo sido afectos al régimen no estarán dispuestos a seguir aceptando las imposiciones y locuras de un gobierno abusador y deslegitimado
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También habrá quienes prefiera bajar la cabeza sin rechistar, quien elegirá seguir creyendo las mentiras que dice el régimen, quienes por su comodidad y falta de valor, escojan mantener un gobierno que solo nos ofrece pobreza, hambre, violencia y corrupción. Pero somos muchas más las personas que sabemos que la sumisión no garantiza la paz social, que renunciar a  nuestros derechos ciudadanos no traerá estabilidad, que la guerra nos la declararon hace tiempo. Que si presionamos pacíficamente y desobedecemos ponemos en evidencia la falta de legitimidad de tantas medidas arbitrarias. Y que además, haciéndolo, construiremos juntos, el país  con el que todos soñamos
@judithsukerman / [email protected]