Julio César Arreaza B.: Manotazos al orden constitucional

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Decimos con el poeta, “Venezuela yo creo en ti, como en el vértice de un juramento; tu hueles a tragedia tierra mía, y sin embargo ríes demasiado, acaso porque sabes que la risa es la envoltura de un dolor callado”.

Por Julio César Arreaza B.





Saldremos adelante más fortalecidos. El destino histórico de Venezuela no es esta bellaquería infame.

Una montonera se hizo del poder con cánticos de sirena, con un discurso de redención social, enfocado en la dignidad de la persona, en el compromiso de las manos limpias en la administración del patrimonio nacional, con una justicia independiente y jueces probos. Y sus frutos, el resultado, no de tres días, sino de 18 años, con sus días y noches, son lo contrario a lo ofrecido; los ignaros a su paso han sembrado y cosechado: muerte, desolación, impotencia, destrucción de las instituciones y la educación e irrespeto al ciudadano.

Uno piensa que los que vienen de abajo, por tener conciencia de los duros esfuerzos de superación personal y saber valorar las oportunidades recibidas, desean volcar su trabajo en la redención de los preteridos. Uno piensa que el sentido de la vida de los nuevos gobernantes era trabajar por los demás y abrirles mejores oportunidades para desarrollar sus potencialidades. Pero desgraciadamente al toparnos con la dura y verídica realidad, comprobamos lo falso de su juramento. Qué se puede esperar de un disociado que levanta como su ejemplo al asaltante de caminos Maisanta tras inventarse un abolengo con éste.

Estos bandidos llegaron para enriquecerse personal y familiarmente de la riqueza incontable de la mayor bonanza petrolera. Veamos los casos vigentes de hijos, herederos, hermanos, sobrinos narcos y de los que manejaron PDVSA, Cadivi; fondos de todo tipo como el Fonden quebrados, separados los cacos después del asalto y “castigados” en dorados exilios de embajadas, vistiendo, comiendo y bebiendo caro con el goce del dinero sucio robado a una nación entera. Que secretos conocerá el pariente del Chacal para mantenerse a flote, fácil imaginarse que el manejo irregular de la hacienda pública trocada en hacienda personal del “eterno”.

Esta banda de zafios vino con el fin de destruir las instituciones democráticas y venderle su alma a unos ancianos sátrapas de una isla antillana desgraciada. Vinieron a cerrar el futuro a los jóvenes que en cientos de miles se marchan al exilio para elevar a otras sociedades con sus talentos, porque en su patria le cierran cualquier oportunidad de desarrollo. Los facinerosos han suspendido el voto popular pero no podrán porque tienen a un país en contra. Siete magistrados express mal designados por la dictadura no podrán eliminar a la AN, fruto directo de la soberanía popular.

¡Libertad para Coromoto. No más prisioneros políticos, ni exiliados!

Julio César Arreaza B