En manos del soberano y de la justicia divina, por @JorgeBarrosod

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“La justicia es la reina de las virtudes Republicanas… es el ejercicio de la libertad”. Frases célebres de nuestro Libertador, Simón Bolívar. Principios y valores que han quedado solo para leerlos en los libros de historia de Venezuela, en medio de una mal llamada “Revolución” que nos quiere sentenciar a vivir en pobreza, hambre, incertidumbre, muerte, persecución e impunidad.

¡Pero no lo van a lograr!

En un país democrático, la justicia garantiza el respeto a la Constitución, a la vida, a la alimentación, a los derechos humanos, a elegir, a las ideas. Otorga verdadera seguridad y bienestar, libertad, progreso y confianza en sus instituciones; y en Venezuela esa balanza no existe.





Sin asombro, pero con mucha indignación vemos cómo quienes usaron el nombre de Bolívar para llegar al poder, pisotean su doctrina para destruir el país, por simple capricho y avaricia.

Sufrimos la ceguera de una justicia que niega protección a los niños, niñas y adolescentes por el desabastecimiento de medicamentos; que dejó al estado Amazonas sin representación en la Asamblea Nacional y que ha publicado al menos 30 sentencias en contra del nuevo Parlamento, siguiendo órdenes del Ejecutivo Nacional.

Ni hablar de la sentencia de los Magistrados exprés que facultó a Maduro a presentar el presupuesto nacional para el ejercicio fiscal 2017 ante la Sala Constitucional del TSJ, sin pasar por el visto bueno del Legislativo, como lo establece el artículo 313 de la Carta Magna, acción que representa un Golpe al Parlamento y que deja en evidencia la existencia de una dictadura en Venezuela.

Es inaudito que en nuestro país la justicia prefiera amoldarse a los intereses de un grupito de enchufados, en vez de asegurar el bienestar común de la sociedad, garantizando el cumplimento de las normas y leyes; estableciendo castigos y sanciones.

Es verdaderamente deplorable que en pleno siglo 21 tengamos más de 100 presos políticos, cuyo único delito es pensar diferente, mientras una minoría abusa del control de la constitucionalidad y hace lo que le da la gana con el país, sin que nadie les diga nada.

En un país con independencia de poderes, libertades y democracia, esto no sería tolerado. ¡El reto es de nosotros!

En nuestras manos está rescatar a Venezuela y gozar de una justicia legítima. Que nuestros derechos constitucionales sean respetados; que nuestras amas de casa puedan comprar los productos básicos sin necesidad de hacer interminables y humillantes colas; que nuestros hijos se sientan seguros al ejercitarse en los espacios públicos, y motivados a seguir preparándose para un mejor futuro; que cese el sufrimiento por falta de medicamentos, y las muertes violentas amparadas en la impunidad. Que nos dejen decidir el porvenir de Venezuela, a través del revocatorio.

Lo importante es que el bien siempre triunfa sobre el mal; la justicia divina siempre impera.

A plasmar nuestra huella el 26, 27 y 28 de octubre. Superemos el 20%.

¡Por Venezuela vale la pena seguir luchando!