Cada día vemos reflejado lo que somos a través de las situaciones que nos rodean, como cuando nuestro carro está brillante de lo limpio por fuera, pero por dentro está lleno de papeles, sucio y huele mal. Se parece también, cuando las personas invierten tanto dinero en su físico para parecer hermosos y cuando abren su boca son mal hablados, tóxicos y negativos. Hay personas que tienen grandes y hermosas casas pero están vacías y llenas de polvo, evidentemente se encargan de tener inmensos patrimonios lejos del cultivo familiar y de la calidez de un hogar.
Como otros que se encargan de ayudar a los demás, resolviendo estrategias de desarrollo para la sociedad, una mejor organización para generar oportunidades comunitarias, haciendo vida política olvidándose por completo de lo que son por dentro sin ayudarse a sí mismos ni de las exigencias de su familia. Hasta que alguna situación haga recuperar su vida que estaba en las nubes bajándoles al suelo su propia moral.
Conceptualizando la moral para generar cultura de paz, sabremos decir que es el ejemplo que lleves de tu vida propia hacia ti mismo y luego a los demás, con la moral puedes buscar aquello que quieres dejar cuando mueras, aquella imagen que quieres dejar a los demás cuando ya no existas. Solo si tienes moral puedes ser un ciudadano de bien, partiendo de esto es que podemos usar la frase de Gandhi: “si te preocupas por el bienestar de los demás, el tuyo estará asegurado”.
Ubiquemos nuestro grado de moral, ¿Qué tanto hacemos por darnos paz y cómo esa paz puede ayudar a los demás?
Cuando vemos una fila de personas que esperan por pasar a una oficina, por ejemplo a entregar papeles para confirmar la solicitud de pasaporte, y el funcionario encargado de vigilar la entrada, deja pasar a diez personas por cada una que llegó temprano para esperar pasar, ¿Dónde está su moral cuando lo sobornan por comida para dejar pasar delante a aquellos que quieren pasar por encima de los demás?
No olvidemos, que como nos cuidemos a nosotros mismos, cuidaremos de los demás y de nuestro rededor, así como cuando una madre o un padre se ocupan en situaciones externas dejando de lado sus hijos y éstos enferman fuertemente, hasta el punto de morir.
En cada situación extrema, el ser humano colapsa y si puede, reacciona.
Ser un buen ciudadano no significa pertenecer a una religión o culto, sino tener moral para respetar los derechos del otro, reconocer que existe como persona, que piensa distinto a nosotros, significa ejemplo de paz hacia nosotros mismos y hacia los demás, de esta forma podremos contribuir con nuestro país en lo que falte como los valores, empezando por nuestras familias.
Escrito por: Dr. Leonardo Prieto. Certificado N.1 en Venezuela en nivel 1 y 2 de Filosofía Kingiana de la Universidad de Rhode Island y Vicepresidente Redes por la Vida A.C
Abog. Elizabeth Castillo Medina. Magister en Derecho y Relaciones Internacionales (en curso) y Directora de Mediación de Conflicto Redes por la Vida A.C