Los granos ya no sustituyen la carne por altos costos en Puerto la Cruz

(foto José Barrios)
(foto José Barrios)

 

“Para comprar un kilo de arvejas, me compro un kilo de carne”. Fue la expresión del ama de casa Luisa Ramírez, cuando escuchó el costo del rubro en un puesto del mercado municipal de Puerto La Cruz, el único que contaba con el producto, pues la escasez es evidente. Así lo reseña eltiempo.com.ve

Por Emely Arenas C.





Ramírez, en compañía de su hija mayor, buscaba ofertas en alimentos para que el presupuesto familiar rindiera un poco más.

Contó que ante la seria situación de inflación que vive el país y los altos precios de los productos como la carne y el pollo, los granos solían ser la mejor alternativa para sustituirlos, “pero resulta que ahora son más caro, que aquellos”, reprochó.

6 mil bolívares es el costo del kilo de granos como arvejas, lentejas y garbanzos. Los frijoles y caraotas negras se consiguen a 1.800 el medio kilo.

El vendedor Andrés Estaba contó que en el expendio porteño ya no se consiguen con frecuencia estos productos, debido a que no hay importación. Responsabilizó al Gobierno nacional de que no haya producción en el país.

Sin nada

Carmen Liendro es otra ama de casa que también buscaba llevar alimentos a su hogar.

Esta vez las compras las hace en el mercado de Tronconal III de Barcelona, donde asegura que no se consiguen los granos, exceptos algunos como las caraotas rojas y los frijoles, que son vendidos en bolsas de medio kilo a más de 2 mil bolívares.

Delia Morales, delegada del rubro de víveres del expendio de alimentos, asegura que la escasez del producto en ese establecimiento se debe a que en el mercado de Puerto La Cruz no ha llegado.

Comentó que es ahí donde muchos vendedores se surten para realizar la reventa en Barcelona. Indicó que en otros lugares, como cadenas de supermercados privadas, el kilo de garbanzos y arvejas llegan a costar 8 mil bolívares.

Liendo dice sentirse preocupada por el incrementos en los costos de los productos que podía adquirir para poder alimentar a su familia, pues admitió que comprar carne y pollo ya no le es rentable.

“El dinero que percibimos no nos alcanza para hacer un mercado como antes. En casa sólo trabaja una persona para mantener a dos adultos y tres niños. Si seguimos así moriremos de hambre”.