Sin efectivo, volvemos a los tiempos del “buen salvaje”, por Manuel Malaver

thumbnailmanuelmalaverNo tengo dudas que, cuando Chávez y Giordani declararon en una cadena nacional un seis del octubre del 2006,  que había llegado la hora del trueque, y que el socialismo también era para desplazar el dinero capitalista y sustituirlo por el intercambio de productos que se usaba y usa en sociedades más justas como las aborígenes, hablaban en serio y amenazaban con retrotraer a la todavía funcional economía venezolana, a los tiempos del “buen salvaje”.

Para pruebas, sus llamados a regresar al conuco, a desarrollar los cultivos organopónicos en los patios, aleros y terrazas de casas y apartamentos y, sobre todo, a volver al trueque, para el cual diseñaron toda un colección de billetes con denominación, diseños y hasta mercados diferentes.

Eran, desde luego, delirios que, como todos los que operan en economías normales (que era la que todavía existía en Venezuela a finales del 2006) no quedaban sino como revelaciones de iluminados que, por tales, terminaban en otros fracasos estrepitosos.





Pero no es el caso de una economía destruida, caotizada y anarquizada como la que está “produciendo” el “Socialismo del Siglo XXI” en estos meses  finales del 2016,  y en la cual, después de colapsada la producción nacional (la petrolera incluida) y la caída en picada la capacidad exportadora, Venezuela es un país donde se acaba todo: alimentos, medicinas, equipos médicos, repuestos para todo tipo de bienes, materias primas para la industria y servicios como la seguridad sin los cuales la “vida no vale nada”.

Lo más sorprendente, sin embargo, es que la crisis del desabastecimiento llegó al papel, pero no solo al papel para uso doméstico e higiénico, sino el papel para imprimir cualquier tipo de impresos y, entre los más afectados, se encuentra  el padre de todas las crisis venezolanas, el Banco Central de Venezuela, BCV, el cual se quedó sin papel para imprimir los devaluados billetes que cada hora valen menos en la ola inflacionaria que sacude el país.

Entre otras palabras, que el “Socialismo del Siglo XXI” dejó al país  sin bienes y servicios que consumir, pero a la vez, al empezar a dejarlo sin efectivo para comprar los pocos bienes que se producen o importan, lo están regresando al “trueque” con que tanto soñaron Chávez y Giordani.

¿Porque, qué otra alternativa podrían tener para sostener sus precarias economías que no sea otra que, intercambiar “carne” por “arroz”, o “aceite” por “”azúcar”, o “harina de maíz” por “harina de trigo”, si desapareció “el efectivo”, el vil dinero capitalista que todo lo pervierte y corrompe, según el credo socialista?

Una historia irreal absolutamente real

Si, las colas venezolanas empezaron de repente a trasladarse a los cajeros y a los telecajeros de los bancos. Como si se tratara de supermercados, mercados, bodegas y abastos. ¿Estaban repartiendo dinero? No, lo estaban escaseando, incautando, manteniendo, y por una razón muy sencilla: las máquinas impresoras del BCV se habían quedado sin papel para imprimir efectivo y lo estaban racionando.

Pronto, sin embargo, empezó a conocerse la verdad fría, cruda, numérica: “el gobierno se quedó sin efectivo y solo está en capacidad de entregar a la banca apenas el 10% de la demanda de billetes”. Dato,  más que evidente  para quien, como yo, recorre las calles y retrocedía al encontrarme con bancos abarrotados hasta los topes y los cajeros con colas de cuatro y hasta cinco cuadras.

¿Qué había ocurrido entonces? Ni el BCV, ni la SUDEBAN, ni el ministro de Finanzas, han ofrecido información alguna acerca de lo que ya podemos llamar una “crisis de efectivo”, ni cómo manejarla, ni cuándo estará vigente la nueva familia de billetes, ni tampoco cuáles son sus denominaciones.

Por supuesto, sería demasiado pedir al Ejecutivo que asuma la responsabilidad y las consecuencias del momento. Un momento que sugiere una demanda estacional mayor por los diversos compromisos pre navideños. Difícil conseguir los ingredientes para las hallacas y muy difícil conseguir dinero en efectivo.

Cipriana Castro, presidenta de Consecomercio, comentó durante una entrevista en el programa “Con todo y Penzini” de Globovisión que “el nuevo papel moneda para la fabricación de billetes de alta denominación ya llegó al puerto de La Guaira, lo que podría mejorar la independencia monetaria de los venezolanos”. Sin embargo, aclaró que era una información extraoficial y que esa suposición surge como resultado de la fuerte custodia de organismos de seguridad con la que rodearon los containers el martes 22 de noviembre pasado. ¡Militares custodiando papel moneda!

Por su parte, el diputado a la Asamblea Nacional, economista José Guerra, ofreció una entrevista en el programa “Vladimir a la 1” de Globovisión durante la cual hizo énfasis en  que el valor real del billete de mayor denominación actual  (100 bolívares) es de 1 bolívar. Y agregó: “Esto ha propiciado que el BCV emita muchos billetes y el cono monetario actual sea insuficiente y tengan los venezolanos que cargar mayor cantidad para comprar los bienes”.

Guerra recordó que hace cuatro meses la comisión de Finanzas de la AN presentó al BCV una propuesta de cambio del cono monetario con la creación e incorporación de billetes de 500, 1000, 2000 y 5000 bolívares. Pero, si hoy sacamos las cuentas, esas denominaciones no serían suficientes porque ante la inflación que vivimos en la calle  “eso habría que cambiarlo y el billete mínimo sería 10.000 bolívares”.

  En Venezuela se paga el uso del dinero

No nos extraña que ante tanta desidia en la toma de decisiones, algunos comerciantes que hacen de esta crisis de efectivo un negocio de oportunidad, ya están cobrando comisiones por dispensar efectivo a través de sus puntos de venta. Según José Guerra, “es insólito que en Venezuela se cobre por el uso del dinero”.

Y ya tenemos noticias, al día de hoy, de casos en los que se cobra 10% y hasta 25% en los puntos de venta por los avances de efectivo. Con seguridad esta será una manera adicional de criminalizar, tanto a la banca, como a los comerciantes, sin reflexionar que es el mismo gobierno el que incentiva a través de sus restricciones, los escenarios de transgresión de las normas.

Ya sabemos lo que un mecanismo de control mal concebido puede provocar. Ejemplos nos sobran.

Pero ¿quién es el responsable?

El Banco Central de Venezuela, es la instancia responsable de garantizar que la economía cuente con suficiente efectivo.  Fuentes del BCV afirman que esto seguirá así hasta el primer trimestre de 2017.

También, de manera extraoficial a través de fuentes en las instituciones reguladoras, conocimos que en el escritorio de Nicolás Maduro estaría reposando el plan para el nuevo cono monetario desde hace varios meses y no tomó la decisión hasta hace unas semanas.

Y no nos extraña, porque en primer lugar, el gobierno de Maduro ya acumula tradición (le vino en el Legado) en desestimular al aparato productivo, lo que nos convierte en el país con mayor inflación de América Latina y se sabe  que  rebasaremos el 1000% de inflación este  año; en segundo lugar, han desarrollado una ”antipolítica” de incremento habitual de salarios que no compran lo necesario para vivir;  y en tercer lugar, no parece ser importante para él y su equipo tomar las medidas necesarias para activar el nuevo cono monetario con billetes de más alta denominación.

Chávez entrenó bien a su hijo dilecto. No me sorprendería leer en alguna de sus memorias algo como: cada vez que tengas el agua al cuello no olvides mi Legado. Sopla unas velas y baila salsa en cadena nacional.