Edgar Zambrano: Oposición sigue creyendo en efectividad del diálogo

Edgar Zambrano: Oposición sigue creyendo en efectividad del diálogo

Edgar Zambrano (Foto archivo)
Edgar Zambrano (Foto archivo)

 

La Mesa de la Unidad Democrática al igual que otros factores de oposición seguimos creyendo en el mecanismo del diálogo para llegar a acuerdos, que permitan resolver la crisis política, económica y social que sufre la población venezolana, reseñó El Impulso.

Así lo reiteró el diputado Edgar Zambrano, vicepresidente nacional de Acción Democrática, integrante de la bancada larense de la Asamblea Nacional y presidente de la Comisión de Defensa y Seguridad del parlamento, en declaraciones para EL IMPULSO.





Para el día de hoy está prevista una nueva reunión en Caracas con la participación, además de los representantes del oficialismo y de la oposición, de monseñor Claudio María Celli, enviado por el Papa Francisco; los exjefes de los gobiernos de España, José Luis Rodríguez Zapatero; Panamá, Martín Torrijos; y de República Dominicana, Leonel Fernández; y el presidente de Unasur y expresidente de Colombia, Ernesto Samper.

Si el Gobierno no toma la iniciativa de fortalecer el diálogo frente a los venezolanos, ante los organismos internacionales y darle un voto de confianza a los mediadores, las conversaciones no tendrán los resultados esperados, advierte. Al Gobierno no le cuesta nada cumplir los acuerdos que previamente han sido suscritos en la mesa de negociaciones en las reuniones anteriores.

Tampoco le cuesta nada convocar las elecciones del estado Amazonas, si los representantes del oficialismo han sido portadores de esa decisión ante la opinión pública.
No le cuesta nada la apertura del canal humanitario para el ingreso de alimentos y alimentos al país. Esa necesidad no tiene ningún color político. Los funcionarios del Ejecutivo Nacional saben perfectamente que esa situación no puede ser obviada porque es conocida universalmente.

En el mismo sentido, nada cuesta la liberación de un gran número de presos políticos y el regreso al país de también una gran cantidad de exiliados, para que se integren a sus actividades. Aún más: ya había sido acordada la libertad del alcalde mayor Antonio Ledezma y de los policías metropolitanos, quienes tienen perfecto derecho a un beneficio sustitutivo de la pena.

Sobre el mismo particular, nada cuesta liberar a los diputados suplentes, como también a aquellos disidentes que se encuentran enfermos como medida humanitaria.

Si el Gobierno no desata ese nudo que tiene adentro como consecuencia de los factores radicales del oficialismo, no tendrá la posibilidad cierta de darle al diálogo la eficiencia para que la población le tome confianza a ese mecanismo de resolución y crea en esa vía democrática, pacífica y constitucional para resolver el grave drama que estamos padeciendo los venezolanos.

El diálogo, en tal virtud, siempre va a estar a la orden del día.

Si aquel que tiene la carga de responsabilidad no da los gestos, ni la voluntad de llegar a acuerdos, entonces, tendremos una situación muy delicada y grave de conflictividad.
No entendemos cómo el Gobierno pretende flagelar el diálogo a los ojos del Vaticano, que como en su devenir diplomático tiene un enorme kilometraje en la resolución de conflictos bélicos de suma gravedad.

La pregunta que surge en estos momentos es: ¿por qué no darle al país esa eficiencia que se reclama en el diálogo para de una vez comenzar a solucionar una crisis que precisamente fue originada por las propias políticas oficiales?

Conviene recordar que la oposición, a petición del Vaticano, suspendió la movilización de calle, el juicio político que tenía la Asamblea Nacional sobre Nicolás Maduro, la investigación de la presunta doble nacionalidad del Presidente de la República, hijo de colombiana; aceptó la suspensión del referendo revocatorio que debía haberse realizado este año para limitar el período presidencial de Maduro y convocar a nuevas elecciones presidenciales; del mismo modo dejó pendiente las elecciones regionales de gobernadores y Consejos Legislativos, entre otras concesiones al Gobierno.