Cardenal Porras: La dirigencia está de espaldas a lo que el pueblo está deseando

REUTERS/Stefano Rellandini
REUTERS/Stefano Rellandini

 

Monseñor Baltazar Enrique Cardenal Porras Cardozo, arzobispo de Mérida, recientemente designado por el papa Francisco en el cargo más alto de la Iglesia Católica, para convertirse en el sexto cardenal que ha tenido Venezuela, no cree que en el país haya una división, porque “lo que hay dividido es una dirigencia que está de espaldas a lo que el país está esperando y deseando, sobre todo, que esa lucha se está realizando en paz, y es significativo porque no es la violencia, la muerte, la exclusión, el odio, lo que está anidando en el corazón de los venezolanos, lo que hay es un ansia de que se puedan superar los problemas que hay”. Así lo reseña lanacionweb.com

Por Marina Sandoval Villamizar





El más alto prelado de la jerarquía católica venezolana, quien a finales de los 90 fue durante unos meses el administrador apostólico de la diócesis de San Cristóbal, respondió algunas inquietudes a pesar del corto tiempo que tenía, pues le esperaban sendos homenajes en la Catedral y la Basílica Santuario, de familiares, amigos y quienes lo admiran por sus posiciones sobre la política nacional y las críticas al Gobierno del presidente Nicolás Maduro, y el momento apremiaba.

El diputado Henry Ramos Allup dijo que el diálogo murió, ¿usted qué cree?

Es que la opción que hay no es solo la mesa de diálogo, hay otras, esta no es la única instancia que existe; lógicamente, como el Papa Francisco lo ha dicho, la única forma de ponerse de acuerdo es sentándose, que se señale que haya muerto, lo que quiere decir es que no hay resultados, que es la exigencia que el Cardenal Parolín ha hecho, porque fue en lo que se quedó desde el inicio, en octubre.

¿Es decir, que en la mesa de diálogo no ha habido resultados?

Los resultados positivos no los ha habido hasta el momento.

¿Qué le ha faltado entonces en la mesa de diálogo?

Dar respuesta a los problemas que acosan a la gente, que es el hambre, la falta de medicamentos, la inseguridad, la violencia existente, el irrespeto que hay a las instituciones.

Algunos dicen que Venezuela necesita ayuda humanitaria, ¿usted qué piensa?

Yo soy presidente del departamento de Pastoral Social Cáritas, y nosotros desde hace mucho tiempo hemos estado solicitando que se permitan las muchas donaciones que tenemos ofrecidas, tanto de América Latina como de Norteamérica y Europa, y hasta el momento lo que nos hemos encontrado es con la respuesta que vimos con los contenedores que venían de Chile

¿Cuál cree usted, es la solución a los problemas del país?
La solución es darle respuesta a los problemas existentes, que son los problemas de la gente.
Muchos piensan que la inflación está acabando con el país, por el alto costo de la vida…
No, no solo es la inflación, lo que estamos es inflados de falta de concordia, falta de fraternidad y falta de búsqueda de pensar en las necesidades de la gente.

¿Usted cree que hay mucha pobreza en el país, que el pueblo está pasando hambre?

Claro, hay que contactarlo, hay que patear, tener una oreja y estar en medio de las comunidades para ver lo que son sus necesidades, y a esas necesidades es a las que hay que darles respuesta.

¿Qué situaciones ha percibido en la visita a esas comunidades?
Lo que todo el pueblo venezolano está deseando, poder tener empleo, no tener que hacer colas para conseguir lo más elemental, que se puedan obtener los medicamentos para las enfermedades y para las ocasiones que se puedan presentar, sin que haya una violencia.

La frontera es un tema de interés para los tachirenses, ¿usted cree que se debe abrir totalmente?

Venezuela y Colombia somos dos países que siempre hemos tenido una relación muy viva, muy fraterna, indudablemente hace falta encontrar los caminos para que como antes, pudiera uno ir de aquí para allá y de allá para acá, porque no solamente es cuestión económica sino que hay muchos lazos afectivos entre ambos países, entre ambas comunidades, y yo creo que no hay nadie que tenga familia, yo tengo familia tachirense, que no tenga algún compadre o a algún amigo del otro lado, y al revés, y que uno vaya a las ferias de allá y vengan a las ferias de San Cristóbal y de Táriba.

¿Qué piensa de la emisión de billetes de alta denominación?

Eso es un problema técnico, que lógicamente no puede andar uno con un maletín para comprar empanadas, tiene que haber una relación entre una cosa y otra, pero eso es un problema técnico en el cual no tengo yo conocimiento.

Monseñor, usted vino al Táchira a recibir reconocimientos por haber sido designado Cardenal por el papa Francisco, ¿qué siente del recibimiento que le dieron?

Siento una inmensa alegría de poder estar aquí para darle gracias a Dios por este regalo que el papa le ha dado a Venezuela, en el nombramiento de mi persona como cardenal, que no es un honor, un mérito personal, sino que tiene detrás a una Iglesia venezolana y el laicado que lucha por la libertad, el bien, la verdad y el clima de concordia que tanto necesita el país para echar adelante. La expresión de cariño tan cordial que he recibido, se convierte en un compromiso mayor de seguir tratando y luchando por el bien de los más pobres y necesitados.

¿Qué significa ese nombramiento?
Creo que el papa Francisco lo que nos ha dado es para la Iglesia venezolana y un reconocimiento a lo que la Iglesia, desde la jerarquía, la Conferencia Episcopal y otras instancias, quiere seguir haciendo por la convivencia, el encuentro, la búsqueda pacífica a la solución de los problemas que tiene el país.

¿Qué mensaje quiere enviarle a la feligresía tachirense?

Estamos en tiempo de adviento, y el tiempo de adviento es tiempo de esperanza, y la esperanza se construye en medio de las dificultades y creo que son días en los que tenemos que leer y meditar los textos de Isaías, cómo convertir las lanzas en podaderas, solo lo que se hace con fraternidad y con amor, es lo que nos conduce a la paz y la fraternidad de todos.

Finalmente, monseñor Porras envió “un saludo para el pueblo tachirense, estoy aquí con alegría de poder estar en la tierra de mi padre, donde yo guardo tantos recuerdos felices de mi infancia y mi adolescencia, y después a lo largo de mi vida sacerdotal, con familiares y amistades que aquí hemos cosechado a lo largo de los años”.