Jesús Peñalver: Compromiso democrático

Jesús Peñalver: Compromiso democrático

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Tiempo de adviento y navidad, de reflexión para plantearnos nuevos propósitos, corregir errores, subsanar omisiones. No se puede ocultar la realidad, pero vale la pena esperanzarse. Las montañas se apartan cuando ven venir la fe.

Por Jesús Peñalver





Queda poco del año 2016, de modo que pronto lo despediremos luego de celebrar los días navideños, cargados de sentido de familia, amistad y buena vecindad, y más ungidos de amor, apartando por supuesto, el carácter comercial que se le ha atribuido a estas fechas.

Gloria en el cielo y paz en la tierra a los hombres y mujeres de buena voluntad. A pesar del pesimismo de algunos, nos atrevemos a recordar al poeta Virgilio en Las Bucólicas: Amor Omnia Vincit. Debemos entonces sobreponernos a las adversidades, tarea nada fácil, pero sí posible.

Tiempo de armonía, paz, celebración y concordia entre los seres humanos, hijos de Dios. Tiempo de profunda reflexión que nos permita, a cada quien desde su sitio de lucha, contribuir con el progreso y desarrollo de nuestro país.

Siempre presente en nuestra memoria Monseñor Constantino Maradei Donato, el recordado Obispo en nuestra Barcelona natal, cuyo excelente sacerdocio nos enseñó tanto acerca de valores como la familia, la amistad, la justicia, la libertad, la democracia, entre otros no menos importantes. La huella perenne del Obispo nos convoca a un diálogo nacional con todos los sectores, en búsqueda de soluciones no violentas a la situación que vive el país.

Debemos posibilitar la reconciliación de todos los venezolanos, la distribución equitativa de los recursos para beneficio de la colectividad, sobre todo de los más pobres, el respeto por aquél que piensa distinto, por reglas claras para la inversión nacional y foránea, la guerra sin cuartel a la corrupción y otros vicios en la administración pública, una justicia imparcial, expedita, transparente e independiente que erradique la impunidad y que castigue el delito; por una verdadera separación y autonomía de los Poderes Públicos, la

Sin duda, ha sido un año proceloso que comenzó con no pocos problemas, trompicones y desencuentros. Aun así, pudiéramos afirmar que una relativa paz signe su final. ¿Será que la procesión va por dentro?

Mientras el país va por un despeñadero, hora triste, de angustia, cuesta abajo en su rodada, como dice el tango… “sigan bailando” parece decir la infame pareja aposentada en Miraflores. Ellos, los que siguen inventando golpes, invasiones y magnicidios, los mismos que pontificaban sobre la salud del enfermo terminal más sano del mundo.

No es necesario ser un erudito, ni un avezado académico, tampoco un Kelsen ni Justiniano para entender que esto es una tragedia, pero saldremos de ella. Hoy Venezuela es una gran sala de espera con muchas esperanzas.

Mi optimismo a toda prueba, porque hace tiempo enajené mi pesimismo. La patria es de todos: nadie se ha ganado el derecho exclusivo de amar a su patria. Hay que presumir en todo el derecho de amar a la patria y la voluntad de amarla, decía el poeta Andrés Eloy Blanco.

Cuando la sangre o el amor nos llaman o nos advierte, la suerte nos acompaña y nada nos empaña nada, ni siquiera el miedo a la muerte. No veamos a Venezuela como al amor los viejos, de lejos solo hay que ver lo malo. Luces civiles para Venezuela, nuevos candiles encendidos vendrán por la libertad, con la voluntad democrática por el país.

Ni trapos rojos ni potes de humos que distraigan los verdaderos propósitos de la sociedad democrática venezolana, que deben estar en planes concretos, posibles de llevar a cabo.

Amigo lector, sin más vueltas, sabemos quienes realmente nos gobiernan y usted todavía puede hacer algo al respecto. La patria no da licencia para tirar la toalla y dejar de luchar por ella.

En Macondo llovió cuatro años, once meses y dos días. ¿Por qué no habría de escampar aquí?

¡Dominus vobiscum!

JESÚS PEÑALVER