LUZ… Para todos, por César Ramos Parra

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¡Próspero Año Nuevo!

Esa expresión constituye una frase transformada en deseo, que manifestamos en la oportunidad en que despedimos un año y, pese a las dificultades y situaciones adversas, nos disponemos, con esperanza y alegría, a recibir el amanecer de un nuevo año.





Por César Ramos Parra

Ciertamente, debe ser así, puesto que de lo contrario, la vida se convertiría en una pesada rutina sin mayor sentido. De allí que nuestro reto como personas, es avanzar con entusiasmo en nuestro crecimiento. La prosperidad a la cual aspiramos no llegará por azar, es necesario conquistarla con nuestro esfuerzo, creatividad, constancia, lo cual permitirá avanzar en la vida hacia nuestro desarrollo personal, identificando los asuntos verdaderamente importantes para nuestra vida y teniendo presente que los seres humanos somos perfectibles, más no perfectos. Ello implica aceptarnos tal y como somos.

Pudiéramos señalar que ese crecimiento equilibrado es posible alcanzarlo en cuatro ámbitos. Partiendo desde luego, de establecer en análisis personal, el momento donde nos encontramos y las metas que deseamos alcanzar. Sólo así dejaremos de improvisar en nuestras vidas y podremos establecer con certeza, la ruta que debemos seguir y los medios que necesitamos para marchar hacia la prosperidad, sin ignorar la presencia de factores exógenos e imponderables que están en nuestro entorno y que pueden obstaculizar nuestra marcha, contra los cuales deberemos luchar, como el surfista, sin sucumbir en nuestro esfuerzo. Siempre avanzando con firmeza y decisión.
Los ámbitos para el crecimiento y desarrollo personal en búsqueda de la prosperidad son cuatro: espiritual, intelectual o del conocimiento, financiero o material, salud o desarrollo físico. Los cuatro deben interactuar en armonía puesto que cada uno condiciona el desarrollo de los otros tres.

El ámbito espiritual: acá se ubica nuestra escala de valores y principios. Es importante conocer y admitir nuestras imperfecciones y defectos los cuales debemos controlar y superar. Allí debemos hacer crecer nuestras virtudes y fortalecer nuestra relación con los demás, superando el egoísmo y despertando los sentimientos de justicia, solidaridad, tolerancia, respeto, caridad, amor por los demás, vocación de servicio. La vida en este terreno encuentra su verdadero sentido cuando tenemos la satisfacción de aportar nuestro esfuerzo a nuestra familia y por supuesto, a todos nuestros semejantes, particularmente, aquellos con quienes nos relacionamos. Igualmente está implícito todo lo relacionado con la espiritualidad y nuestra directa relación con el Ser Superior.

El ámbito intelectual: necesitamos crecer constantemente en conocimiento en búsqueda de la sabiduría. Todos lo podemos lograr. Estamos en la Sociedad del Conocimiento y ello significa, que todo está a nuestro alcance a través de la tecnología de información y comunicación. La utilidad de ese conocimiento disponible, lo determinará el ámbito de crecimiento de los otros tres y la información que necesitamos poseer para avanzar en ellos. Allí radicará la fuente de la innovación y calidad de todo lo que hacemos, en la constante búsqueda de la excelencia que es asimismo, la fuente de la competitividad y diferenciación, convirtiéndonos en un individuo valioso.

El ámbito financiero: El trabajo honesto y creativo debe ser la fuente para la obtención de nuestros recursos. Acá está incluido el sentido del ahorro y la austeridad, tan necesarios en este momento en nuestro país. Si trabajo para una organización dependiente de un salario, es mi decisión y deberé ajustar mi presupuesto a ese ingreso. Ello no impide que pueda poner a prueba mi creatividad e incrementar mis ingresos con actividades complementarias o abriéndome camino, implementando alguna iniciativa que pueda desarrollar en base a mi capacidad. Es por tanto necesaria una gran dosis de racionalidad a la hora de tomar decisiones en este campo, para lo cual nunca
desestimemos la asesoría de un experto.

Finalmente y no por ello menos importante, el ámbito de nuestra salud y desarrollo físico. Sin ésta no habrá nada. La buena y oportuna alimentación, la implementación de una rutina de ejercicio, el periódico chequeo de los indicadores de salud con los especialistas, administrar nuestras preocupaciones a base del desarrollo de nuestra inteligencia emocional, el descanso apropiado y sueño reparador, conformarán con los otros tres, los cuatro puntos cardinales o coordenadas que nos permitirán avanzar hacia la prosperidad. Feliz año 2017!

CÉSAR RAMOS PARRA
Profesor Universitario