Domingo Alberto Rangel: Nunca segundas partes fueron buenas

Domingo Alberto Rangel: Nunca segundas partes fueron buenas

thumbnailDomingoAlbertoRangel

Se equivocaron los pronosticadores… o nada sucedió en la Asamblea: A mi modesto entender la destitución del presidente Maduro, una vez materializada, desatará en el territorio nacional y entre la diáspora de compatriotas que viven fuera del país, una inmediata explosión de alegría, festejos y por qué no decirlo violencia, saqueos y a lo mejor cosas peores. Apuesten que eso va a pasar.

Pero este lunes cuando la Asamblea declaró “el abandono del cargo” ni una hoja se movió de su sitio. La noticia, asordinada merced a la “hegemonía comunicacional” no altero la modorra propia de un cementerio, que entre el cansancio post navideño y la recesión que vive una economía sometida a las políticas económicas propias del socialismo, caracteriza nuestra sociedad.





Nadie les creyó a los diputados opositores cuando; incoherentemente, y después explico, anunciaron que “Maduro abandonó el cargo”… en otras palabras, “se fue”, “nunca pasa por la oficina”, “nadie lo ha visto”, “¿seguirá de farra?”.

Y señalo la incoherencia porque en mi cabeza descendiente de agricultores andinos, no cabe que unos diputados que se la pasan protestando cualquier medida, buena, mala o insípida, que en uso y abuso de los poderes presidenciales, Gaceta de por medio, pone en práctica el Presidente, repentinamente digan que Nicolás Maduro abandonó el cargo desde el cual se producen las acciones que ellos mismos reclaman.

¡O lo uno o lo otro diría mi profesora de lógica!

Aquí cabe recordar que “Nunca segundas partes fueron buenas” tal como recomendaba el bachiller Sansón Carrasco al Quijote con relación a sacar un nuevo tomo con las aventuras del inmortal caballero andante.

El segundo debut de la Asamblea con mayoría opositora y estrenando nuevo Presidente, arrancó aburrido, sin nada nuevo para entusiasmar la ciudadanía que vio cómo en el 2016 la nueva mayoría dejó esfumar un capital que lo envidiaría cualquier político en el mundo.

Julio Borges, prometiendo cosas más ruidosas que su antecesor cuando Henry Ramos aseguró que “en seis meses saldremos de Maduro”, irresponsablemente se refirió a los militares, pidiéndoles que activen los artículos 350 y 333 que como se sabe fue lo que el nuevo Presidente del Legislativo dijo, con palabras más sibilinas.

Borges en su discurso imitó al Rafael Caldera que a meses del golpe de estado que le propinó Marcos Pérez Jiménez al presidente Rómulo Gallegos… exigía que los militares dieran un cuartelazo en el ingenuo entender que un cuerpo armado derribaría un gobierno para entronizar en Miraflores a quienes los azuzan. También recordó Borges a Rómulo Betancourt cuando el fundador de AD conspiraba con Pérez Jiménez para derrocar al presidente Medina.

Es sabido por la historia que esos complots terminaron en tragedias.

Sobre el artículo constitucional que menciona “el abandono del cargo” solo digo que por inconveniente debería ser sacado de la Constitución cuando esta se lleve al taller para una refacción mayor y ojalá sea pronto. El fulano artículo permite que una mayoría que puede ser circunstancial de diputados saque del poder un Presidente aduciendo “el abandono del cargo”. ¡Basados en ese artículo de la Constitución un grupito de diputados salta talanqueras, digamos ciudadanos como un William Ojeda o un Ismael García, podrán promover una mayoría en la Asamblea que derroque al Presidente cuando mejor les convenga!

Ese artículo, el que permite el voto militar, el del revocatorio y el de la elección indefinida o continua deben ser extirpados de la Constitución por los inconvenientes que conllevan. Quien no esté de acuerdo que señale un país serio, poderoso, estable y desarrollado… que tenga en su Constitución este tipo de estupideces…

Según el 233, para sacar un presidente de su cargo en nuestra Venezuela es necesario recoger firmas e ir a un revocatorio, si se hace por iniciativa popular, o formar juntas médicas, designadas por el TSJ, si al susodicho lo han de declarar loco, y, claro, lápiz y papel más un batallón de militares dispuestos a todo o millones de ciudadanos en las calles, en caso de renuncia. Pero el tal “abandono” en cambio se declara por mayoría simple de diputados. Sin debido proceso etc.

No es cuestión de dividir a nadie –los libertarios siempre fuimos opositores pero nunca ingresamos a la Mud- ni tampoco de “darle ideas al enemigo” como dicen mentes ingenuas, de quienes no caen en cuenta de que si algo tiene “el enemigo” son ideas malas. Ideas que se ponen en práctica como fue obstaculizar al revocatorio… dato que todos sabían iba a pasar… todos menos Henrique Capriles… a quien los otros directivos de la Mud fueron incapaces de meter en cintura. Y así, rumbo al 2018, malbarataron la herencia política del 2015.

Era de esperar entonces que TSJ mediante Miraflores iba a torpedear la iniciativa y era obvio lo que está sucediendo: Una vez declarado “el abandono” por la Asamblea la CRBV da vías para que se pronuncien el TSJ y el Poder Moral, para no mencionar a la Fiscal”… y dejen a Maduro atornillado.

En esta situación y antes de que desde la Mud sigan tendiendo cortinas para obnubilar el entendimiento de la ciudadanía, cabe explicar cuando aún hay tiempo: Amigos, quienes repartieron las curules opositoras saben que el 80 % de los votos están contra Maduro… pero también saben que el gobierno tiene en su poder el 80 % de las instituciones. En la Mud esperan limar la diferencia de aquí al 2018 cuando suponen que negociación secreta mediante el madurismo les entregue la presidencia… sin hacer ningún cambio. Para atornillar un sistema corrupto y perverso.

Ganan tiempo hasta el 2018…

El principal trabajo de la nueva mayoría independiente consiste en organizar una buena oposición patriótica, decente, capaz de frenar el empobrecimiento al que nos lleva el gobierno y sus aliados que si no son colaboracionistas… lo parecen…

Oídos sordos con Satanás… y a trabajar duro y unidos para quitarles a los unos el 80 % de las instituciones… y a los otros el 80 % de los votos, que ambos ya los perdieron… no hay otra.

El abandono del cargo es otro engaño.