Ante los fracasos, nuevas opciones, por @CarmonaBorjas

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El país amanece como todos los días, ensangrentado y triste. La miseria y la inseguridad acaban con el ánimo de los venezolanos. Una guerra que no ven los bandidos que mandan hoy quienes ven la confrontación sólo con el imperio, engañando a un pueblo que espera un carnet de racionamiento, los limitados beneficios de un sistema fraudulento y tramposo de repartir el hambre (claps), víctimas de un experimento fatal llamado socialismo del siglo XXI.





El régimen ha logrado lo que se creía que no era posible dado su deterioro y la consolidación de las fuerzas democráticas. Desmontar la unidad era su meta y parece haberlo logrado por ahora. Si hace unos meses el régimen se veía agotado, a las puertas de un revocatorio que marcaba su final y el del sistema, hoy, lamentable y vergonzosamente, se ve fortalecido, crecido ante la desunión y la perdida de rumbo de la oposición que se complica discutiendo en su interior estrategias sin sentido, en medio de banderas electorales y posturas individuales que en nada han favorecido la lucha contra la dictadura.

Los venezolanos teníamos fe y se perdió. En el exterior la dirigencia democrática, ex jefes de estado y de gobierno, personalidades de todas partes, apoyaban entusiastas la causa venezolana. De repente se desplomó todo, el apoyo se acabó, desapareció del mapa. Ningún pronunciamiento, ningún apoyo. Un silencio que asusta ante los avances de la dictadura que parece definitivamente imponerse.

Es cierto, si hace unas semanas teníamos la esperanza de que esta pesadilla se acabaría, hoy tenemos serias dudas, pero no por eso tiramos la toalla y le dejamos al bandidaje la oportunidad de apoderarse definitivamente del país, de su gente, de todo lo que existe en este bello espacio llamado Venezuela.

Hay desilusión, no hay duda, hay tristeza, es verdad. Pero hay que seguir y es el momento de reflexionar. La dirigencia opositora debe reorganizarse. La MUD debe tomar una nueva cara o se acaba todo. Hay que ampliarla, hay que incorporar a todos los sectores. El criterio inclusivista y de consulta y consenso debe prevalecer ante las circunstancias.

Los venezolanos queremos una dirigencia opositora que actúe conforme a sus intereses y no en favor de sus mezquindades. Algunos han actuado en forma diametralmente opuesta a los intereses colectivos y eso nos ha llevado al caos. Una vez se planteó el diálogo sobre el que todos dijimos que no era viable; pero un grupito de irresponsables y tramposos dentro de la oposición ignoró el sentir colectivo y se sentó en esa mesa que se habría traducido en una vulgar guillotina.

Es el momento de ir adelante, de descartar a los impostores e interesados, de dejar de lado a los que negocian con el régimen, a los que tienen absurdos intereses políticos. Es el momento de rehacernos como fuerza y abrir nuevos caminos de lucha.

Se agotaron los primeros medios. Ni el revocatorio, ni la renuncia, tampoco el tema de la nacionalidad, ninguna fórmula ha sido útil para vencer a la dictadura. Hoy se abre un nuevo espacio que supone la participación popular sin el control de las instituciones sometidas por el estado forajido y sin la sumisión a las cúpulas partidistas que a veces hacen su propio juego. La Constituyente, un mecanismo constitucional viable por el que podemos apostar hoy.

Robert Carmona-Borjas