En cada paso que da el gobierno, especialmente quien lo conduce, se refleja un nervosismo total o como dicen en mi pueblo, un culillo atroz, porque llevan a cuesta el descontento de más del 85% de los venezolanos, incluso los que obligan a vestirse de rojo para aplaudirles como focas todas las atrocidades, hoy condenan silenciosamente y en la mesa de sus casas, la grave crisis política, económica y social a la que nos ha conducido el Socialismo del Siglo XXI.
Por más que se empeñen en ultrajar nuestra Constitución Nacional, por más oxigeno que le de el bufete oficialista que opera desde el Tribunal Supremo de Justicia, por más conciencias compren en la cúpula de la FANB, por más que paguen para que algún país les de crédito para tapar el hueco de la hambruna, Maduro y sus jerarcas saben que la voluntad del pueblo es inquebrantable y que nada ni nadie la puede suplantar, porque estaríamos en manos de una dictadura, la que el mundo está en la obligación de condenar, porque las experiencias mundiales que tenemos al respecto, son una clara demostración de que estos modelos políticos fracasaron y deben estar en las páginas negras de la historia.
Pues bien, cada decreto, cada medida, cada acción, cada paso totalmente descontrolado que da el seudo gobierno para paliar la grave y tensa situación que vivimos, carece de acertividad, y lo peor aún de credibilidad. Todas están plagadas de un populismo ramplón, que sólo demuestra el nerviosismo oficial que existe.
Nicolás Maduro sabe que donde se cuente electoralmente, el pueblo le va a dar la paliza de su vida, porque no puede pretender mantenerse en el poder, quien llevó a un pueblo a la miseria, a comer de la basura, a morir de mengua por falta de medicinas, quien colocó a un país en su conjunto en un estado de sitio debido a la inseguridad que nos está matando, y quien nos enterró en las catacumbas.
Nuestro pueblo no es pendejo y sabe con conciencia propia porque nadie se los ha dicho, sino que lo han vivido, que con los gobiernos adecos y demócratas se vive mejor, porque siempre tienen como misión, la reivindicación social de la gente humilde, sencilla y a pie. No obstante, en nuestros gobiernos nunca ha faltado el pan, la tierra y el trabajo, hoy negados en revolución.
El nerviosismo oficial lo hace desvariar y cometer equivocación tras equivocación, y lo peor es que con esta gente al mando, no vemos una luz en el túnel, porque de continuar desgobernando lo que viene a Venezuela es más oscuridad y pobreza. Sí en los momentos de gran bonanza petrolera y económica, nos condujeron a esta tragedia, ahora con más razón que están raspando la olla.
Los enfrentamientos internos por la lucha del poder y el nerviosismo oficial, son una bomba de tiempo para la ya quebrantada estabilidad social, es por ello que con fuerza, determinación y pacíficamente, tenemos que agotar todos los caminos y vías para cambiar este modelo de manera electoral y constitucional. En Acción Democrática estamos más que convencidos que la fuerza y el voto del pueblo acaba con cualquier dictadorzuelo que pretenda mantenerse en el poder de manera autócrata y eterna.
Bernabé Gutiérrez
Secretario de Organización Nacional
Acción Democrática
@adbernabe