Leopoldo López: ¿Es posible la reconciliación nacional?

 

LeopoldoLopezRamoVerde18agosto2015 600

 





Los últimos 17 años nos dejan como legado un país profundamente dividido. Desde el poder se ha alentado a los venezolanos a tratarnos como enemigos por el sólo hecho de pensar distinto. Los partidarios del gobierno y los de oposición hoy no son adversarios, como debe ser en toda sociedad moderna, ahora son enemigos, apátridas. Los trabajadores y los empresarios no pueden tener ideales compartidos de producción, de modernidad. Se le inculca a quienes injustamente menos tienen que quienes generan bienes y servicios son hambreadores y explotadores.

Tomado completo del Diario de Leopoldo López

Eso ha destruido nuestra convivencia. Eso no puede continuar y mucho menos estimulado desde las funciones de gobierno. El chance de recuperarnos como país es nulo mientras estemos enfrentados a nosotros mismos.

Yo veo a nuestra Venezuela distinta y aquellos que tenemos un rol de liderazgo afrontamos dos grandes responsabilidades.

La primera, con las víctimas de la represión, las violaciones a los derechos humanos y la discriminación política. Con los familiares de quienes fueron asesinados, con los encarcelados, perseguidos o maltratados por el poder y por los grupos que actuaron bajo su sombra con la complicidad de un sistema de poderes secuestrados y una “justicia injusta”.

Debemos alcanzar garantías para las víctimas y a sus familiares. Asegurarnos que se harán todos los esfuerzos para descubrir la verdad y hacer justicia. Esto debemos hacerlo con una prudencia que nos permita entender que muchos de los que nos parecen cómplices del sistema han sido, en realidad, sus víctimas y que aquellos que ocuparon las posiciones más altas de poder deben rendir sus cuentas ante la sociedad, seguros de la existencia de un marco legal justo. Quiero vivir con mi familia y mis afectos en una sociedad sin afán de venganza, pero sí de seguridad y de justicia.

Mi voluntad de reconciliación y entendimiento la he reiterado mil veces. Eso no implica que me identifiquen como quien cambia impunidad por paz. Pongo solo un tema, a manera de ejemplo: los venezolanos necesitamos entender como un país que en 15 años recibió 1.400.000 millones de dólares, un monto mayor a la suma de todos los ingresos petroleros de los últimos 85 años, hoy sus niños están muriéndose por falta de medicinas y los más humildes siendo vejados en interminables colas a pleno sol para luego poder comer solo una vez al día.  Merecen saber quiénes son los responsables de tal saqueo y que estos reciban su justo castigo por tal crimen.

La segunda responsabilidad que tenemos quienes asumen un rol de liderazgo es con la democracia y su futuro: debemos inaugurar una nueva etapa de convivencia democrática, con instituciones sólidas, que impida un retorno al autoritarismo.

Es clara la necesidad de sentar las bases de un nuevo contrato social. Aceptar la pluralidad que nos define y que asegure la estabilidad democrática, el respeto a las minorías, la alternabilidad del poder, la que garantice a cada quien su vocación emprendedora y productiva y cumplir lo que señala nuestra Constitución: la subordinación del poder militar al poder civil.

Vamos a ratificar la voluntad de vivir en libertad viendo hacia el mañana, hacia el futuro, comprometidos con la paz, el progreso y el bienestar que otras naciones y pueblos ya han alcanzado.