2016: el peor año de la historia en la Guayana industrial (No fue solo Sidor)

2016: el peor año de la historia en la Guayana industrial (No fue solo Sidor)

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Los trabajadores están ahora muchos mas indignados tras el “show” de Maduro en Sidor tanto por lo que califican de “las mentiras que dijo”, como porque no hizo ningún anuncio de inversiones para recuperar lo que la robo-lución destrozó, publica TalCualdigital.com





Por Damián Prat C.

A propósito de la inútil visita de Nicolás Maduro a Sidor el domingo 29 de enero de 2017 que solo dejó un gran disgusto en los trabajadores puesto que habló y habló por horas, tratando de disfrazar la ruina, pero no hizo el más mínimo anuncio acerca de las indispensables inversiones para tratar de comenzar a sacar a Sidor del peor foso productivo de su historia en el que la ha sumido la “robo-lución”.

A propósito de eso que hemos calificado de “show”, se logró -pese la radical censura que ejerce el Gobierno sobre casi todos los medios de comunicación impresos y radioeléctricos del país- un vivo debate que desnudó la realidad de nuestra gran planta siderúrgica.

Esa Sidor que antes que la “revolución” la destrozara, con sus 4.3 millones toneladas/año de acero, sus 150-180 mil toneladas/año de hojalata; sus 370 mil toneladas/año de cabillas, sus 60 mil toneladass/año de tubos y muchos otros productos como el alambrón y docenas de tipos de laminados, era la base de una enorme cadena industrial productiva en toda Venezuela que enlazaba con cientos de pequeñas, medianas y grandes empresas de todo tipo, que generaban a su vez cientos de miles de empleos de calidad, mucha soberanía patria económica, generaba riqueza nacional, permitía ingresar cientos de millones de dólares al país, ahorrando otros cientos de millones de dólares más, que entonces podían ser destinados a obras públicas.

Esa Sidor que en el recién finalizado 2016 apenas pudo producir 307 mil toneladas de acero (lo que Sidor antes producía en tres semanas) y que en 2014 y 2015 apenas logró un millón toneladas/año, el 22% de su anterior habitual producción.

Esa Sidor que hoy en “tiempos de revolución” tiene el laminador de hojalata totalmente paralizado, con producción CERO desde hace año y medio, que apenas logró 28 mil toneladas de cabillas (menos del 9% de lo habitual) en 2016.

Esa Sidor que desde 2008 fue condenada por el Gobierno a no producir tubos sin costura para la industria petrolera a fin de privilegiar un anti nacional convenio de importación desde China.

Nunca tuvimos menos patria

La irresponsable ruina a que el Gobierno sometió a Sidor estos años ha causado que docenas de empresas derivadas de esa cadena industrial hayan cerrado, disminuido gravemente su producción y/o hayan quedado en dependencia de importar laminados y otros productos de acero desde Holanda, Alemania, Bélgica, México y China entre otros países.

El más reciente informe de la Asociación Latinoamericana del Acero (Alacero) señala que durante 2016 las industrias intermedias venezolanas importaron de China mas de 300 mil toneladas de productos laminados de acero que antes producía Sidor. Y eso sin contar otras fuentes de importación.

Hacernos dependientes del extranjero en lo que antes éramos autosuficientes, es un terrible daño a la soberanía nacional.

“Revolución” con sello anti obrero

El último “contrato colectivo” de Sidor con sus trabajadores no fue tal, sino impuesto por el Gobierno sin la aprobación del sindicato legítimo y sin la asamblea de trabajadores.

El deterioro del ingreso familiar de los sidoristas es marcado con un empobrecimiento generalizado y un retroceso en su ascenso social.

Las elecciones de Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Siderúrgica y Similares (Sutiss), fueron suspendidas arbitrariamente por el Tribunal Supremo de Justicia hace ya dos años sin que se les haya permitido renovar su sindicato. El mismo Gobierno que lo impide luego usa esa “razón legal” (¿?) para desconocer los reclamos sindicales.

El retroceso ferrominero

Pero no es sólo Sidor la que está en crisis en Guayana. Ferrominera del Orinoco, la empresa extractora del mineral de hierro, base de toda la cadena ferrosiderúrgica también sufre un marcado retroceso.

La producción de mineral en el cuadrilátero ferroso de Ciudad Piar era de 22 millones de toneladas. Cuando “bajó” mucho fue de 20 millones y también tuvo un año de 24 millones.

Los últimos años había sido de alrededor de 11 millones de toneladas, es decir, la mitad de su capacidad demostrada, pero en 2016 apenas alcanzó 7.8 millones, es decir, un 35%.

Esa era la producción a mediados de los años 60 cuando la Orinoco Minning Co, subsidiaria de la US Steel manejaba las concesiones que le otorgó la dictadura de Pérez Jiménez. Un retroceso de 50 años.

Esa caída no es casual. El sistema ferrocarrilero de FMO, clave en las operaciones de las empresa, está muy deteriorado y no recibe inversiones.

Hay 33 locomotoras paradas. Solo están activos el 54% de los vagones tipo góndola y 60% de los de tipo Tolva. Los trabajadores y el sindicato denuncian que van casi 4 años sin reponer repuestos. En los equipos pesados de Mina la situación es semejante.

Como producto de las inversiones en la propia ferrominera, en Sidor y al constituirse las plantas briqueteras por inversión privada nacional e internacional en los 90, el 64% del mineral (dos de cada tres toneladas) se estaba transformando dentro de Venezuela lo que significa valor agregado nacional y desarrollo económico soberano.

Tras una década de “profundización” de la dizque revolución, no solo se produce menos de la mitad del mineral sino que de esa mitad dentro del país se procesa y transforma tan solo un 25% a 30% de él. Nunca tuvimos menos patria que hoy.

Dolorosamente disminuída la cadena del aluminio

En Guayana hay una industria totalmente integrada para, en cadena, producir aluminio e incluso productos finales de ese metal. La cadena comienza con la explotación de la bauxita en Los Pijiguaos, 400 km Orinoco arriba, cerca de Caicara, al oeste.

Bauxilum mina producía entre 5.5 y 5.9 millones de toneladas/año de bauxita, la cual era transportada río abajo en “trenes” de gabarras entre mayo y noviembre.

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