Ansiedad en centros de planificación familiar ante la ofensiva de Trump

(Foto archivo AFP)
(Foto archivo AFP)

 

“Como mujer me siento atacada”, afirma Shelby Weathers mientras espera su turno en una dependencia de Planned Parenthood, la mayor red de planificación familiar de Estados Unidos, que corre el riesgo de perder el financiamiento gubernamental con Donald Trump en el poder.

“Es desalentador ver cómo están tratando de eliminar el acceso a la salud”, añadió la chica de 18 años, que recibirá tratamiento anticonceptivo en la sede de Phoenix (Arizona, suroeste).





El gobierno de Trump es de los más anti-aborto de la historia moderna de Estados Unidos, con su vicepresidente Mike Pence a la cabeza.

“La vida está ganando en Estados Unidos”, dijo Pence en una marcha en Washington contra el aborto, que también recibió “total apoyo” del mandatario a través de las redes sociales.

Es una clara señal del rumbo que toma la nueva administración.

Los republicanos preparan una legislación para eliminar los fondos federales a organizaciones que realicen abortos, entre ellos Planned Parenthood, que tiene cerca de 650 centros en todo el país para atender a 2,5 millones de usuarios.

La mayoría no van por un aborto, sino por una consulta ginecológica o de medicina preventiva.

En la sala de espera, pintada de colores pastel, espera también una mujer rubia que se distrae con su celular mientras un hombre llega al mostrador. Muchos van también para revisar si tienen alguna enfermedad de transmisión sexual.

– “Devastador” –

Deanna Wambach, jefa de medicina de Planned Parenthood en Arizona, viste su uniforme hospitalario verde y se prepara para una consulta en una sala equipada con una silla ginecológica y modelo del aparato reproductor femenino.

Está inquieta: sabe que si el gobierno corta los fondos, muchos de los pacientes que esta ONG atiende, la mayoría de bajos recursos, no tendrán más acceso a sus servicios.

“Sería devastador para las mujeres. Sólo en Arizona atendemos a 33.000”, indicó.

Gabrielle Goodrick, que tiene un consultorio privado que practica abortos en Phoenix, considera que las amenazas son una “bomba de humo” dado que por décadas es ilegal usar fondos federales para abortos.

Suprimir el financiamiento gubernamental implica “cortar fondos para tomografías, cáncer de mamas y enfermedades de transmisión sexual”, señaló, y agregó que se busca “demonizar” a las organizaciones que practican abortos.

Wambach añadió que hubo un incremento de 900% de pacientes buscando anticonceptivos y dispositivos intrauterinos en los días que siguieron a la elección que llevó a Trump al poder.

¿Su mayor miedo? Un incremento en los embarazos no deseados.

“En Estados Unidos el aborto es un procedimiento médico legal y seguro, y si no tienen acceso se convierte en un problema de salud. Las mujeres seguirán practicándose abortos, sea legal o no. Lo revelan investigaciones”, subrayó.

– Más riesgos –

Samaria acaba de tener un aborto. Madre de dos niños, a los que cría sola, fue por mucho tiempo contraria al aborto. Pero en una relación inestable no estaba lista para tener un tercer hijo.

“Sentía como una parte de mi estaba muriendo”, expresó con los ojos empañados.

Pero más allá de los fondos a Planned Parenthood, el derecho al aborto está bajo amenaza con la designación de Neil Gorsuch, un conservador contrario a la interrupción del embarazo, para integrar la Suprema Corte de Justicia.

Goodrick indicó que restringir el acceso a métodos anticonceptivos y el aborto sólo tenderá a aumentar los embarazos no deseados y abortos tardíos que podrían costar hasta 3.500 dólares.

La legislación de Arizona es de las más estrictas del país y un aborto tendría que ser costeado completamente por el paciente.

Y el resultado es que muchas mujeres corren cada vez más y más riesgos.

“Tenemos pacientes que ordenan pastillas online”, dijo Goodrick. “Tenemos pacientes que poco pueden explicar qué pasó pero cuando le miras el útero está hecho un desastre”, añadió.

Pero grupos anti-aborto como Susan B. Anthony List insisten en que cortar fondos a centros como Planned Parenthood traerá un “mayor beneficio a la salud de las mujeres”.

Mallory Quigley, portavoz del grupo, indicó que los fondos pueden ser redistribuidos entre 13.000 centros de salud comunitarios que prestan los mismos servicios, pero no hacen abortos.

Expertos como Sara Rosenbaum, profesora de políticas de salud en la Universidad George Washington, consideró que esos centros no tendrán capacidad para absorber los pacientes de Planned Parenthood.

En zonas rurales, donde los recortes de subsidios y legislaciones más duras han llevado al cierre de centros de esta organización, se ha constatado un alza en enfermedades venéreas, aunque otros factores, como la adicción a las drogas, también desempeñan un papel.

AFP