Niños sin Patria, la nacionalidad venezolana en el alma pero no en lo legal

Niños sin Patria, la nacionalidad venezolana en el alma pero no en lo legal

(Foto AP)
(Foto AP)

 

Cuando Zoraida Maldonado decidió emigrar de Venezuela con su familia en el 2014, su hijo tenía 8 años. El niño ha cumplido ahora un año con su pasaporte vencido, quedando en un limbo de identificación debido a que no hay manera de renovarle su único documento de identidad, publica El Nuevo Herald.

JOHANNA A. ÁLVAREZ
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Durante el último año y medio, Maldonado —quien habló con el Nuevo Herald con la condición de no revelar sus verdaderos nombres por temor a represalias— ha intentado pedir ayuda en la embajada venezolana en México. Sin embargo, el personal consular siempre le da la misma respuesta: “Tienes que ir a Venezuela para tramitar la cédula”.

Así como el hijo de Maldonado, miles de niños venezolanos que viven en el extranjero han quedado o estarían por quedarse sin un documento de identidad vigente. Esto se debe a que el gobierno de Venezuela exige para la expedición o renovación de pasaporte tener la cédula de identidad, la cual solo puede tramitarse en el territorio venezolano y cuando la persona es mayor de 9 años.

Aunque esta política no es nueva, la situación se ha agravado al haber aumentado significativamente la diáspora venezolana durante la última década. En un análisis de Pew Research Center, se estima que el número de venezolanos nada más en Estados Unidos se quintuplicó de 1990 (con 35,000) al 2013 (170,000). En ese año 2013, la organización calculaba que al menos 17,000 eran menores de 17 años.

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Pero, ¿es realmente importante tener un pasaporte vigente? El abogado Orlando Viera-Blanco explica que sí, inicialmente para que la persona pueda salir del país en el que se encuentre. Además, el documento se requiere para trámites migratorios (renovar un estatus, cambiar de visa) y también para recibir cualquier tipo de beneficio, incluyendo la escolaridad en algunos casos.

“Los venezolanos estamos en una especie de indigencia en el mundo por no tener la posibilidad de un pasaporte”, indicó el abogado y uno de los responsables de la campaña internacional “Yo Denuncio” que busca exponer la precaria situación de los servicios consulares para los venezolanos en el exterior.

Para Zoraida Maldonado, “el venezolano que está afuera se encuentra totalmente desamparado”.

Ella, con 3 años en la Ciudad de México, expresó su preocupación por no encontrar una forma de renovar el pasaporte de la única nacionalidad con la que cuenta su hijo. Ha pensado incluso en ir a Venezuela, pero ha terminado descartándolo: no tiene posibilidades económicas para hacer un viaje.

Este es el mismo caso de Farida Acevedo, quien vive en México desde hace 7 años. Su hija llegó a ese país cuando tenía 4 años y ahora con 11 no tiene forma de renovar el pasaporte que está a punto de vencerse. Al igual que Maldonado, ella dice que tampoco puede ir a Venezuela por razones monetarias y porque al haber sido dirigente político de Voluntad Popular, teme alguna medida del gobierno en su contra.

Pese a que la respuesta que dan las embajadas venezolanas es ir al país natal, esta no es del todo una solución.

Existe un grave retraso en la expedición de pasaportes, no solo en el extranjero sino también dentro del mismo territorio venezolano. El abogado Viera-Blanco mencionó que el proceso está tardando de 3 a 5 meses, e incluso algunas personas demoran hasta 1 año desde que piden la cita hasta que tienen el pasaporte en sus manos.

Obtener otra nacionalidad

En el caso de Acevedo, está considerando naturalizar a su hija. “Ese sería el Plan B”, contó la venezolana, pero dijo no estar del todo contenta con la decisión: “Es una injusticia total […] hacerlo así por la necesidad porque una dictadura se niegue a darle una identificación a la niña”.

Nacionalizar a los hijos en los países que los acogieron es una opción que ronda en la mente de varias madres venezolanas.

Mary Montesinos, quien lleva 14 años viviendo en Chile, relató que sus dos hijas mayores tuvieron que acogerse a la nacionalidad chilena de su padre para que tuvieran una permanencia legal en ese país suramericano.

Montesinos no ocultó su frustración ante la situación, ya que recalcó que ha criado a sus hijos siguiendo las tradiciones venezolanas y hasta su hijo menor, que sí nació en Chile, es fanático de la Vinotinto, la selección venezolana de fútbol. “Tenemos la nacionalidad en el alma pero no en lo legal”.

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