Cristofer Correia: Cuatro claves para la transformación de Caracas

Cristofer Correia: Cuatro claves para la transformación de Caracas

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La «ciudad inteligente» se refiere a un tipo de desarrollo urbano basado en la sostenibilidad, que es capaz de responder adecuadamente a las necesidades de instituciones, empresas, y de los propios habitantes, tanto en el plano económico, como en los aspectos operativos, sociales y ambientales.
Aunque el camino de Caracas a ser una ciudad inteligente puede verse como lejano, y en algunas ocasiones imposible, en cualquier transformación el primer paso siempre es el más difícil. El primer paso para lograrlo es pensar en las necesidades de los caraqueños y, luego, desarrollar una visión sobre cómo la tecnología puede ayudar a solventarlos. Soluciones como la optimización del proceso de recolección de basura o cómo conocer con exactitud en qué momento pasará un autobús, el metro o un jeep pueden ser encontradas bajo este esquema.





Estos son cuatro pasos para poder pensar en soluciones que acerquen a Caracas a esta visión de ciudad.

– Pensar primero en la gente
Al comenzar a familiarizarse con el concepto de ciudades inteligentes es fácil pensar que lo más importante para lograrlo es la tecnología, pero esta no debe ser la meta; mejorar la vida de los caraqueños, en este caso, sí lo es. Entender que la tecnología debe usarse para dar solución a los problemas y no por dar acceso a la tecnología per se, elevará la calidad de vida de los ciudadanos.

– No solucionar solo un problema; solucionar cada problema
Pensar en grande significa pensar más allá de los retos que tenemos justo al frente. En ciudades tan complejas como Caracas pareciera que hay que atacar solo lo urgente y eso nos quita oportunidades de realizar transformaciones más profundas. Para vencer este paradigma es necesario que los municipios que conforman la Gran Caracas, dejen de trabajar como entes aislados y comiencen hacerlo de manera articulada, metropolitana. De este modo se encontrarán soluciones más integrales.

– No hay que inventar el agua tibia
La mayoría de las soluciones están, existen. Ciudades como Medellin o Bogotá han superado situaciones similares a las nuestras y tienen ideas concretas que podrían funcionar. Debemos investigar e incluir estas prácticas exitosas en los proyectos políticos.

– No dejar que el presupuesto (o la falta de este) sea un obstáculo
Este puede ser el punto más controversial de estas recomendaciones, porque se podría pensar que en una ciudad en la que se pierde hasta un 30% de agua potable por el estado de las tuberías y donde son más las cosas que faltan, que las que sobran; estas aspiraciones son imposibles de cumplir.

No tiene que ser así. La formación de coaliciones, el trabajo de la mano con la empresa privada, la banca, la academia y la sociedad civil organizada es el camino para asegurar el éxito de cualquier proyecto. Estamos convencidos de que en unos años hablaremos, con una sonrisa complice en nuestros rostros, del proceso de transformación que vivió Caracas.