CNN y el día de la censura, por Leocenis García

CNN y el día de la censura, por Leocenis García

thumbnailleocenisgarciaEl día de ayer, me encontraba en una reunión, con unos amigos cuando me enteré de la decisión de sacar de las cableras a CNN. Me quedé en silencio varios segundos. Después solté: Es increíble la estupidez del gobierno.

EL socialista alemán Ferdinand Lasalle habló del «Estado vigilante nocturno», una suerte de espía y censor. Los gobiernos autoritarios necesitan inexorablemente esta figura. Esto fue puesto en práctica por la Alemania Oriental, en la segunda guerra mundial con la Stasi, el régimen sirio de Bashar en Irán o Mubarak en Egipto, la DINA al servicio de Augusto Pinochet, el G2 al servicio de Fidel Castro, o Hitler en la Alemania Nazi. Así dictaduras, independientemente de su signo, construyeron listas infames de sus adversarios políticos, eso sin contar que decidían qué o de qué forma la gente podía recibir señales de radio o televisión.

Todos los estados opresores consideran la vigilancia y la censura, un instrumento de control, para propagar el miedo. Lo único que alimenta a un régimen opuesto a las libertades, es el miedo de la gente. La finalidad es la coacción colectiva y la mera organización de movimientos opositores se torna imposible cuando las personas sienten que los gobiernos pueden manejar toda la información que reciben, ver todo lo que hacen, y lo que es peor, usarlo en contra de los ciudadanos.





Por más amigo que sea una persona, o por mas protector que intente ser con nosotros el patrón de nuestra empresa. Ninguno se sentiría cómodo al salir del baño, y encontrarlo parado en la puerta, mientras nos rascamos cómodamente una nalga y nos secamos con la toalla. Por más que nos explique que nos tiene mucho cariño, y ha entrado por la ventana para protegernos, estoy seguro que terminaremos sacándolo a patadas.

Exactamente, esto es lo que sucede con el «Estado vigilante nocturno», entra sin permiso a nuestros casa, apaga la televisión, nos quita CNN y nos pone Tom y Jerry, bajo el cuestionable argumento de protegernos, tal y como ahora dice el confuso mensaje de Conatel sobre CNN. Este Estado policiaco va más allá y espía nuestras conversaciones de whatsaap, correos electrónicos, Instagram, cuentas de twitter y Facebook. Así deja de actuar como una institución destinada a mantener el orden, para convertirse en un criminal que entra por la ventana sin autorización.

Gracias a un sinfín de justificaciones (verdades, mezcladas con mentiras), se ha conseguido la tolerancia por parte de la gente de graves invasiones en su ámbito privado; las justificaciones han sido efectivas, al punto de lograr el aplauso de este abuso, mientras las autoridades sacan señales de radios, televisión, páginas webs, encarcelan editores, todo esto bajo el principio de defender la patria. Pero, claro, la patria no es usted, no soy yo, sino los burócratas que tienen el poder del Estado.

Un Estado de censuradores a sueldo, no sólo destruye el país desde una óptica política, sino económica. En el campo de la libertad de expresión es donde surge la creatividad, las ideas, e incluso la rebeldía frente al poder. Si alguien, en este caso el Estado, va a estar siempre controlando la información que la gente recibe, entonces usted no es un individuo libre. En circunstancias así, la sociedad pasa a tener una libertad condicional, a merced de un Estado «Vigilante nocturno» jefaturado por una pandilla, una horda empistolada que confisca su derecho a ver CNN o Play Boy, y en el fondo también confisca su privacidad, o publica grabaciones telefónicas, fotografías personales y conversaciones por correo, sin que los responsables de eso reciban alguna sanción. Ese menoscabo a la privacidad destruye también la libertad de elección del ciudadano.

La historia deja muy claro que la finalidad de la vigilancia estatal es someter a la gente, imbuirla de miedo. Que no escriban tweets, que no pongan mensajes en las redes. Que no cuestionen el sistema. En fin, que tengan miedo.

El guionista de Hollywood, Walter Bernstein, perseguido y en la lista negra durante la era McCarthy, obligado a escribir bajo seudónimo para seguir trabajando, ha descrito la dinámica de la opresora autocensura surgida de la sensación de estar siendo vigilado: «todo el mundo iba con cuidado. No era cuestión de correr riesgos… Había escritores, escritores que no figuraban en la lista negra, no sé como lo llamarías, gente en el filo, pero no políticos. Se alejaban de la política… Creo que imperaba la sensación general de no arriesgarse (…) Es un ambiente que no ayuda a la creatividad ni deja que la mente funcione libremente. Siempre corres el riesgo de la autocensura, de decir, no haré esto, no me enfrentaré al gobierno» (Efectos escalofriantes, Pen América, 13 noviembre de 2013).

El comunicado de Conatel es confuso, ambiguo y ridículo. Se une a la larga lista de atropellos cometidos, verbigracia, los dos canales que Grupo 6to Poder compró y fueron sacados del aire: Nova TV y Atel Tv, cuya indemnización aún está pendiente.

Habla el comunicado de Conatel de atropellos contra las instituciones del Estado por parte de CNN. Los derechos de los Estados, son derivaciones de los derechos individuales. Los Estados no tienen ninguna base moral autónoma, ni son portadores de derechos que sean indiferentes de los derechos de los individuos que habita el Estado. El Estado, no es un ser moral, no es capaz de efectuar decisiones morales, ni de tener derechos estatales. Los gobiernos son simples agentes del pueblo y sus derechos internacionales derivan de los derechos individuales que habitan -y constituyen- el Estado. El discurso acerca de los derechos del Estado, sólo tiene validez si se reconoce como los derechos de los ciudadanos, no de burócratas.

El Estado, no tienes derecho a no ser ofendido, a no ser perseguido. No existe tal disparate. No existe tal cosa. Los individuos son los sujetos, tanto de la moral como los beneficiarios de los Derechos Humanos. Al Estado no se le pueden violar «sus Derechos Humanos».

En todas partes del mundo y cualquier época, amenazar la libertad, poner muros, alejar los pueblos de su conexión con el exterior es un sinónimo de atraso. Platón, por ejemplo, quería realmente la abolición de toda forma de discusión crítica y de libertad; y el instrumento con el que pensaba asegurarse de la realización de esto, era alejarla de la CNN del momento, es decir, el mar, lugar de comunicaciones y flujo de información.

Platón quería que la ciudad de Esparta estuviera alejada del mar. Quería evitar todo contacto con todo lo que, siendo distinto, pudiera amenazar «el punto de vista privilegiado del mundo» (Lorenzo Infantino, Pág., 16 y 17, 2004). Es increíble que sostuviera Platón que una ciudad situada junto al mar «necesita tener un gran protector y legisladores divinos, para no contaminarse, en tales condiciones» (Op cit, 704e). La proximidad al mar –decía Platón- llena al Estado de tráfico y costumbres inestables. Es increíble que las ideas de Platón y los modernos populistas de izquierda sean tan parecidas. Su visión sobre el mar y la de las autoridades venezolanas sobre la necesidad de crear un muro entre Los televidentes venezolanos y CNN no se diferencian en mucho.

Platón, veía en el Estado el nuevo amo. Estaba convencido que el Estado aseguraba a los ciudadanos mejor vida, pues los protegía del mar, los vicios, las putas, las enfermedades. Como un brujo entregado al poder invisible del espíritu de la selva. Así como Conatel cree que la censura alejará a los venezolanos de los problemas que padecen.

Pero, este amo moderno, el Estado, no tiene la inefabilidad que sus adoradores le endosan. Benjamín Constant, quien estudió en Edimburgo durante un periodo de su vida y fue cercano a las ideas del liberalismo francés post-revolucionario, como las de Tocqueville, decía–consciente de la ignorancia de la felicidad de los hombres de Estado-: «la ley no baja del cielo, pura e infalible, sin necesidad de recurrir a intermediarios, cuyos errores la falsean, cuyos cálculos personales la desfiguran».

Mi solidaridad con CNN. Que tantas veces protestó los atropellos contra 6to Poder.