Brian Fincheltub: El patrón del mal

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Esta semana tuve la oportunidad de escuchar una interesante entrevista concedida a un canal argentino por el hijo de Pablo Escobar, el capo de la droga colombiano que en la década de los ochenta sumergió al país hermano en sangre y terror. Desde su posición, me llamó la atención el amor con el que habló del padre, pero al mismo tiempo, el repudio que expresó hacia el asesino, hacia el hombre que jamás se arrepintió de sus crímenes y que siempre supo como terminaría.

Fue una conversación llena de detalles que personalmente no conocía y que me parece más que pertinente compartir con ustedes hoy. En su recuento revela que hubo un tiempo en el que lo tuvieron todo y no hablo solo de dinero, sino de poder, Escobar decía que existían cargos más importantes que la presidencia de la república y quizás lo afirmaba porque en ese momento él era más poderoso que el presidente. La plata compraba eso que tenía precio y eso que no lo tenía pasaba a mejor vida.





Escobar revolucionó el negocio de la droga y lo hizo frente a un Estado que observaba pero que era incapaz de combatir con éxito a quién una reciente serie televisiva apodó el “patrón del mal”. Pero no es precisamente su auge lo que me interesó, sino su caída, los días finales del sanguinario y las repercusiones sobre su familia.

El hombre que amasó, según estimaciones, una fortuna de veinticinco mil millones de dólares, que se permitió cumplir los caprichos más extravagantes, como convertir su hacienda en un exótico zoológico, en su etapa final no pudo evitar el hambre. Su hijo cuenta como aún teniendo caletas y caletas repletas de dólares, se veían imposibilitados de comprar cualquier cosa, hubo momentos donde no tenían ni un pedazo de pan. Rodeado por los cuerpos de seguridad y asechado por sus enemigos, no solamente se lanzó él en esta aventura suicida, sino que arrastró a su familia.

Por sus ejércitos de delincuentes pasaron cientos de sicarios, todos le prometieron lealtad absoluta, incluso entregar su vida si era necesario. Al final de sus días la historia fue otra, la única compañía con la que contó en esos momentos fue la de su hijo, lo dejaron solo, había caído en desgracia e incluso los más adulantes corrieron a salvarse.

Su entorno más cercano lo traicionó, por eso los narcos al verse rodeados desconfían de todo el mundo, porque en honor a la verdad cualquiera puede darle la puñalada trasera. El hijo de Escobar cuenta como hasta su familia paterna se llegó aliar con un cartel enemigo para ver si así heredaban su fortuna.

No hay nada más efímero que el poder, el dinero y la lealtad, cuando se tienen se piensa jamás se perderán, por eso quizás se abusa, se mata y amenaza impunemente. Pero nada es para siempre y cuando llega el momento de la justicia, nadie se salva.

@Brianfincheltub