Luis Barragán: Sobre las recientes elecciones estudiantiles

Luis Barragán: Sobre las recientes elecciones estudiantiles

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El más alto tribunal de la República, decidió recientemente la postergación de los comicios estudiantiles en la Universidad Central y, creyendo contaminar al resto de los mortales con su enfermizo vértigo de poder, no logró impedirlos. Enunciamos una línea de desobediencia cívica que ha de prosperar, pues, un órgano del Estado no debe empeorar las condiciones para el libre desenvolvimiento de la ciudadanía, confabulándolas para afectar aquellos derechos fundamentales que muy evidentemente no ha defendido.

Ojalá, la realización de las elecciones no sólo sirvan de ejemplo para el resto de las sociedades intermedias por las que apuesta el régimen para exclusiva descomposición, desnaturalizándolas, sino que contribuya a la recuperación definitiva del movimiento estudiantil que, décadas atrás, marcaba una importante pauta al país. Podrá argüirse válidamente que su dirigencia ha recibido el impacto demoledor de un sistema político harto viciado, pero también que es necesario el surgimiento de un liderazgo natural, convencido de la acumulación de experiencias, la innovación real de sus propuestas y la espontaneidad de una vivencia del presente que amerita de las ideas claras y responsables con señales de ruptura, cosa no remediará la política como espectáculo, tensada la cuerda entre una dócil militancia partidista y el abierto o soterrado iluminismo antipartidista. Valga acotar, recobrando la necesaria representatividad de la dirigencia juvenil para que no basta el burdo discurso biológico.





Casualmente, en días pasados, a través de un amigo común, sostuvimos una entrevista solicitada en la sede universitaria por un joven periodista chileno que, en el proceso formativo de una disciplina tan riesgosa, como curiosa la propia vocación, aspira a convertirse en corresponsal de guerra. Deseaba la versión del parlamentario de un distinto partido respecto a los que había consultado en torno a la realidad venezolana y, a las puertas de la escuela de Estudios Políticos, los tres observamos y comentamos sobre el festejado despliegue del gran pendón de promoción de la plancha en la que coincidían PJ, VP y PSUV, teniendo por referente otra en un lejano e inmóvil pendón, portadora de los alumnos con los mejores promedios del pregrado.

Aludimos a los eventos eleccionarios de muy antes y a los de ahora, a los del sur y el norte del continente, a la obvia imposibilidad gubernamental de adueñarse políticamente de la universidad cuando ha expuesto a dirigentes – por lo general – de dudosa integridad personal, como a la insólita violencia del prepotente e impotente partido de gobierno que ha dañado impunemente, además, piezas de valor artístico de la universidad. Faltando un poco, accediendo el partido de gobierno a los artefactos de guerra y afines, una lacrimógena lo delató al pretender cancelar las votaciones.

Ahora, las fórmulas ganadoras deben reivindicarse día a día, explicando su legitimidad por el desempeño democrático que contraste con el régimen, capaz de movilizar a toda la comunidad universitaria para rescatar a plenitud el papel de la Universidad Central como el referente de lucha que fue en tiempos remotos y que, a nuestro juicio, dejó de de serlo, por lo menos, con el calibre indispensable. Una inicial, intensa y sostenida campaña de pedagogía política ayudará para informar a las más recientes generaciones sobre las bondades del desempeño democrático y pluralista, la defensa de la libertad que libera, y la misma razón de unos comicios que, no solemos reparar en el detalle, la desconocen quienes ni siquiera habían nacido cuando los felones de 1992 estafaron al país.

@LuisBarraganJ