En días recientes Nicolás Maduro anunció com bombos y platillos, el aumento del Bono de alimentación para los trabajadores a 108 mil bolívares mensuales y aseguró que esta cantidad aunada a los 40 mil del salario mínimo, son la cantidad perfecta para que los familias venezolanas enfrenten esta soberana crisis. Sin embargo, mientras quien hoy usurpa la presidencia de la República, hacía este burlesco aumento, por lo menos 3 millones de venezolanos comían de la basura, y el precio de la canasta alimentaria ya ronda por los 800 mil bolívares.
También se ufanó de una bolsa Clap en bolívares 10 mil a los sectores más vulnerables de la población, pero se le pasó por alto el insignificante detalle para él, que hoy el 82% de los hogares venezolanos están en condición de pobreza, y en su mayoría no les llega esta limosna gubernamental, ni disfrutan de un sueldo, porque debido a las medidas impropias de exterminios a las empresas privadas, miles de ellas han cerrado sus puertas dejando un sinfín de desempleados, los cuales son discriminados por la nómina del gobierno nacional por no comulgar con la ideología del siglo XXI.
Para nadie es un secreto que en Venezuela tenemos una economía dolarizada con salarios del quinto mundo, y de acuerdo a reciente estudio, hoy estamos por debajo de Haití en materia de economía. No obstante, Nicolás Maduro no ha querido entender que su economía de guerra, disfrazada de supuesta guerra económica, lo que ha traído es la economía de los bachaqueros y la importación de todo tipo de alimento traídos al país a dólar preferencial, y vendido al pueblo a dólar paralelo.
A quién engañas Nicolás Maduro, con todos tus desaciertos, malos manejos e ineptitud, nos has llevado a la catacumba. Es decir, hoy estamos en la peor ruina, y nuestro pueblo está muriendo de hambre porque no consigue comida, y lo poco que consigue es a precios excesivamente costosos que se hace cuesta arriba adquirir.
La gente ha bajado de peso de manera alarmante, la ingesta de proteinas y carbohidratos están muy por debajo de los estándares de nutrición, y así cada día la gente se desvanece y sufre los embates de una política económica que nos ha llevado a la mendicidad. Pues bien, con qué se come ese anuncio de aumento del bono de alimentación y para qué alcanza, cuando la inflación está por encima del 800%.
Este es un gobierno hipócrita que se ha burlado de las necesidades del pueblo, y que es cómplice por acción u omisión de la corrupción de sus altos jerarcas que valiéndose de sus cargos, han desangrado la nación y llevado a nuestro pueblo al hambre y la desolación. Basta de hipocresía y de burla a nuestro pueblo.
Andrés Eloy Camejo
Diputado a la Asamblea Nacional
Acción Democrática
@AndresECE