¿Cabe la patria en un carnet?, por Alexei Guerra Sotillo

¿Cabe la patria en un carnet?, por Alexei Guerra Sotillo

thumbanailalexeiguerraPara cualquier totalitarismo, la realidad es un asunto relativo, ficticio, y sobre todo masticable. Sí. Para una dictadura, la realidad termina convirtiéndose en un chicle, elástico y estirable según la conveniencia de aquello que se quiere ocultar. Especialmente cuando los medios (o buena parte de ellos) responden o a su presión, o a su designio propagandístico.
La patria no es ya aquello que nos enseñaron en la escuela, o eso que aprendimos a querer en nuestra experiencia vital. Recuerdos, sensaciones, sabores, sembrados en este lugar, en este sitio, en las coordenadas de un ser y hacer venezolano, si pudiéramos llamarlo así. Ya no importan las fronteras, o los límites. La bandera ya no es un significado tricolor, es ahora el tono único del desprecio que te impone el poder. Parecen ya irrelevantes la división político territorial, el pasado heroico e independentista, o haber nacido en esta ribera del Arauca vibrador, ni ser hermano de la espuma, de las garzas o las rosas, o de un Sol que pretenden tapar con un dedo. O un papel plastificado.
Es irrelevante ya ser una experiencia o realidad colectiva y humana, definida por la redondez de una arepa, o la alegría del beisból, la arena de nuestras playas, el humor más negro e irreductible a pesar de todo y tanto, un ser confianzudo o una chispa criolla que a veces amenaza con chamuscarnos. Es inútil ya surfear en las olas de una paradoja se rinde a la belleza de una Miss Venezuela, mientras aplaude los logros deportivos o académicos de los jóvenes que mantienen su deseo de vivir nuestra hermosa contradicción cultural, aquí, y no en la estampida migratoria.

No. La patria ya no es eso ni un cúmulo de cosas infinitas y contrastantes. Ahora la patria es un carnet. Y resulta que ese carnet es todo para ti. Quienes saquearon al país, robaron, expropiaron y callaron mientras el Comandante “Eterno” iluminaba a la revolución socialista en su camino al fracaso y tragedia que vive la nación, son los mismos que hoy te piden que hagas tu cola y saques tu carnet de la patria. Porque si no, no comes. No podrás estudiar. Ni ir al hospital. O a la escuela. O a la universidad. O si se te ocurre ir a la Luna, o al infinito y más allá, también necesitarás tu carnet. De seguro cuando te mueras, también se lo exigirán a tus familiares.

El buen vivir y la abundancia revolucionaria y anti-imperialista ha sido alcanzada. Con mucho esfuerzo y eficiencia destructiva. La escasez, el empobrecimiento y la hiperinflación de la que hoy disfrutas, son claros logros de la lucha socialista de Chávez y Maduro para hacerte un hombre nuevo, una mujer nueva y combativa, aunque hayas rebajado y comas menos que antes. La guerra económica sigue en marcha, pero tú eres la única víctima, la única baja, junto a la verdad, y a la democracia como posibilidad, voto y Constitución.





Saca tu carnet de la patria. Ya tu alma no importa. O tu hambre. O tu voluntad. La revolución vivirá por ti. Y pensará por ti. Porque tú sabes, camarada, que es por tu bien, ¿Verdad?

Ya no necesitas pasaporte. Ni cédula. Ni partida de nacimiento. Tu vida depende de la eternidad revolucionaria. De la suprema felicidad de una cola y una libertad sepultada en los escombros de una tiranía sonriente que magnánima, te da un chance de que valides tu partido.

¿Cabe la patria en un carnet? Te presento el nuevo motor del poder. El nuevo impulso. Su(misión) identidad.

@alexeiguerra