Luis Izquiel: Niños asesinos

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En cualquier país normal la noticia de que un grupo de niños y adolescentes asesine a cuchilladas a dos personas en plena calle causaría una gran alarma social. Mucho más si las víctimas son funcionarios de seguridad. Pero aquí es difícil que eso ocurra. Pareciera que los venezolanos, acostumbrados desde hace años a padecer los mayores índices criminales del mundo, ya no se impresionan por nada. Sin embargo, por sus profundas implicaciones, este caso merece un alto en la regla del desdén.

Los dos aprehendidos hasta ahora por el asesinato de los dos sargentos del Ejército, hecho ocurrido en la madrugada del pasado domingo en Sabana Grande, son un niño de apenas 10 años (por ser menor de 14 años ni siquiera es imputable, sobre él solo proceden medidas de seguridad o protección) y una adolescente de 15 años de edad, los cuales aparentemente forman parte un grupo más amplio de jóvenes en situación de calle ( la denominada “Banda de los Cachorros”) que también habrían actuado en este hecho. ¿Se puede ver con normalidad o indiferencia que un niño de 10 años participe en un homicidio? ¿Cuántos de su edad (o quizás de menos) habrán estado dentro del grupo de victimarios? ¿Cuántos niños están hoy en la indigencia, olvidados por el Estado, abandonados por sus familias, pasando penurias e inclinados al delito? ¿Cuál es el futuro de ellos? ¿La cárcel, el cementerio? ¿Cómo pueden sentirse seguros los ciudadanos de un país en el que hasta los niños están cometiendo homicidios? ¿Qué está haciendo el gobierno de Maduro para que este tipo de hechos no se siga repitiendo? Esta última interrogante si parece tener respuesta: nada.





La gente asocia regularmente la seguridad ciudadana solo con la policía, pero en este caso podemos ver las consecuencias de la descomposición de la familia, del embarazo precoz, de la deserción escolar, de la paternidad irresponsable y, en general, de la ausencia absoluta de políticas de prevención social del delito por parte del Estado.  

La ultima encuesta ENCOVI, realizada por 7 universidades del país, arrojó que más de 2 millones de venezolanos se ven hoy obligados a buscar comida de la basura. En esta situación se encuentran niños, adolescentes, adultos y personas de la tercera edad. Basta con salir a la calle para comprobar esta realidad. Es lógico pensar que seguramente muchas de estas personas se debaten diariamente entre delinquir (algo nunca justificado) o seguir consiguiendo los alimentos de los basureros. Se trata de una catástrofe social con consecuencias claras en el incremento de la criminalidad. El desastre económico y social generado por un gobierno que solo le interesa mantenerse aferrado al poder, ha llevado al país a esta alarmante realidad.

¿Qué pasó con aquella famosa promesa de Hugo Chávez de atender y acabar con los niños de la calle? El homicidio de Sabana Grande ilustra claramente la respuesta

Twitter: @luisizquiel